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La Invasión de 1846-1848: LOS COMANCHES Y LOS APACHES ATACAN DE NUEVO

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 La Invasión de 1846-1848:  LOS COMANCHES Y LOS APACHES ATACAN DE NUEVO
Miguel Ángel de los Santos.
Durante las décadas de 1830 y 1840 el norte de México padeció una serie de guerras silenciosas pero letales. Los apaches, los comanches y aliados, kiowa y kiowa apache, descendieron del lejano norte y se dedicaron a saquear pueblos, robar caballos y ganado, a secuestrar niños y mujeres, y asesinar al resto de los pobladores. Estos ataques que empezaron esporádicamente se convirtieron en rutina al menos dos veces por año, durante dos décadas. Lo que sobresale de esta historia es la hegemonía que los nativos nómadas ejercieron sobre las provincias del norte de México y la repuesta fallida de la elite criolla, el paternalismo colonialista del gobierno, y la inoperancia de las instituciones tanto eclesiásticas como militares. Los mexicanos se inventaron una imagen de los nativos independientes, unos como salvajes y barbaros y otros como menores de edad que necesitaban ser asimilados. Los estadounidenses subestimaron tanto a mexicanos como a indígenas y se crearon un falso sentido de superioridad racial que les daba licencia sobre los territorios de los demás. Los estados norteños no se ayudaron entre sí, hubo poca comunicación y una falta total de coordinación. El gobierno central dejo a su suerte a los pobladores fronterizos, no les proveyó ayuda militar ni mucho menos económica. Debido a la imposición del centralismo, el gobierno puso impedimentos para que los departamentos crearan sus guardias nacionales; y no se rebelaran contra el gobierno central. También tenía el monopolio de la venta de armas, municiones y pólvora, al igual que en la época colonial. Esto no solo dificulto a los departamentos la creación de un sistema de defensa efectivo sino los dejo totalmente expuestos a los ataques de los indios independientes. Un estado fallido que no quiso ni pudo defender a una parte de su población.

Esta es una historia poco contada en muchos casos totalmente desconocida; cambia el paradigma de las relaciones entre blancos e indios entre colonizados y colonizadores. La narrativa histórica, en el continente llamado américa, ha sido la de unos pueblos indígenas pasivos y subyugados que han desarrollado mecanismos de defensa para sobrevivir el asedio de los occidentales. Por consecuencia se piensa que los indígenas no han sido capaces de organizarse por sí mismos y ser independientes; ellos no saben hacer política e influir en las decisiones y conflictos de las naciones civilizadas. La guerra que los comanches y aliados tuvieron contra México y los estados unidos en el siglo XIX nos dice lo contrario. Los Indígenas independientes lograron organizarse e imponer su política y con eso influir decisivamente en el conflicto armado entre dos repúblicas constituidas. El autor Brian Delay en su libro La Guerra de los Mil Desiertos, lo explica de esta manera, ?Gracias a una generación de cuidadoso estudio ahora sabemos más acerca de la complicada lucha de los nativos para resistir, afrontar y aun sacar provecho de las actividades de los europeos y sus descendientes, este Libro revierte ese patrón que nos es familiar, explorando los esfuerzos de mexicanos y americanos para resistir, afrontar y algunas veces sacar ganancia de las actividades de los indios?.

 La Invasión de 1846-1848:  LOS COMANCHES Y LOS APACHES ATACAN DE NUEVO
Cuando se estudia el conflicto armado entre México y los estados unidos de 1846, la narrativa de los historiadores tanto mexicanos como estadounidenses ha sido la de un conflicto solo entre dos naciones. Pocas veces se ha tomado en cuenta la participación de los nativos que habitaban y controlaban más del 80% del territorio en disputa. Cuando se menciona los ataques de los indios nómadas, los historiadores los describen como una serie de ataques fortuitos e improvisados. ?Los indígenas son un grupo desorganizado que como turba arrasa por donde pasa, no hay planeación, no hay política; no poseen un sistema de organización sofisticado como el de las naciones civilizadas?. Las naciones nómadas no tenían un sistema político tal cual, pero sabían hacer política aun sin tener representantes o embajadores. Sus acciones y decisiones contribuyeron y redirigieron el resultado de la guerra de 1846. Los indígenas nómadas formaron parte activa en esta guerra y deben ser incluidos en la narrativa histórica, no solo poner los reflectores en las acciones militares entre México y estados unidos. este no fue un conflicto binacional, sino uno inter étnico también.

