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CHINA ANTIGUA

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CHINA ANTIGUA
Joshua J. Mark
por Joshua J. Mark, traducido por Manuel Luján
World History Encyclopedia
Publicado el 18 diciembre 2012

En la antigua China se desarrolló la cultura más antigua de las que aún existen hoy en día. La palabra ?China? viene del sánscrito Cina (que deriva del nombre de la dinastía china Qin, cuya pronunciación es similar a ?Chin?), que fue traducido como ?Cin? por los persas y que parece haberse popularizado gracias al comercio en la Ruta de la Seda.

Los romanos y los griegos llamaban al país ?Seres?, ?el país de donde viene la seda?. El nombre ?China? no aparece en forma impresa en Occidente hasta 1516 en los escritos de Barbosa que narran sus viajes en Oriente (a pesar de que los europeos ya sabían de la existencia de China gracias al comercio en la Ruta de la Seda). Marco Polo, el famoso explorador que popularizó China en Europa durante el siglo XIII, se refería al país como ?Catay?. En chino mandarín, el país es conocido como ?Zhongguo?, que significa ?país central? o ?imperio del medio?.

Mucho tiempo antes del advenimiento de una civilización reconocible en la región, estas tierras ya estaban ocupadas por homínidos. El hombre de Pekín, del cual en 1927 se descubrió un cráneo fosilizado cerca de Beijing, vivió en el área hace entre 700 000 y 300 000 años, y el hombre de Yuanmou, cuyos restos fueron encontrados en Yuanmou en 1965, vivió en estas tierras hace 1 700 000 años. La evidencia que se obtuvo con estos hallazgos demuestra que estos habitantes primitivos sabían fabricar herramientas de piedra y usar el fuego.

A pesar de que la teoría generalmente aceptada es que la humanidad se originó en África y luego se expandió de allí hacia los demás puntos del planeta, los paleoantropólogos chinos ?sostienen la teoría de la ?evolución regional? del origen del hombre? (China.org), que postula la existencia de una base independiente del origen de los seres humanos. ?El simio de Shu, un primate que pesaba entre 100 y 150 gramos y era aproximadamente del tamaño de un ratón, vivió [en China] en el eoceno medio hace entre 4,5 y 4 millones de años. Su descubrimiento supuso un gran desafío para la teoría del origen africano de la raza humana? (China.org). Este desafío es considerado plausible debido a los vínculos genéticos entre el fosil del simio de Shu y otros primates, tanto avanzados como menores, por lo que podría tratarse de un ?eslabón perdido? del proceso evolutivo.

De cualquier manera que uno interprete esta información (las conclusiones de estos trabajos conducidos en China han sido disputadas por la comunidad internacional), la evidencia sólida proporcionada por otros hallazgos atestigua la presencia de un linaje muy antiguo de homínidos y homo sapiens en China, y de un gran nivel de sofisticación en las culturas arcaicas. Un ejemplo de esto es la aldea de Banpo, cerca de Xi?an, descubierta en 1953. Banpo es una aldea del neolítico que estuvo poblada desde el 4500 al 3750 a.C. y se compone de 45 casas con pisos hundidos en el suelo que le aportan mayor estabilidad. La aldea estaba rodeada por una zanja que la protegía de los ataques a la vez que servía de desagüe (y de cerca para los animales), mientras que se utilizaban cuevas subterráneas artificiales para almacenar alimento. El diseño de la aldea, así como los artefactos hallados en ella (como cerámica y herramientas), sugieren la presencia de una cultura muy avanzada al momento de su construcción.

En general se acepta que la ?cuna de la civilización? china se halla en el valle del río Amarillo, donde aparecieron las primeras aldeas alrededor del 5000 a.C. A pesar de que esta hipótesis es discutida y se sugiere también que pudo haber habido un desarrollo más extendido de las comunidades, no hay dudas de que muchas aldeas y asentamientos agrícolas se ubicaron en la provincia de Henan, en el valle del río Amarillo.

En 2001, los arqueólogos descubrieron dos esqueletos ?enterrados en una casa destruida, bajo una capa gruesa de sedimentos de limo del río Amarillo. En esta capa de sedimentos, los arqueólogos encontraron más de veinte esqueletos, un altar, una plaza, cerámica y utensilios de piedra y jade? (Chinapage.org). Se trata de tan solo una de las muchas aldeas prehistóricas de la zona.

