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GRINGOS RECUERDAN EL ALAMO y nosotros... ¿qué recordamos?

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“ Una historia propia no sólo es necesaria para explicar el presente sino también para fundamentar el futuro. El futuro, en estos casos, es ante todo la liberación, la recuperación del derecho de conducir el propio destino. Una historia expropiada es la cancelación de la esperanza y la sumisa renuncia a cualquier forma de autenticidad. Guillermo Bonfil Batalla.”

 


Haciendo un gran esfuerzo fui a ver la película “El Álamo”, con la intención de escribir esta nota. El cinismo de las distribuidoras transnacionales sólo se explica por la colonización. Ellos saben que los mexicanos no tenemos memoria histórica y que nos pueden pasar esta y otras películas que atentan contra la soberanía y la dignidad nacional. Saben que somos sumisos consumidores de la coca cola, de Walt Disney y del canal de las barras y las estrellas. El mexicano común no conoce la historia patria y mucho menos le interesa. Ha sido educado durante 5 siglos a despreciar lo propio y exaltar lo ajeno. En las aulas y en los libros de texto, la poca y tergiversada historia que nos enseñan es la de los vencedores, no de los vencidos. Es decir, la historia que escribe la clase dominante y no la del pueblo. La SEP sigue enseñado a nuestros niños, que cuando los indígenas derrotaron a los invasores-extranjeros-conquistadores, en una fabulosa batalla en la que eliminaron a la mitad de los hombres de Cortés. A esa epopeya de “nuestra historia” en 1520, la cultura dominante le llama oficialmente “LA BATALLA DE LA NOCHE TRISTE”. Claro que es triste para los herederos sanguíneos y culturales de los conquistadores-explotadores. Para ese 10% de “mexicanos” que posee el 40% de la riqueza nacional y que maneja al gobierno en beneficio de sus intereses y su ideología. Esos de tez blanca y noble apellido.

 

Pero al ver la película sucede algo extraño. En vez de ver el pasado puede uno hacer lecturas del presente. Nos damos cuenta que nada ha cambiado y que la historia se sigue repitiendo y repitiendo y todo sigue igual aunque los escenarios sean diferentes.

 

Ese puñado de políticos ambiciosos que llevaron a miles de europeos emigrantes, sedientos de riqueza y tierras que robar. Hordas del lumpen proletariado de la Europa anglosajona. La gente más ignorante, miserable y desalmada, que no tenía nada en Europa. Fue usada por los políticos de Washington para invadir y apropiarse de un extenso territorio que le pertenecía a otra nación. Entre ese puñado de “piratas” como les llamaba en la película Santa Anna a la gente de Houston, no media ninguna diferencia entre Bush y los halcones del lobby sionista que se abalanzaron ambiciosamente sobre Irak. Hoy también los que engrosan las filas del ejercito invasor en Irak son la gente “del sótano” de Estados Unidos, que pretende ganar al ir a esa injusta guerra, desde la ciudadanía hasta recursos para estudiar o sacar una pensión. En boca de uno de los personajes dice de los gringos que ellos se quieren apoderar del mundo y empiezan con Texas. Al personaje de Santa Anna, le ponen en un parlamento, un argumento en el que deben acabar con los gringos, porque de no hacerlo, los hijos de los hijos de los mexicanos vivirán mendigándoles a los gringos.

 

La película nos presenta a un “puñado de patriotas” luchando por la libertad y nos habla de la grandeza y de “que están hechos los primos y vecinos”. No nos habla de que fue el gobierno de Estados Unidos el que financió a un pequeño ejercito de, ahora diríamos “contratistas”. Que tenían toda una estrategia y una acción concertada en contra de la soberanía mexicana. Gracias a la ideología del “Destino Manifiesto”, Estados Unidos se apropiaría de casi todo México y después del mundo. Nos pintan a un poderoso ejército mexicano, cosa que no fue cierta, pues era una leva de miles de pobres, mal armados, mal equipados y mal entrenados (como siempre), que se fueron caminando de la ciudad de México hasta Texas.

 

Lo que sí nos pintan fidedignamente la película, es el puñado de “criollitos europeizados” que dirigen a “los hijos de la conasupo”, a los prietitos pobres de siempre. Ese “México imaginario” dirigiendo torpe y brutalmente al “México profundo”, sin tomarlo en cuenta y despreciándolo. Pero entre la imagen de Santana y la de Salinas de Gortari, De la Madrid Hurtado, Zedillo Ponce de León y Vicente Fox, no existe gran diferencia. Nuestros traidores e ineptos gobernantes, desde Iturbide hasta Fox, (con sus honrosas excepciones) siempre nos han conducido con desprecio al desastre nacional.

 

Si con Santa Anna perdimos el territorio, con Salinas perdimos la soberanía económica, alimentaría y política. El TLC, el FOBAPROA y la deuda externa son tan graves como la pérdida de la mitad del territorio, pues con estos gobernantes, perdimos la otra parte de una manera más vergonzante.

 

La historia no cambia. Los Estados Unidos siguen invadiendo países para aprovecharse de sus riquezas y los gobernantes de México siguen haciendo lo mismo, pero de manera diferente, que lo que hizo su Alteza Serenísima, Don Antonio López de Santa Anna. Los mexicanos seguimos gobernados por gente que históricamente ha demostrado con creces su desprecio y desconocimiento del pueblo. Criollos “iluminados” que siempre han visto el futuro de nuestra patria en otras latitudes y en otras culturas. O españolizados, o afrancesados o ahora agringados, pero siempre de espaldas al pueblo, a la historia antigua y la cultura de México. ¡Usted que opina? Amable lector.

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