El mito de la creación de Tejas, es una leyenda inventada por los anglosajones que poblaron Tejas con el permiso del gobierno criollo de México, en la cual se argumentaba que gracias a ellos la provincia de Tejas había sido poblada y protegida de los ataques provenientes de la comancheria, supuestamente ellos esto les daba derecho a independizarse de México y reclamar la provincia para ellos. Este tipo de narrativa hizo eco en Washington y surgió otro discurso, esta vez con el pretexto para adueñarse no solo de Tejas sino de las provincias del lejano norte de México. En esta nueva narrativa se reflexiona que los anglosajones habían derrotado y expulsado a los indígenas nativos del este, estos a su vez habían derrotado a los comanches, los comanches mataban y robaban a los mexicanos con impunidad. Por lo tanto, los mexicanos eran una raza mezclada entre españoles e indios; débiles, cobardes e inferiores a los comanches. los mexicanos no eran capaces de proteger su territorio, que había sido conquistado por sus abuelos los españoles, y ahora los indios independientes los hacían retroceder y abandonar sus tierras. Es por esa razón que los americanos tenían la obligación moral de recuperar esas tierras de los indios independientes y hacerlas seguras y productivas. Los anglosajones en su narrativa de superioridad racial se creían elegidos para ?Hacer sonreír el desierto?, algo que los mexicanos no habían logrado hacer.

Para comienzo del siglo XVII, España decide poblar al nuevo México por temor de que los franceses invadieran el territorio. Ahí se encontraron con los comanches y apaches quienes dominaban la llanura central. Para 1760 España estaba en conflicto con los dos grupos y no podía pacificarlos. Carlos III envió al marqués de Rubí para que desarrollara una nueva estrategia de defensa y protegiera los asentamientos de los ataques de los nómadas. Después de la guerra de los 7 años España tomo el control de la Luisiana y aprendió cómo los franceses interactuaban con los pueblos nativos. La corona española cambio el rumbo de su política e hizo dependientes a los nativos vendiéndoles armas y municiones, hizo la paz con los comanches y los uso como aliados para que desplazaran a los apaches del sur de las llanuras. Estas acciones trajeron paz y progreso a la región, pero solo por unos años. Al comienzo de la independencia la región fue descuidada por la corona que estaba ocupada en aplacar a los insurgentes.

1780 Una epidemia arraso a la comancheria matando a muchos hombres y entre ellos líderes que habían forjado la paz con España. Al comenzar el siglo XIX los comanches tenían nuevos líderes, la mayoría jóvenes, que no sabían de las alianzas con España y que tendrían que negociar con una nueva elite, los criollos mexicanos. Para 1821 la nueva nación mexicana no tuvo interés en renovar la alianza que se rompió con la ruptura del sistema colonial. Agustín de Iturbide se proclama emperador y nombra a Anastasio Bustamante el 28 de septiembre de 1821; mariscal de campo y capitán general de las Provincias Internas de Oriente y Occidente. Bustamante convence a representantes lipanes y a un líder comanche, Guanique, para asistir a la coronación de Iturbide (julio 1822) y firmar un tratado de paz. Guanique ofrece 27,000 guerreros, una exageración, para defender al imperio mexicano. Iturbide seria depuesto el siguiente año y por consiguiente Bustamante también. En 1825 el primer presidente de la recién creada República Mexicana, Guadalupe Victoria, nombra a Andrés Bustamante comandante general de las Provincias Internas de Oriente y Occidente. En Julio de 1825 un grupo de Comanches busca hacer la paz y comerciar en San Antonio Tejas, a finales de 1826 otro grupo hizo lo mismo en la ciudad de Chihuahua. Para el otoño de 1826 Bustamante fue a sofocar la rebelión de Fredonia en Tejas, pero no encontró resistencia, por lo que aprovecho la oportunidad para hacer una campaña en la comancheria. Después de una pequeña victoria para los mexicanos, los comanches vieron oportuno hacer la paz ya que los colonos anglosajones, el ejército mexicano y auxiliares cheroqui se estaban uniendo para atacarlos en su propia tierra. La paz con los comanches duraría unos seis años, en este tiempo se aprovechó para mandar a la primera expedición militar y científica mexicana.

