En las tierras que hoy ocupa México, fueron la cuna de una de las seis civilizaciones más antiguas y con origen autónomo de la humanidad. Desde 1521, los invasores presumen que esta civilización murió, que fue de salvajes y caníbales, y que hoy, ya no existe. Hasta nuestros días, los herederos de estos extranjeros invasores siguen afirmando lo mismo. Se supone que la invención de la agricultura y el maíz se dio en el Valle de Tlacolula hace diez mil años y hasta la llegada de los invasores, transcurrieron 9500 años de uno de los desarrollos humanos más importantes del mundo. Aquí se inventó el maíz, la nixtamalización, el chocolate, la vainilla, el amaranto, el chicle y un largo etcétera, que hoy alimenta al planeta. Pero también se inventó antes que nadie: el cero matemático, la cuenta perfecta del tiempo, la primera calculadora del mundo llamada Nepohualtzinzin, la democracia en funciones más antigua de la humanidad, el primer sistema de educación, se realizaron las primeras trepanaciones, el juego de pelota y se construyó el mayor número de pirámides de la antigüedad.
Esta civilización fue invadida, en una agresión sin causa o afrenta. Venidos del otro lado del mar, salvajes mercenarios, asesinos y ladrones, vinieron a matar, sojuzgar, destruir y esclavizar. Este hecho, en una mente civilizada y honrada es inadmisible y reprobable. Bajo ninguna excusa se puede tratar de encubrir el acto criminal, de hacerlo se convierten en cómplices intelectuales. La invasión para destruir un Estado de Derecho que llevaba miles de años es indefendible. Los salvajes, ladrones y asesinos que llegaron destruyeron las instituciones, las leyes y las autoridades que aquí prevalecían, y lo hicieron con el objetivo de ROBAR, de tomar lo que no era suyo y esclavizar a poblaciones enteras.
Durante tres siglos lo hicieron abierta y cínicamente, con el premiso legal de la corona española y con el permiso moral del Vaticano. Exterminaron, solo en lo que hoy es México alrededor de 24 millones de personas en el primer siglo de ocupación. Y la riqueza robada permitió que la paupérrima Europa se capitalizara e iniciara la era del capitalismo. Pero en esos tres siglos los gachupines excluyeron a los criollos del poder y la riqueza mal habida. Lo que motivó a que en 1810 un cura criollo al saberse descubierto por traidor y conspirador, llamara a los pueblos anahuacas a ?matar gachupines? y al final de su arenga en Dolores gritará ?Vivan los reyes de España?. Después de once años de guerra fratricida entre gachupines contra criollos, usando ambos bandos como carne de cañón a los anahuacas, deciden hacer las paces con el Abrazo de Acatempan y fundar un país de ellos y para ellos únicamente. Se traiciona a los anahuacas que habían peleado por la libertad y se les somete a la misma explotación. Los gachupines firman un papel y de un plumazo se convierten en ciudadanos mexicanos y las cosas siguen igual que en 1810, los gachupines ricos y los criollos pobres. Por tal, los criollos traicionan ahora a los gachupines y en 1828 los expulsan de México.
El problema del nuevo país de criollos para criollos es que se dividen en dos bandos y pelearan durante casi todo el siglo XIX por aniquilarse mutuamente. Unos como masones escoceses pro Europa, centralistas y monárquicos; los otros masones yorkinos pro E.U., federalistas y liberales. Esta lucha ha seguido hasta nuestros días con otras banderas.
Lo cierto es que desde 1521, el Anáhuac ha estado en estado de ocupación permanente. El poder lo han tenido por medio de la rapiña grupos que anteponen sus intereses al de la nación. El presidente los llama con eufemismo ?La mafia del poder?, pero siempre han existido, desde Hernán Cortés hasta Peña Nieto. El país ha estado siempre en manos de una camarilla y el poder en México se ha ejercido como fruto ilegal e inmoral. México ha existido como botín de rapiña en manos de los extranjeros y los hijos de los extranjeros. Los anahuacas siempre han sido pobres, excluidos, explotados.
Cómo es posible que alguien con honestidad e inteligencia, pueda hablar y festejar una supuesta independencia de este país, cuando 17 familias poseen la riqueza suficiente para pagar los ochenta mil pesos que cada uno de los 123 millones de mexicanos deben por causa de la Deuda Externa, es decir, dinero que pidieron los gobernantes y se lo robaron y ahora el pueblo tiene que pagar. Y que según la IBERO en el país el 72 % de los ciudadanos no tienen lo mínimo suficiente para vivir con un aceptable nivel de vida.
Cómo es posible que alguien hable de independencia, cuando el gobierno y el pueblo mexicano, tenemos que pagar diariamente a la banca internacional, por concepto de intereses, la cantidad de dos mil millones de pesos, solo de intereses.
Cómo es posible que se hable, inteligentemente, de independencia. La verdad es que los criollos se independizaron de España y después de los gachupines, pero el pueblo-pueblo, sigue igual desde 1521.