CHINA ANTIGUA


Las primeras dinastías

De estas pequeñas aldeas y comunidades agrícolas nació el gobierno centralizado, cuya primera dinastía fue la dinastía Xia (aprox. 2070-1600 a.C.). La dinastía Xia fue considerada mayormente mitológica durante muchos años, hasta que las excavaciones realizadas en las décadas de 1960 y 1970 hallaron sitios que sugieren fuertemente su existencia. Los artefactos de bronce y las tumbas indican claramente la existencia de un período de desarrollo gradual que llevó de la presencia de aldeas dispersas en la edad de piedra a la formación de una civilización cohesionada.

Esta dinastía fue fundada por Yu el Grande, quien trabajó arduamente durante trece años para controlar las inundaciones causadas por el río Amarillo, las cuales a menudo destruían los cultivos de los granjeros. Se dice que estaba tan ensimismado con su trabajo que no regresó a su casa ni una vez en todos esos años (aunque se dice que lo hizo en al menos en tres ocasiones), y su dedicación inspiró a que otros lo siguieran.

CON LA DINASTÍA SHANG SE DESARROLLÓ LA ESCRITURA, ASÍ COMO LA METALURGIA EN BRONCE, LA ARQUITECTURA Y LA RELIGIÓN

Luego de controlar la inundación, Yu conquistó las tribus Sanmiao y fue nombrado sucesor por Shun, quien era el gobernante por ese entonces, tras lo cual reinó hasta su muerte. Yu estableció el sistema de sucesión hereditaria y, por lo tanto, el concepto de dinastía, conocido hasta el presente. La clase gobernante y la élite vivían en conglomerados urbanos, mientras que la población campesina, que sostenía el estilo de vida de la élite, era mayormente agraria y vivía en áreas rurales. El hijo de Yu, Qi, lo sucedió en el gobierno, y el poder permaneció en las manos de la familia, hasta que Jie, el último gobernante de la dinastía Xia, fue derrocado por Tang, quien estableció la dinastía Shang (1600-1046 a.C.).

Tang pertenecía al reino de Shang. Las fechas en las que se cree que vivó (1675-1646 a.C.) no se corresponden con ningún evento conocido en el que haya participado, por lo que deben ser consideradas erróneas. Lo que sí se sabe es que fue el gobernante del reino de Shang, o al menos un personaje de renombre en este, y alrededor del año 1600 a.C. dirigió una revuelta contra Jie y derrotó a su ejército en la batalla de Mingtiao.

Se cree que la excesiva opulencia de la corte de los Xia y la carga que suponía para su pueblo fueron las causas de este levantamiento. Entonces, Tang tomó el liderazgo del país, bajó los impuestos, detuvo los extravagantes proyectos de construcción iniciados por Jie (los cuales estaban agotando los recursos del reino) y gobernó con tal sabiduría y eficiencia que las artes y la cultura florecieron. Con la dinastía Shang se desarrolló la escritura, así como la metalurgia en bronce, la arquitectura y la religión.

Antes de la dinastía Shang, el pueblo adoraba a muchos dioses, de los cuales uno, Shangti, era el dios supremo y se encontraba a la cabeza del panteón (un patrón presente en otras culturas). Shangti era considerado ?el gran ancestro?, quien presidía sobre la victoria en la guerra, la agricultura, el clima y el buen gobierno. Sin embargo, parece ser que, debido al carácter remoto y ocupado de este, el pueblo sintió la necesidad de contar con intercesores más inmediatos que atendieran a sus necesidades, por lo que comenzó así la práctica del culto a los antepasados.

Según la creencia, cuando alguien moría, adquiría poderes divinos y podía ser invocado para que prestara su ayuda en tiempos de necesidad (similar a la creencia romana en los parentes). Esta práctica resultó en la aparición de rituales sofisticados dedicados a apaciguar los espíritus de los antepasados, lo cual a su vez produjo entierros floridos en magníficos sepulcros repletos de todas las cosas que una persona pudiera necesitar para gozar de una apacible vida después de la muerte.

El rey, además de poseer deberes seculares, hacía las veces de intermediario principal entre los vivos y los muertos, y se creía que su gobierno era ordenado por la ley divina. A pesar de que el conocido Mandato del Cielo se desarrolló más tarde, durante la dinastía Zhou, la idea del vínculo entre un gobernante justo y la voluntad divina tiene sus raíces en las creencias promovidas por la dinastía Shang.

La dinastía Zhou

Alrededor del año 1046 a.C., el rey Wu (reinado: 1046-1043 a.C.), de la provincia de Zhou, se rebeló contra el rey Zhou de la dinastía Shang y derrotó a su ejército en la batalla de Muye, tras lo cual estableció la dinastía Zhou (1046-256 a.C.). El período de la dinastía Zhou occidental va del 1046 al 771 AEC, mientras que el período de la dinastía Zhou oriental va del 771 al 256 a.C. Wu se rebeló contra los gobernantes Shang luego de que el rey de los Shang asesinara a su hermano mayor de manera injusta. Wu y su familia invocaron el Mandato del Cielo para legitimar su revuelta, argumentando que los reyes de la dinastía Shang ya no actuaban en el interés del pueblo y, por lo tanto, habían perdido el mandato del dios de la ley, el orden y la justicia, Shangti.