La comisión de limites liderada por el general Manuel Mier y Terán recabó una de las más importantes fuentes de información acerca de los comanches y las naciones independientes nativas de tejas. En noviembre 1829 Mier Y Terán entrego el informe de su viaje al secretario de guerra y marina en dicho informe se detallaba los pasos a seguir para que no se perdiera la provincia de tejas. Joel Poinsett, el embajador estadounidense, envió una copia del informe a su gobierno, el cual se enteró de la situación política entre tejanos, colonos y los comanches. Esto llevo a que el presidente Andrew Jackson se atreviera a proponer la compra de Tejas al gobierno mexicano, ahora encabezado por Andrés Bustamante al cual se negó rotundamente. Jackson veía a los comanches como una herramienta para ejercer presión sobre los mexicanos y convencerlos de que vendieran tejas. Los Criollos mexicanos pensaban que los pueblos nativos independientes eran actores regionales y por lo tanto irrelevantes. Como explica Delay; la elite política de México como la de sus rivales estadounidenses se explicaban la emergente dificultad en términos de una nación-estado, que efectivamente negaba que unos indígenas sin un estado constituido pudieran ser actores geopolíticos.

La paz en la comancheria era muy frágil, pequeños grupos de jóvenes continuaban robando caballos y ganado en los ranchos mexicanos. Los líderes comanches no podían controlar a sus hijos, aun así, el ejército mexicano tenía prohibido romper la paz con los comanches, pero no con otras naciones como los tawakoni y whichita que atacaban a las poblaciones. El 18 de octubre de 1831 el capitán Manuel Lafuente salió de San Antonio con 200 hombres, entre soldados, milicia y voluntarios, en campaña contra los tawakoni. Después de 20 días, encontraron un campamento que parecía ser de esa nación y atacaron en la madrugada haciendo huir a los habitantes. Los mexicanos eufóricos por la pronta victoria de pronto enmudecieron cuando vieron que entre los muertos estaba Paruakevitsi, uno de los líderes más importantes de los comanches y ferviente buscador de la paz con los mexicanos. Esa noche estaba de visita con los tawakoni para convencerlos que adoptaran una actitud conciliatoria hacia los tejanos. El capitán Lafuente no supo cómo consolar a los comanches por su gran perdida y solo opto por darles la mitad del botín de guerra. Este hecho marco un retroceso en las relaciones con los comanches. Aun así, después de este incidente no hubo represalias al momento de parte de los comanches, los cuales continuaron comerciando, pero ya las relaciones se habían lastimado.

Para 1830 se calcula que había unos 12,000 comanches viviendo en las llanuras. Debido a las series de epidemias de 1780 la población disminuyo drásticamente. Los comanches se convirtieron en una comunidad diversa; integraron a los cautivos tanto indígenas como mexicanos y otras tribus nativas que quisiera ser comanches. Los comanches permitieron a sus antiguos enemigos los kiowa y los kiowa apache a que habitaran y cazaran búfalo pacíficamente en las llanuras del sur. Alrededor del año 1700 los comanches adquieren sus primeros caballos y para 1875 son forzados a vivir en reservaciones. Durante casi dos siglos ellos vivieron independientemente; primero viviendo completamente del bisonte, después lo diversificaron con la introducción del caballo, el comercio y el saqueo. Así fue como se erigieron en una nación poderosa y temible, que domino completamente la comancheria. ¿Como fue que lograron esta hegemonía?; lo hicieron a través de una organización comunitaria impresionante, una destreza militar sorprendente y con una posición estratégica; estaban cerca del mayor productor de caballos, ganado y manufacturas, la Nueva España, que más tarde sería la república mexicana

La sociedad de los comanches estaba integrada primero por la familia nuclear, que era patrilineal y patrilocal. Después, un grupo de familias nucleares formaban un grupo familiar extendido y varios de estos grupos familiares formaban una banda o grupo residencial local. La banda era la unidad social principal del Comanche. El hombre central de la banda era su abuelo, padre o tío, lo llamaban ?paraivo?; que significa ?jefe?. Varios grupos de bandas formaban una división que era la organización social más grande de la comancheria. Los comanches, al contrario de otras naciones nativas, nunca actuaron como una unidad política reconocida y aceptada por todos los comanches. Las divisiones actuaban por su propia cuenta de forma independiente; cada una de ella buscando y cuidando de sus propios interés políticos y económicos. Para 1850 había 4 divisiones de comanches; los kotsoteka o comedores de búfalo, los Jupe o gente de la madera, los yamparika o comedores de raíces, los tenawa, los que están rio abajo.

