INVASI�N, OCUPACI�N, GENOCIDIO, EPISTEMICIDIO Y COLONIZACI�N 2/4 Luz y guillermo Mar�n

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En los tres siglos del periodo colonial en el Virreinato de la Nueva Espa�a, los peninsulares no tuvieron el prop�sito de exterminar a los anahuacas, su objetivo era expoliarlos para enriquecerse y regresar a la pen�nsula con riqueza. Los peninsulares nunca se sintieron hijos de estas tierras, y por el sistema de castas, hac�an todos los esfuerzos necesarios para mantenerse en la c�spide de sistema de castas, mandando a sus mujeres a parir a Espa�a.

Solo los espa�oles pobres, ten�an hijos en el virreinato, lo cual los ubicaba en el sistema de castas en el segundo lugar, por lo que no pod�an acceder a ocupara los m�s altos cargos en el gobierno, el ej�rcito, la iglesia y la econom�a. Eran espa�oles de segunda, y debido a los intentos de los hijos de Cort�s, desde el inicio del siglo XVI, de llevar a cabo la traici�n que preparaba su padre, si no le otorgaba la corona el t�tulo de virrey, traicionar�a a la corna y se convertir�a en el rey de M�xico.

Con la promulgaci�n de las Leyes Nuevas en 1542, las cuales imped�a a los invasores que Cort�s les hab�a entregado una encomienda, esta pudiera ser heredada. Esta situaci�n cre� un permanente sentimiento de despojo de los herederos de los hombres de Cort�s, quienes adem�s por el sistema de castas se sent�an despojados del poder ya que hab�an nacido en el virreinato. Estas diferencias entre los espa�oles que llegaban de Espa�a y los espa�oles que nac�an en el virreinato, se acrecentar�n con el tiempo. Los criollos despreciaban, y al mismo tiempo, envidiaban a los reci�n llegados, ungidos con el poder de la corona, quienes ocupaban los altos cargos en la sociedad virreinal, lo que finalmente llevar� al levantamiento de los criollos en 1810, contra los gachupines, para quitarles el poder colonial.

De este modo, podemos entender los procesos de apropiaci�n cultural e imposici�n cultural en la civilizaci�n del Anahuac, hasta nuestros d�as. Se supone que, al inicio del siglo XVI, exist�an en el Anahuac 25 millones de anahuacas, cien a�os despu�s se supone, gracias al censo que realizaci�n cerca de a�o 1790, que el 85% de los habitantes del Virreinato eran Anahuac, monoling�es. Para 1900, al parecer el 75% de la poblaci�n del M�xico Imaginario eran anahuacas biling�es. Despu�s de la revoluci�n el gobierno criollo del M�xico Imaginario adopt� las pol�ticas de E.U. de exterminio. La creaci�n de la SEP en 1921, marca el inicio de ?la des indianizaci�n?. Anhelo presente desde 1824, cuando se crea oficialmente el pa�s llamado M�xico Imaginario, perqu� en el periodo colonial, los espa�oles no ten�an como meta el genocidio, sino la extracci�n de riquezas.

Debemos de tener muy claro c�mo fue que sucedi� la guerra contra Tenochtitlan. El discurso extranjero, comenzado por Cort�s y sus falsas Cartas de Relaci�n, pasando por Bernardino de Sahag�n, hasta los actuales historiadores del sistema, pretende imponer la versi�n de los invasores, donde un pu�ado de valerosos solados, dirigidos por un valiente capit�n derrotan a un imperio, gracias a su supuesta superioridad cultural, religiosa y militar. La verdad es que, gracias a Malinche e Ixtlilx�chitl, quienes actuaron como estratega pol�tico y comandante militares, la guerra contra Tenochtitlan fue, como ha sido hasta nuestros d�as, pueblos nahuas contra pueblos nahuas al servicio de los extranjeros, es decir, hermanos contra hermanos.

La invasi�n al Norte y al Sur la realizaron los ej�rcitos nahuas despu�s de la ca�da de Tenochtitl�n, fueran tlaxcaltecas, texcocanos o nahuas, los que invadieron los territorios anahuacas y los espa�oles que los acompa�aban, eran solo decoraci�n como representantes de la corona de Castilla y m�s tarde de El reino de Espa�a. La lucha pol�tica y la lucha a trav�s de las armas ha estado a cargo de los pueblos anahuacas, en guerras fratricidas. Es totalmente falso el mito hisp�nico de supuestos ej�rcitos de soldados espa�oles. Por cierto, se debe de decir que los ej�rcitos volvieron a existir hasta el siglo XVII, en Europa.

De modo que, cuando Miguel Hidalgo y sus alzados criollos inician el estallido social de 1810, la mayor parte de los insurgentes fueron ind�genas, que se dejaron seducir por el discurso de odio de los criollos capitaneados por Miguel Hidalgo, quien daba las arengas en varias lenguas, dado que Hidalgo hablaba tres lenguas ancestrales del Anahuac.

Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabidur�a del pasado. �Descolonizar es dignificar?despierta YA!