El Mandato del Cielo fue definido así como la bendición de los dioses a los gobernantes justos y el gobierno de estos por mandato divino. Cuando un gobierno ya no cumpliera con la voluntad de los dioses, sería derrocado. Además, dictaba que solo podía existir un gobernante legítimo de China y que su gobierno debía estar legitimado por su recta conducta en función de garante de las tierras que le hubieren sido confiadas por los cielos. El gobierno podía pasar de padre a hijo, pero solo si el hijo poseía la virtud necesaria para gobernar. Este mandato terminaría siendo tergiversado por varios gobernantes, que otorgarían la sucesión a descendientes indignos.

Durante el gobierno de la dinastía Zhou, la cultura floreció y se produjo una expansión de la civilización. Se codificó la escritura y la metalurgia del hierro se volvió cada vez más sofisticada. Los más célebres y admirables filósofos y poetas chinos, tales como Confucio, Mencio, Mo Di (Mo Zu), Lao Tze y Tao Chien, y el estratega militar Sun Tzu (si es que existió de la manera en que es representado), todos vivieron en China durante el período de la dinastía Zhou y durante el período de las Cien escuelas del pensamiento.

El carro de guerra, que había sido introducido en el país durante el gobierno de la dinastía Shang, se volvió más sofisticado durante el gobierno de los Zhou. Es necesario mencionar que las fechas de inicio y finalización de estas dinastías y períodos no son tan exactas como aparecen en los libros de historia; la dinastía Zhou en realidad tuvo muchas características en común con la dinastía Shang (incluidos el idioma y la religión). A pesar de que los historiadores opinan que es necesario dividir el período de su reinado para mayor claridad, la dinastía Zhou siguió existiendo a lo largo de los períodos siguientes, conocidos como el período de las Primaveras y Otoños y el período de los Reinos combatientes.
Períodos de las Primaveras y Otoños y de los Reinos Combatientes

Durante el período de las Primaveras y Otoños (aprox. 772-476 a.C., llamado así por los Anales de Primavera y Otoño, la crónica oficial del Estado en ese momento y una fuente antigua en la que se menciona al general Sun Tzu), el gobierno de la dinastía Zhou se descentralizó al mudar la capital a Luoyang, con lo que finalizó el período de la dinastía Zhou occidental y comenzó el de la dinastía Zhou oriental. Este es un período célebre por los avances en la filosofía, la poesía y las artes, durante el cual se produjo el auge de las corrientes filosóficas confuciana, taoísta y moísta.

Sin embargo, al mismo tiempo, los diversos estados se estaban liberando del poder central de Luoyang y afirmando su soberanía. Esto condujo al período de los Reinos Combatientes (aprox. 481-221 a.C.), en el que siete estados lucharon entre sí. Los siete estados fueron Chu, Han, Qi, Qin, Wei, Yan y Zhao, los cuales afirmaban su soberanía pero no se atrevían a exigir el Mandato del Cielo que aún poseía la dinastía Zhou de Luoyang. Los siete estados utilizaban las mismas tácticas y seguían las mismas reglas de conducta en la guerra, por lo que ninguno era capaz de sacar ventaja sobre los demás.

Esta situación fue aprovechada por el filósofo pacifista Mo Ti, un habilidoso ingeniero que se propuso brindarles los mismos conocimientos sobre fortificaciones y escaleras de asedio a todos los estados con la esperanza de neutralizar las ventajas que cada uno pudiera obtener sobre los demás y así terminar con la guerra. Sin embargo sus esfuerzos fueron infructuosos, y entre el 262 y el 260 a.C. el estado de Qin obtuvo la supremacía sobre la dinastía Zhao y finalmente la derrotó en la batalla de Changping.

Un estadista del estado de Qin, de nombre Shang Yang (muerte: 338 a.C.), convencido promotor de la ley y la eficiencia, cambió el modo en que la dinastía Qin veía la guerra, haciendo énfasis en obtener la victoria a toda costa. La reforma del protocolo y la estrategia de la guerra en China puede atribuírsele a Sun Tzu o a Shang Yang, dependiendo de la veracidad de Sun Tzu como personaje histórico. Independientemente de que Sun Tzu haya existido de la manera en que se cree, es muy probable que Shang Yang estuviera familiarizado con la famosa obra que lleva su nombre, El arte de la guerra.

