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BERNARDINO DE SAHAGÚN EN SU LABERINTO

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BERNARDINO DE SAHAGÚN EN SU LABERINTO


El Vaticano en complicidad con los banqueros de Venecia, decidieron invadir y depredar el continente Abyanáhuac a finales del siglo XV. No solo fue la intención conquistar nuevos territorios para el saqueo de la riqueza, sino, además, la destrucción de la sabiduría encontrada. Especialmente al Vaticano le interesaba realizar el epistemicidio, porque desde diez siglos atrás, en Europa habían obtenido el poder y el control gracias a crear un estado total de ignorancia a través de la Santa Inquisición, que quemó vivos a las personas de conocimiento y sus libros. La invasión y el sometimiento de los pueblos agredidos corrió a cargo de particulares de los reinos de Castilla y Portugal, porque las coronas no pusieron ningún financiamiento, la invasión fue una operación de la iniciativa privada. La destrucción y persecución del conocimiento corrió a cargo de la iglesia católica, quien, en México, mantuvo su poder intacto hasta 1857.

La obra de Bernardino de Sahagún forma parte de esta estrategia. No fue una obra nacida con buenas intenciones, tampoco fue una iniciativa académica o científica; por el contrario, la obra pretendió investigar a la sabiduría ancestral, a la Toltecáyotl, para capacitar a los nuevos misioneros para que no fueran engañados y pudieran destruir lo que ellos llaman idolatrías. En efecto, todo el conocimiento del Anáhuac fue catalogado y tratado como herejías, conocimientos satánicos y demoniacos que debían ser perseguidos y destruidos. Este documento, con dignidad y sentido científico, no puede ser tomado como revelador de verdades.

Esa falsa bondad, esa supuesta santidad de estos prelados, no solo en el siglo XVI, sino hasta la actualidad, pretende de manera hipócrita destruir los saberes comunitarios sobrevivientes al epistemicidio o tergiversar los conocimientos que supuestamente rescatan. No debe pasar desapercibido que la historia ancestral del Anáhuac, ha estado en manos de la iglesia católica y su versión es colonizante, salvo algunas valiosas excepciones.

El trabajo de Sahagún, es una investigación parcial y tendenciosa, basada en la ignorancia y en el dogma de que todo el conocimiento de los anahuacas es una idolatría, por lo que debe ser tomado con mucha cautela y someterlo a un análisis crítico y descolonizador, como todas las llamadas fuentes históricas, que fueron escritas por conquistadores de espada o crucifijo, y por anahuacas conversos con pretensiones de ser tomados como nobleza indiana y recibir sus beneficios.

Lo que aquí afirmamos fue escrito de puño y letra por el propio Sahagún, en el prólogo de su dicen en mi pueblo mu obra, y como dice el dicho jurídico ?A confesión de parte relevo de prueba?.

BERNARDINO DE SAHAGÚN EN SU LABERINTO

Historia general de las cosas de la Nueva España
Fray Bernardino de Sahagún
Prólogo.

El médico no puede acertadamente aplicar las medicinas al enfermo (sin) que primero conozca de que humor, o de que causa proceda la enfermedad; de manera que el buen médico conviene se adoptó en el conocimiento de las medicinas y en el de las enfermedades, para aplicar convenientemente a cada enfermedad la medicina contraria (y porque), los predicadores y confesores médicos son de las ánimas, para curar las enfermedades espirituales conviene (que) tengan experiencia de las medicinas y de las enfermedades espirituales: el predicador de los vicios de la República, para enderezar contra ellos sus doctrinas; y el confesor, para saber preguntar lo que conviene y entender lo que dijesen tocante a su oficio, conviene mucho que sepa lo necesario para ejercitar sus oficios; ni conviene se descuiden los ministros de esta conversión, con decir que entre esta gente no hay más pecados que borrachera, hurto y carnalidad, porque otros muchos pecados hay entre ellos muy más graves y que tienen gran necesidad de remedio: los pecados de la idolatría y ritos idolátrico, y sus supersticiones idolátricas y agüeros, y abluciones y ceremonias idolátricas, no son aún perdidos del todo para predicar contra estas cosas, y aún para saber si las hay, menester es de saber cómo las usaban en tiempos de su idolatría, que por falta de no saber esto en nuestra presencia hacen muchas cosas idolátricas sin que lo entendamos; y dicen algunos, excusándolos, que son volverías o niñerías, por ignorar la raíz de donde salen -que es mera idolatría, y dos confesores ni se las preguntan y piensan que hay tal cosa, ni saben lenguaje para se las preguntar, ni aún lo entenderán aunque se lo digan-. Pues por qué los ministros del Evangelio que sucederán a los que primero vinieron, en la cultura de esta nueva viña del señor no tengan ocasión de quejarse de los primeros, por haber dejado a oscuras las cosas de estos naturales de esta nueva España, yo, fray Bernardino de Sahagún, fraile profesor de la orden de Nuestro Seráfico P. San Francisco, de la observancia natural de la villa de Sahagún, en campos, por mandato del muy Reverendo Padre. Fray Francisco Toral, provisional de esta provincia del Santo Evangelio, y después obispo de Campeche y Yucatán, escribí 12 libros de las cosas divinas, o por mejor decir idolátricas, y humanas y naturales de esta nueva España... Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado.

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