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La creación del cosmos, creencias mesoamericanas. Enrique Flores Cano. (Primera Parte) Enrique Florescano Mayet*

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La creación del cosmos, creencias mesoamericanas. Enrique Flores Cano.
<br>(Primera Parte)
<br>Enrique Florescano Mayet*
Miembro del Comité de Ciencias Sociales, Filosofía e Historia Ciencias Sociales, Filosofía e Historia

Comencé a leer La leyenda de los Soles, un texto nahua admirado por mis profesores de la historia antigua. Esta obra relata los esfuerzos emprendidos por los dioses para crear el cosmos y darle vida a los seres humanos, empeños que irremisiblemente concluían en catástrofes arrasadoras. Leer este texto y percibir que no entendía su contenido fue una revelación atroz. Mi asombro creció aún más cuando intenté leer el Popol Vuh, considerado por los expertos como un tesoro de conocimientos de la cultura maya. Continuamente me vi obligado a interrumpir la lectura porque no comprendía el lenguaje que contaba las aventuras fantásticas de seres que unas veces tenían contornos humanos y otra parecían magos o dioses que tenían el arte de deambular por los diversos rumbos del cosmos. Fue entonces que me propuse estudiar el lenguaje, los símbolos, y la compleja estructura del mito en las antiguas y ricas culturas de Mesoamérica.

Episodios cruciales me llevaron a una nueva interpretación del significado de los antiguos mitos de la creación del cosmos y el principio de la vida civilizada. La repetida lectura del mito de creación me mostró que en los antiguos pueblos mesoamericanos el principal medio de comunicación no era el escrito, como es el caso en la cultura occidental, sino los medios orales (el mito), los ritos (la expresión corporal) y las imágenes. El análisis minucioso del Popol Vuh - la obra que resume el mito de creación y la historia del pueblo ki´che´- me hizo comprender que este libro fue en su versión primera un libro de imágenes, parecido al Códice de Viena de los mixtecos. La estructura del Popol Vuh revela que este mito se divulgó de manera oral y por medio de teatralizaciones espectaculares1. Posteriormente, durante la conquista europea, ese códice pintado fue vertido al español escrito.

La creación del cosmos, creencias mesoamericanas. Enrique Flores Cano.
<br>(Primera Parte)
<br>Enrique Florescano Mayet*Continué mi indagación sobre los instrumentos inventados por los pueblos indígenas para conservar y transmitir su memoria. Los centros ceremoniales de La Venta, Teotihuacán, Tikal, Palenque, o Copán, llenos de pirámides, esculturas, palacios, templos, estelas, glifos y pinturas, narran el origen de las urbes y la historia de sus gobernantes. Es así, como el diseño urbano, la disposición arquitectónica de los edificios y las esculturas, y pinturas que los ornaban, estaban concentrados en transmitir por medio de imágenes el origen de los pueblos, la fundación del reino, las hazañas y conquistas de sus gobernantes y la protección de los dioses2.

El rito fue otro transmisor eficaz de la memoria indígena. Antes que los orígenes de estos pueblos fueran pintados en monumentos y códices, se representaron por medio de ritos. Siglos antes de la escritura, el rito se retransmitió por la vía oral y por medio de la ceremonia. En estas ceremonias concurrían simultáneamente la danza, la música, la escenografía, así como grupos de mujeres y hombres en un acto unitario. Los participantes, al celebrar el rito de la aparición del sol, el cambio de las estaciones, la fundación del reino o los pasajes de la vida humana, al mismo tiempo que recordaban los acontecimientos formadores del grupo, eran transmisores de esa memoria colectiva.

Los ritos de los cazadores y recolectores, en sus inicios, se celebraban siguiendo el ritmo natural de las estaciones o de la vida, sin exigencias sobre el lugar de la realización, sobre los actores o sobre los modos de ejecutar el rito.

De esos lenguajes el único bien estudiado desde el siglo XVIII, ha sido el que se expresa en jeroglíficos, y la escritura de los códices, un lenguaje que mezcla en jeroglífico con la imagen3. En cambio, los lenguajes orales, rituales y visuales apenas comenzaron a ser objeto de interés científico desde la segunda mitad del siglo XIX.

Los primeros investigadores estudiaron innumerables mitos mesoamericanos e intentaron descifrar su significado, los calificaron de relatos fantasiosos, o copia ingenua de pasajes bíblicos (?fraude piadoso? llamó Adolf Bandelier al Popol Vuh a principios del siglo XIX)4.