YING ZHENG EMERGIÓ VICTORIOSO DEL CONFLICTO ENTRE LOS REINOS COMBATIENTES EN EL 221 AEC Y UNIÓ LOS OTROS SEIS REINOS BAJO SU GOBIERNO, TRAS LO CUAL SE PROCLAMÓ ?SHI HUANGDI?.

Antes de estas reformas, la guerra en China era considerada un juego de habilidades entre miembros de la nobleza, con reglas rígidas dictadas por la cortesía y la supuesta voluntad del cielo. No se atacaba a los rivales débiles o faltos de preparación y se debía esperar hasta que el enemigo hubiera movilizado su ejército y formado sus filas antes de atacarlo. Shang impulsó la guerra total y aconsejó derrotar los ejércitos enemigos por cualesquier medios disponibles. Sus principios fueron conocidos en Qin y puestos en práctica en Changping (donde más de 450 000 soldados Zhao fueron capturados y ejecutados luego de la batalla), lo que le dio al estado de Qin la ventaja que necesitaba.

Aun así, no volvieron a utilizar estas tácticas hasta el ascenso de Ying Zheng, rey de Qin. Utilizando las instrucciones de Shang, y con un ejército de proporciones considerables dotado de armas de hierro y carros de guerra, Ying Zheng emergió victorioso del conflicto entre los Reinos Combatientes en el 221 a.C. y unió los otros seis reinos bajo su gobierno, tras lo cual se proclamó ?Shi Huangdi?, ?Primer emperador? de China.
La dinastía Qin

Así, Shi Huangdi estableció la dinastía Qin (221-206 a.C.), dando inicio a la era imperial de China (221 a.C.-1912 d.C.), durante el cual el país estuvo gobernado por dinastías. Ordenó la destrucción de las fortificaciones amuralladas que habían separado a los diversos estados entre sí y mandó construir una gran muralla a lo largo de la frontera norte de su reino. A pesar de que solo permanece en pie una pequeña parte de la muralla original de Shi Huangdi, fue durante su gobierno que se inició la construcción de la Gran Muralla China.

Tenía una longitud de más de 5000 kilómetros y se extendía por llanuras y colinas desde las fronteras de Corea en el este hasta el problemático desierto de Ordos en el oeste. Se trató de un emprendimiento logístico impresionante, aunque incorporó partes de murallas que habían sido construidas anteriormente en distintos reinos chinos con el propósito de proteger sus fronteras septentrionales en los siglos IV y III. (Scarre y Fagan, 382)

Shi Huangdi también fortaleció la infraestructura construyendo carreteras que impulsaron el comercio gracias a la facilidad del desplazamiento.

Cinco carreteras troncales partían de la capital imperial en Xianyang, cada una de ellas con fuerzas policiales y estaciones de posta. La mayoría de estas carreteras eran construcciones de tapia y tenían 15 metros de ancho. La más larga de ellas se extendía en sentido sudoeste con una longitud de más de 7500 kilómetros hasta la región fronteriza de Yunnan. El terreno era tan accidentado que algunas secciones de la carretera tuvieron que ser construidas en galerías de madera sobre las caras verticales de los acantilados. (Scarre y Fagan, 382)

Shi Huangdi también expandió las fronteras de su imperio, construyó el Gran Canal en el sur, redistribuyó la tierra y fue, al inicio, un gobernante justo.

A pesar de que sus proyectos de construcción y campañas militares lograron grandes avances, su gobierno se fue volviendo cada vez más autoritario en las cuestiones domésticas. Alegando poseer el Mandato del Cielo, reprimió todas las corrientes filosóficas excepto el legalismo, que había sido desarrollado por Shang Yang, y, siguiendo el consejo de su principal asesor, Li Siu, ordenó la destrucción de todos los libros de historia y filosofía que no pertenecieran al legalismo o trataran acerca de su linaje familiar, del estado de Qin o de él mismo.

Ya que los libros en ese entonces eran escritos en tiras de bambú unidas con alfileres giratorios y cada tomo podría tener un peso considerable, los eruditos que intentaban evadir el decreto se encontraban con grandes dificultades. Algunos de ellos fueron descubiertos; según la historia tradicional, muchos de ellos fueron enviados a realizar trabajos forzados en la Gran Muralla, mientras que 460 fueron ejecutados. Sin embargo, algunos literatos memorizaron las obras completas de Confucio y las fueron pasando de boca en boca para que se conservaran en la memoria. (Durant, 697)

Este hecho, junto con la represión de las libertades generales, incluida la libertad de expresión, hizo que su popularidad fuera cayendo. El antiguo culto a los antepasados y la vida después de la muerte comenzaron a interesarle más que el reino de los vivos que gobernaba, y así Shi Huangdi se fue interesando cada vez más en el mundo de los muertos, en cómo era y de qué manera evitarlo. Parece que desarrolló una obsesión con la muerte, se volvió más y más paranoico con respecto a su seguridad personal y buscó fervorosamente la inmortalidad.

