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¿USTED PERMITIRÍA LA DEMOCRACIA EN SU CUERPO?

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Las sociedades modernas se esfuerzan por lograr la democracia. La palabra democracia ha sido utilizada como sinónimo de desarrollo, justicia, modernidad, progreso. Amable lector, ¿será cierto esto?

 

Imagine que su cuerpo es una nación, que cada órgano un estado y que cada célula un ciudadano. Su “organismo-nación” está férreamente controlado y dirigido por los comandos del ADN (Ácido Desoxirribo Nucleico) a través de un riguroso código genético. En efecto, todo cuanto las células de un organismo realizan están total y perfectamente determinadas por el ADN. De modo que el que “sostiene” al sistema es el ADN. Él ordena el crecimiento y función de las células, es por decirlo así, el“dictador” del cuerpo.

 

Sin embargo, un puñado de “células libertarias”. Cansadas de obedecer ciegamente al sistema, están haciendo reuniones y asambleas para exigir “espacios de libertad” en dónde las células tengan la posibilidad de autodeterminarse y escoger sus funciones, ritmo de crecimiento y reproducción. Las células de su cuerpo piden ¡DEMOCRACIA! El gobierno de las células para las células.

 

Amable lector, ¿Usted permitiría la democracia en su cuerpo? Por supuesto que no. Si se rompe el orden se genera el caos. Antes que los derechos y los intereses individuales y privados de las células, está el de preservar el organismo en su conjunto. La democratización de las células en un organismo, médicamente se llama ¡CANCER! Las células se reproducen, crecen y pierden su función y actúan sin ton ni son. Crean tumores y luego estos se hacen malignos, de ellos se desprenden células “libertarias y democráticas” que migran a otros órganos a incitar a la lucha democrática en contra del tirano ADN.

 

Se genera el caos, la lucha entre hermanos, familias, bandos e intereses. Cada cual interpreta y aplica la ley y los espacios de poder para su beneficio. La sociedad se destruye y se debilita. El Estado se fragmenta y entra en internas contradicciones. La lucha por el poder se vuelve abierta y sin reglas. La moral, la ética, los valores y los principios, son desechados como “medios prescindibles” para lograr el “fin” supremo... del PODER! ¿Qué es el Poder? El dinero, y el dinero da poder, y el poder genera dinero. La génesis del cáncer.

 

Hasta antes de que nos impusieran el neoliberalismo económico y la globalización, vivíamos en una “dictadura perfecta”. Con leyes formales e informales, con acuerdos sociales y nacionales, en donde El Estado tenía el control de la sociedad y regulaba a los grupos sociales y mediaba sus intereses a favor del interés supremo que era el de la Nación. Especialmente los “grupos de poder económico” estaban bastante sujetos y muy bien regulados. Una cosa era el poder político y otra cosa era el poder económico. Este último sujeto a los intereses del país. Existían reglas no escritas, procedimientos, usos y costumbres que eran respetados por todos. El Estado era nacionalista, popular, asistencial y cada seis años se pretendía culminar los objetivos por los que se había iniciado oficialmente la Revolución Mexicana.

 

Pero un día los dueños internacionales del dinero, decidieron acabar ese orden en todo el mundo. Iniciaron el proyecto de una economía global, en la que se acabarían los países y se integrarían los bloques económicos. El poder soberano de las Naciones pasaría a un poder mundial a través de instituciones supranacionales que controlaran el dinero y la economía. Los gobernantes pasarían a ser gerentes regionales de una gran trasnacional. Se acabaría los nacionalismos, se apoyarían a los ricos y se exterminarían a los pobres. Su filosofía es que el dinero que se les da a los ricos genera riqueza y el dinero que se invierte en los pobres genera pobreza. Se decreta la muerte del humanismo y la espiritualidad. Los medios masivos, especialmente los electrónicos empiezan a cambiar las mentes y los corazones de esta “nueva sociedad mundial”. Las culturas autóctonas y regionales deberán ser eliminadas y en su lugar se impondrá la “modernidad y el progreso”, entendiéndose como el consumo y la copia de modelos foráneos. Todo se convierte en un negocio. La comida, la salud, la educación, el esparcimiento, el deporte, la religión, la información, el gobierno, la política, la muerte. Todo lo que se haga y se piense en esta “nueva sociedad” debe estar movido fundamentalmente por el dinero. Se ataca de manera velada y subterránea los valores morales, éticos, familiares, comunitarios y religiosos de los pueblos. Esta guerra subliminal a los valores humanos y culturales es el punto fundamental de esta embestida al género humano.

 

Estamos viviendo el inicio de una sociedad democrática auspiciada y alentada por los dueños del dinero. El poder ya no lo tiene el Estado, ahora lo tienen los dueños del dinero. Se crean muchas divisiones y la poca fuerza del Estado se la pelean como rapiña los partidos políticos. La política se ha convertido en una lucha sin cuartel entre feroces carroñeros. Se atacan unos contra otros. La difamación, la calumnia, la mentira, el cinismo son las principales “armas políticas” de la nueva democracia. La lucha es todos contra todos... a río revuelto, ganancia de “mercaderes”. Mientras el Estado se desmorona, las instituciones se destruyen, la concordia y el respeto desaparecen, los valores y principios se diluyen. El Mercado se fortalece, los dueños del dinero controlan los “hilos dorados del poder”. Los nuevos sacerdotes ofician sus misas en las grandes plazas comerciales, el culto al becerro de oro se ha impuesto de nuevo entre los seres humanos. La aldea planetaria canta a través de los medios los nuevos salmos al dinero. El cáncer se extiende vertiginosamente por los continentes y llega a cada corazón a través de la TV y la radio. Dios ha muerto afirman los economistas, el mundo esta infectado. Todos somos el cáncer de la Tierra.

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