Para comprender el Popol Vuh acudí a los estudiosos de los mitos de la antigüedad greco-romana o Mesopotamia, y a los libros clásicos de Claude Lévi- Strauss, y revisé los métodos que usaron estos autores para penetrar en el interior de los relatos. Por medio de esas herramientas volví a leer el Popol Vuh y encontré que su contenido se divide en tres partes: a) Creación del cosmos seguida por el surgimiento de la superficie terrestre. b) Creación de los seres humanos, las plantas y el sol. c) Fundación del reino, nacimiento de los linajes y dinastías gobernantes y crónica de sus conquistas territoriales, poderío y grandeza.5

Entusiasmado por este descubrimiento comparé las tres divisiones estructurales que había encontrado en el Popol Vuh con el contenido del Códice de Viena mixteco y con el contenido de los mitos nahuas de creación (Leyenda de los soles, Historia de los mexicanos por sus pinturas). El resultado fue absolutamente sorprendente, pues todos estos textos que llamamos mitos de creación repiten la estructura narrativa tripartita6.

Resumen de: Florescano Mayet E. 2008. El significado de los antiguos mitos mesoamericanos sobre la creación del cosmos, la fundación del reino y el principio de la civilización, en: Paredes-López O, y Estrada-Orihuela S. (coords.), Aportaciones cientificas y humanísticas mexicanas en el siglo XX, pp. 244-251.

Otras citas:

1. El primer análisis del papel que juega la memoria oral y visual en el Popol Vuh lo publiqué en enero de 1998 en la revista Nexos. Ensayo incorporado en el libro Memoria indígena, Taurus, México, 1999.

2.Ibid, cap. 2.

3.Véase Cae, Michael D. (1992), Breaking the Maya codex, Thames and Hudson; y León Portilla, Miguel (2003), Códices. Los antiguos libros del nuevo mundo.

4.Citado por Dennis Tedlock en ?Creation in the Popol Vuh: A Hermeneutical Approach?, en Gary Gossen (ed.) (1986), symbol and meaning beyond the closed community. Essay in Mesoamerican ideas, State University of New York.

5.Memoria Indígena, 1999, pp. 113-128.

6.Ibid, capítulo 1.

La creación del cosmos, creencias mesoamericanas
(Segunda Parte)
Enrique Florescano Mayet*
Miembro del Comité de Ciencias Sociales, Filosofía e Historia Ciencias Sociales, Filosofía e Historia

El Popol Vuh es un relato ensimismado en narrar la historia del pueblo k´iche´ desde sus remotos orígenes hasta su conquista y dominación por los invasores españoles. Se concentra en un pueblo y un territorio específicos durante un periodo largo (del año 1200 aproximadamente al año de 1560 en que termina el relato). Proporciona una información excepcional sobre la formación histórica de los k´iche´, un pueblo descendiente de la gran cultura maya que fluyó de la antigüedad clásica hacia las sociedades que se le desarrollaron en el periodo posclásico (1100-1521)1.

El Popol Vuh, el Códice de Viena y el mito del Quinto Sol de los textos nahuas, al relatar la historia de esos pueblos se convirtieron en un Libro sagrado semejante a la Biblia del pueblo judío, y vistieron su mensaje con los recursos que grababan los acontecimientos en la memoria colectiva. Podemos concluir entonces que los mitos de creación plasmados en los templos de palenque2, en el Popol Vuh, en el Códice de Viena o en la Historia de los mexicanos por sus pinturas, fueron los textos donde esos pueblos acendraron su identidad palencana, k´iche´, mixteca o mexica.

Entre los pueblos mesoamericanos el relato de la creación del cosmos y el principio de la civilización era el principal transmisor de la identidad étnica. Los lenguajes, sean orales, escritos o visuales, son creaciones sociales cuya función primera es servir a la colectividad. La primera función de la memoria condensada en estos medios de comunicación es la de ayudar a la sobrevivencia del grupo.

Las semejanzas en la secuencia narrativa, el contenido y la estructura tripartita de los mitos de la creación mixtecos, el Popol Vuh de los k´iche´ y la Historia de los mexicanos por sus pinturas de los nahuas, mencioné la probable existencia de un canon o arquetipo del que derivaron estos y otros relatos de creación de Mesoamérica. Tal es la tesis central de mi libro, Quetzalcóatl y los mitos fundadores de Mesoamérica3. Ahí sostengo que en Tollán-Teotihuacán, no en la Tula de Hidalgo, se originaron los mitos fundadores de Mesoamérica; el mito de la creación del Quinto Sol, el relato de Tollán como epítome de la ciudad maravillosa y del reino civilizado, y la figura prodigiosa de Quetzalcóatl, el arquetipo del conductor de pueblos, guerrero conquistador y modelo de gobernantes.

En la memoria antigua de Mesoamérica, Teotihuacán es el lugar de los orígenes, la cuna donde nació el Quinto Sol, el nuevo orden que dio vida a los seres humanos bajo el patrocinio de Ehécatl. Diversas fuentes señalan que Ehécatl-Quetzalcóatl, el dios del aire, participó en la formación del Quinto Sol. A él se atribuye también la creación del calendario, las ciencias y las artes, la agricultura y el conjunto de los bienes civilizados4. Ehécatl es el dios proveniente de los toltecas, el numen titular del reino de Tollán y el dios protector de Quetzalcóatl, el gobernante todo poderoso.