Su deseo de asegurarse una vida después de la muerte que se asemejara a su vida terrenal lo llevó a ordenar la construcción de un palacio como mausoleo y un ejército de más de 8000 soldados de terracota para que lo sirvieran en la eternidad. Este ejército de terracota, enterrado consigo, también incluía carros de guerra, caballería, un comandante en jefe, diversas aves y animales. Se dice que murió en el 210 a.C., mientras se encontraba en una misión buscando el elixir de la inmortalidad, y que Li Siu, para obtener el control del gobierno, mantuvo su muerte en secreto hasta poder alterar su testamento y así nombrar heredero a su hijo Hu Hai, que era fácilmente manipulable.

Sin embargo, este plan resultó infructuoso, ya que el joven príncipe demostró ser inestable, ejecutando a muchos y provocando una rebelión generalizada en el país. Poco tiempo después de la muerte de Shi Huangdi, la dinastía Qin cayó rápidamente debido a la intriga política y la ineptitud de personas como Hu Hai, Li Siu y Zhao Gao, otro consejero. Luego, con la asunción de Liu Bang, comenzó la dinastía Han (202 a.C.-220 d.C.).

La disputa Chu-Han

Tras la caída de la dinastía Qin, China entró en caos durante el período conocido como ?la disputa Chu-Han? (206-202 a.C.). Dos generales se destacaron entre los ejércitos que se rebelaron contra la dinastía Qin: Liu Bang de Han (aprox. 256-195 a.C.) y el general Xiang Yu de Chu (232-202 a.C.), quienes combatieron por el control del gobierno. Xiang Yu, que había demostrado ser el más formidable de los oponentes de Qin, concedió el título de Rey de los Han a Liu Bang en reconocimiento de su victoria decisiva sobre el ejército de Qin en la capital de Xianyang.

Los dos aliados pronto se convirtieron en enemigos durante el conflicto de poder conocido como ?la disputa Chu-Han? hasta que Xiang Yu negoció el Tratado del Canal de Hong y logró una paz temporal. Xiang Yu propuso dividir China: el este quedaría bajo el gobierno de Chu, mientras que los Han gobernarían la parte oeste. Sin embargo, Liu Bang quería que China quedara unificada bajo el poder de los Han, por lo que, tras romper el tratado, reanudó las hostilidades. En la batalla de Gaixia en el 202 a.C., el gran general de Liu Bang, Han Xin, atrapó y derrotó al ejército de Chu comandado por Xiang Yu, tras lo cual Liu Bang fue proclamado emperador (conocido en la posteridad como el Emperador Gaozu de Han). Xiang Yu se suicidó, pero se permitió que su familia viviera e incluso se les concedieron puestos en el gobierno a algunos de sus miembros.

El nuevo emperador, Gaozu, trató a sus antiguos adversarios con respeto y unificó el país bajo su reinado. Repelió a la tribu nómada de los Xiongnu, que habían estado haciendo incursiones en China, y obtuvo la paz con los demás estados que se habían alzado en rebelión contra la deteriorada dinastía Qin. La dinastía Han (cuyo nombre deriva del lugar de origen de Liu Bang, la provincia de Hanzhong) gobernaría China, con un breve interregno, durante los siguientes 400 años, desde el 202 a.C. hasta el 220 d.C. La dinastía Han se divide en dos períodos: dinastía Han occidental (202 a.C.- 9 d.C.) y dinastía Han oriental (25-220 d.C.).

La dinastía Han

La paz que logró Gaozu produjo la estabilidad necesaria para que la cultura resplandeciera una vez más. Se reanudó el comercio con Occidente y las artes y la tecnología se volvieron más sofisticadas. Se reconoce a la dinastía Han como la primera en escribir su propia historia, pero, debido a que Shi Huangdi destruyó tantos documentos escritos de sus predecesores, no se puede estar seguro de esta afirmación. Sin embargo, sí es seguro que durante el reinado de la dinastía Han se lograron grandes avances en todas las áreas de la cultura.

GAOZU ACEPTÓ EL CONFUCIANISMO Y LO convirtió en la ÚNICA FILOSOFÍA DEL ESTADO, SENTANDO ASÍ UN PRECEDENTE QUE CONTINÚA HASTA EL PRESENTE.

El Canon de medicina del Emperador Amarillo, el documento chino más antiguo sobre medicina, fue codificado durante la dinastía Han. En este período también se inventó el papel, y la escritura se volvió más sofisticada. Gaozu además aceptó el confucianismo y lo convirtió en la única filosofía del Estado, sentando así un precedente que continúa hasta el presente.