Los comanches no solo tenían una relación lingüística con los pueblos anahuacas del centro de México sino también cultural. El calpulli, organización comunitaria del Anáhuac, es idéntico a la organización social de los comanches. La base del calpulli era la familia, un grupo de familias formaban un calpulli, un grupo de calpulli creaban un hueycalpulli, varios hueycalpulli creaban una federación y cuando las federaciones se unían conformaban una confederación. Este tipo de organización no enfrentaba a los múltiples sectores que la componían, al contrario, los unía sin que uno se impusiera sobre la otro y sin tener un poder central. Esta forma de gobierno se le conoce como Democracia Tolteca, el mandar obedeciendo. El Maestro Guillermo Marín Ruiz lo expone de esta manera:? Desde el calpulli hasta la confederación, todas estas organizaciones, compartían dos grandes ejes rectores. El primero es que todos debían conservar su autonomía, su territorio y su auto sustentabilidad; se debían gobernar a sí mismos y mantener la capacidad de ?ensamblarse? a otra organización más grande para apoyarse y darse fuerza sin perder estos elementos. El segundo es que todos compartían la misma matriz de sabiduría ancestral, aunque cada uno la manifestara de forma diferente. Esto hizo posible uno de los grandes logros civilizatorios: la unidad en la diversidad?

El más pobre de los comanches tenia al menos 6 caballos, los ricos entre 30 y 40 y los más ricos tenían hasta 100. Esta riqueza de los comanches y sus aliados levanto fricciones entre sus vecinos tanto del norte como del este. Los cheyene y sus aliados los arapahó, también los pies negros y los gros ventres, veían a sus vecinos del sur, como los comanches veían mexicanos; una presa fácil para la rapiña. Desde el este los osage llevaban bastante tiempo atacando en la comancheria, se robaban los caballos que los comanches les habían robado a los mexicanos, ?ladrón que roba a ladrón?. Los comanches y osage tenían una larga tradición de violencia y odio muy arraigada. Pero la amenaza más grande estaba por venir, los nativos del este venían de ser removidos forzosamente de sus tierras ancestrales; al llegar a la comancheria se enfrentaban inmediatamente con los comanches. Los cheroqui, shawnee y delaware poseían mejores armas de fuego que los comanches; recibían anualidades en forma de armas y municiones de parte del gobierno de los estados unidos por las tierras que cedieron. Esto les daba una gran ventaja; la mayoría de veces que se enfrentaban a los comanches, y aunque eran superados en número, salían vencedores no solo porque eran excelentes guerreros sino por tener mejor armamento y su experiencia en tácticas de guerra aprendidas con los anglosajones.

Los comanches estaban en constante temor de ser atacados tantos por sus enemigos del norte como los del este, esto los llevo a buscar alianzas y pedir ayuda al gobierno de México. Entre 1828 y 1829 los comanches y sus aliados solicitaron dos veces asistencia militar directa, a las autoridades mexicanas, en contra de sus enemigos. Esta fue una gran oportunidad para los políticos mexicanos de forjar la paz en la región, de convertirse en aliados para crear una relación estrecha con los pueblos independientes de la comancheria. Al luchar codo a codo con los comanches, el gobierno de México pudo haber probado que se interesaba seriamente por la seguridad de la región y que los indígenas independientes de las llanuras podían ser un aliado en contra de enemigos extranjeros. Al final los oficiales mexicanos acabaron negando la ayuda en ambas ocasiones, se basaron en dos razonamientos. Primero la crisis que enfrentaban los comanches en su frontera del este beneficiaba a las poblaciones mexicanas que usualmente estaban expuestas a los ataques de los comanches. Segundo los enemigos de los comanches vivían del lado estadounidense y enviar al ejército mexicano al otro de la frontera para atacarlos hubiera sido una violación a los tratados fronterizos. Con estas excusas se perdió una oportunidad de oro a los mexicanos de pacificar la región.