Basado en descubrimientos como el llamado Templo de Quetzalcóatl, enclavado en la Ciudadela de Teotihuacán, así como en el análisis del emblema de la Serpiente Emplumada (Quetzalcóatl), llegué a la conclusión de que el personaje llamado Quetzalcóatl fue el fundador del reino y la dinastía tolteca de Tollán5.

Quizá el logro más duradero de los pobladores de Tollán consistió en envolver esas hazañas en los lenguajes del mito, el rito y la ideología política. El mito del Quinto Sol, con su cauda de alegorías magnéticas (la creación de los seres humanos, la vida civilizada y la dinastía real), se convirtió en el paradigma de los mitos de origen de los estados posteriores. Por ejemplo, Ehécatl, el dios creador de Tollán, reaparece en el Códice de Viena 500 años más tarde, como el numen creador del reino mixteco de Tilantongo. Y otros 500 años después lo vemos figurar como el dios protector de los pueblos mixtecos refundados en esa región por las autoridades españolas en los siglos XVI y XVII6.

Tollán fue la matriz que supo acoger los legados provenientes de otros pueblos y envolverlos en el lenguaje propio de la cultura tolteca. Una vez asentados y reproducidos en Tollán, estos conocimientos fueron proyectados hacia las diversas regiones de Mesoamérica. Uno de los vestigios es el texto siguiente, que le atribuye a Huémac, el legendario rey de Tula, la creación de un libro de libros, similar a una Biblia donde se habían atesorado los innumerables saberes creados por el genio tolteca. Dice este texto que Huémac, el último de los soberanos de la Tula de Hidalgo.

Juntó todas las historias que tenían los toltecas desde la creación del mundo hasta en aquel tiempo, y las hizo pintar en un libro muy grande, en donde estaban pintados sus persecuciones y trabajos, prosperidades y buenos ejemplos, templos, ídolos, sacrificios, ritos y ceremonias que ellos usaban: astrología, filosofía, arquitectura y demás artes [?], y un resumen de todas las cosas de ciencia y sabiduría, batallas prósperas y adversas y otras muchas cosas e intituló a este libro [?] Teomoxtli, que bien interpretado quiere decir libro divino7.

El libro de libros que cita el cronista Ixtlilxóchitl se inventó en Tollán Teotihuacán y fue el canon que en adelante sirvió como modelo para componer la memoria de los mixtecos en el Códice de Viena, de los k´iche´ en el Popol Vuh, de los kaqchikeles en el Memorial de Sololá, y de los nahuas de Tenochtitlán en la Leyenda de los Soles y en la Historia de los mexicanos por sus pinturas 8. Tal es, en suma, mi interpretación del antiguo legado memorioso de los pueblos de Mesoamérica.


Resumen de: Florescano Mayet E. 2008. El significado de los antiguos mitos mesoamericanos sobre la creación del cosmos, la fundación del reino y el principio de la civilización, en: Paredes-López O, y Estrada-Orihuela S. (coords.), Aportaciones cientificas y humanísticas mexicanas en el siglo XX, pp. 244-251.

1. Memoria indígena, 1999, pp. 30-53.

2. En los templos de la Cruz, la Cruz Foliada y del Sol, en Palenque, se estampó en grifos en el año de 692 un relato de la creación del cosmos en ese reino. Véase Linda Échele y David Freidel (1990), A forest of kings . The untold story of the Ancient Maya, William Morris and Company, pp. 246-248.

3. Taurus, 2004. Resumí esta tesis en un artículo anterior. ?Los paradigmas mesoamericanos que unificaron la reconstrucción del pasado: el mito de la creación del cosmos; la fundación del reino maravilloso (Tollán); y Quetzalcóatl, el creador de estados y dinastías, publicado en Historia Mexicana, vol. LII, octubre-diciembre, 2002, pp. 309-359.

4. La ?Historie du Mechique? y la ?Historia de los mexicanos por sus pinturas? mencionan a Ehécatl como el dios que interviene en la creación del Quinto Sol. Véase Florescano, Quetzalcóatl y los mitos fundadores de Mesoamérica, pp. 242 y 78-80.

5. Ibid, pp. 262-275.

6. Florescano, E (2002), Historia de las historias de la nación mexicana, Taurus, cap. I.

7. Alva, Fernando de (1972) Ixtlilxóchitl, Obras Históricas, ed. De Edmundo O´Gorman, Universidad Nacional Autónoma de México, 2 vols., 1, p. 270.

8. Sostengo esta tesis en el estudio ?Chichén Itzá, Teotihuacán, y los Orígenes del Popol Vuh?, publicado en La Jornada Semanal (núm. 536, 12 de junio de 2005, pp. 3-9) del periódico La Jornada. Este estudio se publicó en inglés en la revista Colonial Latin American Review, vol. 15, 2006, pp. 129-142.
Tomado de:
https://www.ccciencias.mx/es/divulgacion/item/489-cosmos-2.html

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