Aun así, a diferencia de Shi Huangdi, practicó la tolerancia hacia las demás corrientes filosóficas, por lo cual la literatura y la educación florecieron durante su reinado. Bajó los impuestos y disolvió su ejército, el cual de todos modos siguió reagrupándose sin demoras cada vez que se lo convocó.

Tras su muerte en el año 195 a.C., su esposa, la emperatriz Lu Zhi (241-180 a.C.), instauró una serie de monarcas títere, de los cuales el primero fue el príncipe heredero Liu Ying (emperador Hui, que reinó del 195 al 188 a.C.). Estos monarcas cumplieron los propósitos de la emperatriz pero continuaron con las políticas del emperador Gaozu. Estas políticas mantuvieron los niveles de estabilidad y desarrollo cultural, lo cual hizo posible que Wu Ti, el más grande de los emperadores de la dinastía Han (conocido como Wu el Grande, que reinó del 141 al 87 a.C.), se embarcara en su misión de expansión, de realización de obras públicas y de iniciativas culturales. Envió a su emisario Zhang Qian a Occidente en el 138 a.C., lo que resultó en la apertura oficial de la Ruta de la Seda en el 130 a.C..

Además, el confucianismo se convirtió en la doctrina oficial del Estado y Wu Ti construyó escuelas a lo largo del imperio para fomentar la alfabetización y enseñar las ideas confucianas. También reformó el transporte, las carreteras y el comercio, y ordenó otros varios proyectos, con lo cual empleó a millones de trabajadores. Luego de Wu Ti, sus sucesores mantuvieron aproximadamente la misma visión de China y gozaron del mismo éxito.

El crecimiento de la riqueza produjo un aumento de los grandes patrimonios y prosperidad general, pero la vida se fue convirtiendo cada vez más difícil para los campesinos pobres que labraban la tierra. En el año 9 d.C., el regente Wang Mang (45 a.C.-23 d.C.) tomó el poder del gobierno por la fuerza reclamando para sí el Mandato del Cielo y puso fin así a la dinastía Han. Wang Mang fundó la dinastía Xin (9-23 d.C.) sobre la base de profundas reformas agrarias y la redistribución de la riqueza.

Al principio, recibió un inmenso apoyo del campesinado y la oposición de los terratenientes. Sin embargo, sus proyectos fueron planificados y ejecutados de manera incorrecta, lo cual derivó en altos niveles de desempleo y frustración. Los levantamientos y las inundaciones generalizadas del río Amarillo desestabilizaron aún más el gobierno de Wang Mang, y este finalmente fue asesinado por una turba de campesinos, aquellos por los cuales había tomado el gobierno y había iniciado sus reformas.
La caída de la dinastía Han y el ascenso de la dinastía Xin

El ascenso de la dinastía Xin terminó con el período de la dinastía Han occidental y su caída condujo al establecimiento de la dinastía Han oriental. El emperador Guangwu (que reinó del 25 al 57 d.C.) les devolvió la tierra a los terratenientes ricos y restauró el orden en el imperio, manteniendo las políticas de los gobernantes de la dinastía Han occidental. Para recuperar las tierras perdidas durante la dinastía Xin, Guangwu se vio obligado a pasar gran parte de su tiempo sofocando rebeliones y reestableciendo el control chino sobre las regiones de lo que hoy en día son Corea y Vietnam.

La rebelión de las hermanas Tr?ng del 39 d.C., liderada por dos hermanas, requirió alrededor de diez mil hombres y tardó cuatro años en ser aplacada, según el registro oficial del Estado de la dinastía Han. Aun así, el emperador consolidó su poder e incluso expandió las fronteras, lo cual aportó la estabilidad necesaria para que crecieran el comercio y la prosperidad. Al tiempo del emperador Zhang (reinado: 75-88 d.C.), China era tan próspera que comerciaba con todas las naciones importantes de su momento, lo cual continuó de esta manera tras su muerte. Durante el reinado de Marco Aurelio, en el 166 d.C., los romanos consideraban la seda china más valiosa que el oro y pagaban a China cualquier precio que se les pidiera por ella.

Sin embargo, los conflictos entre la aristocracia terrateniente y el campesinado continuaron causando problemas para el gobierno, como lo demuestran la Rebelión de las Cinco Medidas de Arroz (142 d.C.) y la Rebelión de los Turbantes Amarillos (184 d.C.). A pesar de que la Rebelión de las Cinco Medidas del Arroz comenzó como un movimiento religioso, reunió a gran parte del campesinado que se oponía a los ideales confucianos del Estado y de la élite. Ambas revueltas ocurrieron en respuesta al desinterés del gobierno por el pueblo, agravado por la creciente corrupción e ineficacia de la dinastía Han tardía. Los líderes de ambas rebeliones afirmaban que la dinastía Han había perdido el Mandato del Cielo y debía abdicar.