Diplomáticos mexicanos pidieron a sus contrapartes que detuvieran los ataques, de las naciones nativas del este, en contra de los comanches. El gobierno estadounidense respondió que haría lo posible para que cesaran los ataques y envió a un representante para dialogar con los nativos independientes involucrados en el conflicto. Al comienzo de 1833 Sam Houston, viajo a San Antonio para entrevistarse con líderes comanches en representación del presidente Andrew Jackson. Houston propuso una conferencia formal. Al principio fue asistido por autoridades tejanas quienes reunieron a los líderes comanches y sirvieron como anfitriones. Más tarde los tejanos, se dieron cuenta de su error, estaban ayudando a sus dos enemigos a hacer la paz, cambiaron de parecer y le retiraron su permiso para permanecer en la provincia. Houston salió del país, pero dejo sentadas las bases para futuras negociaciones con los pueblos de las llanuras.

En el verano de 1834 el gobierno de Andrew Jackson mando a un regimiento de dragones, bajo el mando del coronel Henry Dodge, a una expedición de paz a la comancheria. En la expedición venia Jefferson Davis, futuro presidente de la Confederación, Auguste Pierre Chouteau, un astuto comerciante y George Catlin, un pintor que sería famoso por sus pinturas de los nativos. la comitiva de paz se componía de ocho cheroqui, siete seneca, seis delaware y once osage, como representantes de sus naciones. Además, El coronel traía a dos cautivos wichita y a una joven kiowa que había sido secuestrada hacia un año por los osage. La expedición entro a territorio mexicano y se desplazó a una villa Wichita, en donde representantes comanches, kiowa y Wichita los esperaban. El retorno de los cautivos fue el catalítico para conseguir la paz que había sido gestionada de antemano por el gobierno estadounidense. En ese momento no se firmó ningún documento, el coronel no tenía el poder de tal decisión, pero el compromiso para hacer la paz entre los pueblos nativos ya estaba establecido. Los osage y las naciones nativas del este ya podrían cazar en las praderas sin temor a ser atacados por los comanches, kiowa, o wichita. Para los comanches se habría una oportunidad de tener como aliado y socio a los estados unidos y su gran mercado de productos manufacturados, armas y municiones. Además, en vez de tener enemigos en su frontera del este ahora tenían socios comerciales potenciales. Las negociaciones formales y la firma de los tratados de paz serian en 1835 en Camp Holmes. Después de los tratados hubo disputas menores por tierras y derecho de cacería, entre los comanches y sus enemigos del este, pero nada que rompiera la paz. Del verano 1834 en adelante, los indígenas independientes del sur de las llanuras, los osage y las naciones desplazadas del este tuvieron una relación de cooperación y no de confrontación que duraría hasta la época de las reservaciones.

Los comanches y sus aliados se vieron librados de los constantes ataques en su frontera del este y del noreste y voltearon la vista hacia el sur. Ahora sus jóvenes guerreros tenían más tiempo libre y necesitaban obtener caballos, mulas y ganado para abastecer el mercado estadounidense. Dos causas principales que propiciaron el rompimiento de la frágil paz que se tenía con los mexicanos. Primero; el escaso mercado de productos y vienes mexicanos ya había sido desplazado por el inmenso mercado de estadounidense. Segundo, sin ninguna amenaza del este los comanches podrían lanzar grandes expediciones hacia el sur. Los mexicanos tardaron en darse cuenta de la paz firmada entre las naciones nativas y el gobierno de los estados unidos; estaban confiados que los comanches estaban bajo control. Las autoridades mexicanas se sentían optimistas porque un grupo de comanches habían firmado la paz con el estado de chihuahua en la ciudad del Paso del Norte; no se imaginaban que los comanches estaban haciendo tratos con los dos gobiernos, pero al último respetarían el que más les conviniera.
En el otoño de 1834 los comanches asaltaron los poblados de chihuahua cada mes y se incrementaron al comienzo de 1835. Estos ataques los hacían de manera veloz y solo robaban el ganado y los caballos, con nulas fatalidades y respeto a las propiedades. En mayo un grupo, de unos 800 comanches y aliados, invadió el estado solo que en la retirada un pequeño grupo de ellos se encontró con un destacamento de 36 soldados mexicanos. Los comanches sacaron la bandera blanca pidieron parlar y enviaron a un captivo mexicano para que les tradujera, entre tanto arribaron más comanches y los mexicanos se vieron en peligro; no se sabe si por accidente o por defenderse dispararon un cañón cargado con bala y metralla que destrozo a los comanches que estaban enfrente. Los comanches sobrevivientes huyeron y llevaron la noticia a la comancheria. el incidente lo interpretaron como un acto de traición y crueldad de los mexicanos. En junio, un mes más tarde, atacaron la hacienda de las Animas; mataron a todos los hombres, robaron caballos y mulas, saquearon nueve casas y quemaron el resto, destruyeron todos los graneros de frijol y maíz, y se llevaron a 39 cautivos. De ahí en adelante las incursiones de comanches hacia territorio mexicano no solo serían para robar caballos y ganado sino para una total destrucción de lo que no querían. Los comanches buscaban saciar su venganza y obtener los caballos y mulas que tanto necesitaban para su subsistencia.