El poder del gobierno para controlar a la población comenzó a aminorar, y una revuelta generalizada a lo largo y ancho del país, conocida como la Rebelión de los Turbantes Amarillos, comenzó a ganar ímpetu. Varios generales Han se encargaron de sofocar las revueltas, pero no bien se reprimía un foco de la rebelión, surgía otro en otra parte. Finalmente, la rebelión fue sofocada por el general Cao Cao (155-220 d.C.). Luego, Cao Cao y su antiguo aliado Yuan Shao (muerto en el 202 d.C.) pelearon entre sí para obtener el control del país, y Cao Cao resultó victorioso en el norte.

Cao entonces intentó unificar toda China invadiendo el sur, pero fue derrotado en la batalla de los Acantilados Rojos en el 208 d.C., con lo cual China quedó dividida en tres reinos separados: el reino de Wei, el reino de Wu y el reino de Han, cada uno de los cuales reclamaba para sí el Mandato del Cielo. Esta era es conocida como el período de los Tres Reinos (220-280 d.C.), una era de violencia, inestabilidad e incertidumbre que más tarde serviría de inspiración para algunas de las más grandes obras de la literatura china.

La dinastía Han ya había quedado en el pasado, y otras dinastías se fueron sucediendo fugazmente en el gobierno (como la Wei y la Jin, la Wu Hu y la Sui) e impulsaron sus propios proyectos aproximadamente entre los años 208 y 618 d.C.. Finalmente, la dinastía Sui (589-618 d.C.) logró reunificar China en el 589 d.C.. La importancia de la dinastía Sui está dada por la implementación de una burocracia altamente eficaz que rediseñó de manera eficiente las tareas administrativas y logró una mayor facilidad en la gestión del imperio. Durante el reinado del emperador Wen y de su hijo Yang, se completó la construcción del Gran Canal, se extendió la Gran Muralla y se reconstruyeron algunas secciones de esta, se expandió el ejército hasta que se convirtió en el más grande del mundo en su momento del que se tenga registro, y se estandarizó la moneda a lo largo y ancho del reino.

La literatura floreció, y es posible que en este período se haya desarrollado la leyenda de Hua Mulan, que trata de una muchacha que ocupó el lugar de su padre en el ejército y salvó a su país (a pesar de que se cree que el poema original fue redactado durante el período de la dinastía Wei del norte, 386-535 d.C.). Infortunadamente, Wen y Yang no estaban satisfechos con la estabilidad interna y organizaron expediciones a gran escala en la península de Corea. Wen ya había agotado los recursos del tesoro con sus proyectos de construcción y campañas militares, y Yang siguió los pasos de su padre y, al igual que él, fracasó en sus campañas de conquista militar. Yang fue asesinado en el 618 d.C., lo cual desencadenó el levantamiento de Li Yuan, quien tomó el control del gobierno y se proclamó emperador Gaozu de Tang (reinado: 618-626 d.C.).
La dinastía Tang

La dinastía Tang (618-907) es considerada la ?edad de oro? de la civilización china. Gao Tzu tuvo la sensatez de conservar y mejorar la burocracia establecida por la dinastía Sui al mismo tiempo que se abstuvo de realizar extravagantes operaciones militares y proyectos de construcción. Con pequeñas modificaciones, el modelo burocrático de la dinastía Tang sigue en uso en el Estado chino de hoy en día.

DURANTE EL REINADO DEL EMPERADOR XUANZONG (712-756), CHINA ERA EL PAÍS MÁS EXTENSO, MÁS POBLADO Y MÁS PRÓSPERO DEL MUNDO.

A pesar de haber sido un gobernante eficiente, Gao Tzu fue depuesto por su hijo, Li Shimin, en el 626. Luego de asesinar a su padre, Li Shimin mató a sus hermanos y otros miembros de la casa real y adoptó el título de emperador Taizong (reinado: 626-649). Sin embargo, tras el sangriento golpe de Estado, Taizong ordenó la construcción de templos budistas en los sitios donde habían tenido lugar las batallas y dispuso que se honrara a los caídos.

Inspirándose en los preceptos del culto a los antepasados y del Mandato del Cielo, Taizong invocó la voluntad divina en sus acciones y argumentó que aquellos a los que había asesinado eran ahora sus asesores en el más allá. Debido a que demostró ser un gobernante muy eficiente y un habilidoso guerrero y estratega militar, no encontró oposición al golpe de Estado y pudo gobernar su vasto imperio.

Taizong continuó la política de su padre de conservar lo bueno de la dinastía Sui y construir sobre ello; evidencia de esto es el código legal de Taizong, que se basó en gran medida en ideas sentadas por la dinastía Sui, pero que aportó mayor especificidad en cuanto a los delitos y sus penas. En cambio, se apartó del modelo de política internacional de su padre y se embarcó en una serie de campañas militares exitosas, con las cuales logró extender y proteger el imperio al mismo tiempo que pudo difundir su código legal y la cultura china.

Taizong fue sucedido por su hijo Gaozong (reinado: 649-683), cuya esposa, Wu Zetian, se convertiría en la primera (y única) monarca de China. La emperatriz Wu Zetian (reinado: 690-704) inició una serie de medidas que mejoraron las condiciones de vida en China y fortalecieron la posición del emperador. También hizo uso de una fuerza policial secreta y canales de comunicación de gran eficiencia para estar siempre un paso por delante de sus enemigos, tanto externos como internos.

Floreció el comercio dentro del imperio y también con Occidente, gracias a la Ruta de la Seda. Habiéndose ya fragmentado del Imperio Romano de Occidente, el Imperio Bizantino pasó a ser un comprador importante de la seda china. Durante el reinado del emperador Xuanzong (reinado: 712-756), China era el país más extenso, más poblado y más próspero del mundo. Debido a su gran población, era posible reclutar ejércitos de muchos miles de soldados, lo que permitía llevar a cabo campañas militares veloces y exitosas contra los pueblos túrquicos nómadas o contra rebeldes internos. Durante el reinado de la dinastía Tang florecieron las artes, la tecnología y la ciencia (aunque se considera que el punto máximo del desarrollo de las ciencias en China se alcanzó durante la dinastía Song, posterior a la Tang, entre los años 960 y 1234), y en este período se realizaron algunas de las más impresionantes obras de la escultura y orfebrería chinas.

La caída de la dinastía Tang y el ascenso de la dinastía Song

Aun así, no todos estaban conformes con el gobierno central y las rebeliones regionales eran una preocupación constante. La más importante de estas fue la rebelión de An Shi (también conocida como la rebelión de An Lushan) del 755. El general An Lushan, favorito en la corte imperial, se opuso a lo que consideraba un despilfarro excesivo en el gobierno. Con un ejército de más de 100 000 tropas, se rebeló y se autoproclamó emperador de acuerdo con los preceptos del Mandato del Cielo.

A pesar de que su revuelta fue sofocada en el 763, las causas subyacentes de la insurrección persistieron, y posteriores acciones militares continuaron azotando al gobierno hasta el 779. La consecuencia más sensible de la rebelión de An Lushan fue el drástico descenso de la población de China. Se estima que cerca de 36 millones de personas murieron como resultado directo de la rebelión, ya sea en batalla, en acciones de represalia, por enfermedades o por falta de recursos.

El comercio fue perjudicado, cayó la recaudación de impuestos, y el gobierno, que había huido de Chang?an al inicio de la revuelta, no logró mantener una presencia significativa. La dinastía Tang siguió sufriendo de diversas revueltas domésticas y, tras la rebelión de Huang Chao (874-884), nunca logró recuperarse. El país quedó fragmentado, con lo cual inició el período de las Cinco Dinastías y Diez Reinos (907-960), en el que cada estado reclamaba para sí la legitimidad, hasta que se produjo el ascenso de la dinastía Song (también llamada Sung).

Con la dinastía Song, China volvió a ser estable, y las instituciones, las leyes y las costumbres siguieron siendo codificadas e integradas en la cultura. El neoconfucianismo se convirtió en la corriente filosófica más popular del país y ejerció gran influencia sobre el derecho y la costumbre, lo cual le dio a la cultura china la forma distintiva que posee hoy en día. No obstante, a pesar de los avances en todas las áreas de la civilización y la cultura, la lucha milenaria entre los acaudalados terratenientes y los campesinos que labraban la tierra prosiguió durante los siglos siguientes.

Las ocasionales revueltas campesinas que surgieron con el tiempo fueron reprimidas con la mayor rapidez posible, pero no se ofreció solución alguna ante los reclamos del pueblo, y las campañas militares siguieron actuando sobre los síntomas de los conflictos en lugar de atender a la raíz de estos. En el año 1949, Mao Zedong (también llamado Mao Tse Tung) dirigió la revolución popular en China, derrocó al gobierno e instituyó la República Popular China sobre la base de que todos, finalmente, pudieran gozar de la misma riqueza.
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Tomado de:
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-467/antigua-china/

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