Los tejanos buscaron hacer las paces con la división de comanches que comerciaba con San Antonio, Los Hois, pero los problemas entre federalistas y centralistas complicaron desarrollar una estrategia conjunta para contener y enfrentar la amenaza comanche. El gobierno central intento organizar una expedición punitiva, al corazón de la comancheria para defender a los poblados fronterizos, pero la rebelión Texana frustró todos los planes. Santa Ana y su destroza campaña en tejas, que resulto con la independencia de los colonos anglosajones y la creación de la republica de Texas, puso fin a las esperanzas de atacar a los comanche en su propio territorio. Ahora la comancheria quedaba dentro de Texas; si los criollos mexicanos no se podían dejar sus diferencias y unirse para recuperar la provincia mucho menos lo harían para organizar una campaña contra los comanches dentro de territorio Texano. Además, los tejanos que conocían el territorio, la lengua y costumbres de los comanches ahora formaban parte de la Republica de Texas, y muchos eran considerados enemigos y traidores por unirse a la causa Texana.

La rebelión Texana fue la causa de la segunda oleada de ataques, pero ahora cambiaron de región, del este chihuahua se movieron al sur del rio bravo en el área del Laredo y el rio Nueces. Los ataques no fueron tan violentos y hubo menos bajas de ciudadanos que en chihuahua, pero el robo de caballos, mulas y ganado junto con la destrucción de ranchos y pueblos arruinaron la región De 1835 a 1837, en solo dos años la región retrocedió su crecimiento demográfico y económico. Los saqueadores mataron a todos los animales que no podían acarrear. En Laredo se calcula que había unos seis mil borregos y cabras en 1835, para 1837 solo había unos mil quinientos ovinos. Después de 1837 los comanches y sus aliados se movieron más hacia el sur en busca de mejores tierras con ganado. Tamaulipas, Nuevo león y Coahuila reportaron ataques en sus estados.

Para 1839 las incursiones, tanto del norte como del sur de la comancheria, disminuyeron en toda la frontera norte de México. Los tenewa y los Hois del sur de las llanuras entraron en una sangrienta confrontación con los Texanos. El presidente que remplazo a Houston, Mirabeau B Lamar, acabo con la política de coexistencia y diplomacia de su antecesor. Los cheroqui fueron expulsados de Texas y se desato una campaña de terror contra los comanches. Para esto los Texanos usaron a los apaches lipanes como aliados, por ser excelentes rastreadores, conocedores de la región y enemigos de los comanches. En 1839 los lipanes descubrieron un campamento comanche y con una fuerza de texanos, y tonkawa lo atacaron, matando a cien hombre, mujeres y niños.

Los apaches Lipanes habitaban en la parte baja del rio bravo, entre la región del Paso y Matamoros, se componían de dos grupos principales. El primero vivía en el norte, el territorio que va desde Laredo hasta el Paso lo que hoy es Cd Juárez. Y el Segundo habitaba la región del sur entre Laredo y Matamoros siempre en las márgenes del Rio Bravo. Para el principio del siglo XIX el número de su población no rebasaba las mil personas cada uno. En 1837 los lipanes buscaron refugio y ayuda en México, pero las autoridades desconfiaron de ellos y los regresaron al norte de rio bravo. Los lipanes encontraron en los Texanos a su mejor aliado y protector; en contra de lo comanches y mexicanos.

En el norte de las llanuras los comanche yamaparika, kotsoteka y sus aliados kiowa and kiowa apache entraron en una serie de conflictos con sus enemigos de siempre, los cheyene y arapahó, mientras los comanches del norte de la comancheria robaban ganado, caballos y mulas de los ranchos y pueblos mexicano, los cheyene y arapahó bajaban del norte y le robaban el botín a los comanches. Por un tiempo hubo paz y comercio debido al concilio de los hermanos Bent que eran propietarios del fuerte Bent, donde comerciaban todos nativos. Pero después de 1837 las hostilidades se incrementaron entre los dos bandos sin que nadie mediara entre ellos. Por eso de 1837 a 1839 toda la atención de los comanches y aliados se enfocó en cuidar su frontera norte. Otros dos factores que contribuyeron a la disminución drástica de ataques hacia México fue el exceso de caballos y mulas que tenían acumulado y una plaga de viruela traída por los osage en 1839 y duro hasta 1840.

En 1840 los comanches, kiowa y kiowa apache hacen la paz con los cheyene y arapahó, la Gran Paz. Los historiadores no saben exactamente en qué mes se logró y la tradición oral no se pone de acuerdo en quien fue el que la inicio, aunque se especula que fueron los comanches por ser los que tenían más intereses en la región. La ceremonia se llevó acabo cerca de la frontera que los dividía, el rio Arkansas. Los cheyene y arapahó dieron, como prueba de amistad, cobijas, armas y municiones. Los comanches y kiowa dieron lo que más tenían, caballos, entre cuatro y seis caballos recibieron los hombres y mujeres cheyene y arapahó por terminar la guerra. Una guerra que duro muchos años y fue desastrosa para las dos partes. Así los antiguos enemigos del norte recibieron permiso para cazar bisonte en la comancheria y comerciar libremente en las llanuras. La Gran Paz, duraría hasta la época de las reservaciones forzosas, 1880?s
La Gran Paz trajo un total relajamiento en las llanuras centrales, los jóvenes guerreros comanches y kiowa ahora tenían tiempo libre; toda su atención y energía la dedicarían para saquear al sur de su territorio. La primera campaña que hicieron fue en septiembre de 1840, en el pueblo de Guerrero Tamaulipas. En cuestión de semanas los comanches arrasaron las haciendas al este de Nuevo León. En noviembre otro grupo se dirigió a Coahuila y se regresó por Nuevo León llegando casi a las puertas de la capital, Monterrey. En diciembre y enero los indígenas nómadas arrasaron el norte de Zacatecas y llegaron hasta San Luis Potosí. Los ataques se reanudaron en febrero en Chihuahua y Durango y todo esto debido a la Gran Paz entre los pueblos nativos de las llanuras. Aparte de robar caballos, mulas, ganado y de matar a hombres mujeres y niños y tomar cautivos; la destrucción de haciendas, ranchos y pueblos enteros fue la regla en todas las expediciones de los comanches y sus aliados.

Para 1840 la guerra contra México llego hacer un factor clave en la vida política y económica de las llanuras del sur. Como dice el autor Brian DeLay ?La guerra [contra México] en turno revitalizaba su economía y transformaba el sur de las llanuras en un bazar de saqueadores?. El saqueo de los comanches se puede dividir en tres partes; el primero es misceláneo y se componía principalmente de ropas, espejos, metales, maíz, granos, azúcar, armas, municiones, papel y plata. El segundo eran los cautivos; niños y mujeres que se convertían en esclavos para curtir las pieles de bisonte, hacer trabajos manuales y en veces como esposas. La mayoría de los cautivos acababan siendo parte de la sociedad; reforzaban y enriquecían a la comunidad en la comancheria. El tercero, los animales, era el más importante objetivo en los saqueos para la economía. Alrededor de 100,000 animales, entre caballos, mulas, ganado bovino y ovino, fueron robados entre 1830 y 1846 y se calcula que más de la mitad de estos llagaron hasta la comancheria.

Para la sociedad en la comancheria el caballo no solo era un bien material sino un medio para adquirir distinción. Se calcula que los pueblos nómadas de las llanuras necesitaban un mínimo de seis caballos por hogar para tener una vida promedio; y unos doce caballos para tener una vida segura y confortable. Los comanches y los kiowa valoraban más el prestigio social y el poder político que la acumulación de la riqueza. Los líderes distribuían ampliamente los caballos, mulas y otros bienes como regalos al resto de la comunidad para asegurarse el prestigio y apoyo político. La generosidad en la repartición del botín era un prerrequisito para obtener un mayor número de seguidores y a la vez mayor poder político. Este tipo de política económica se le conoce como la ?Economía de Regalo?, en la cual el rico permanece rico desasiéndose de sus posesiones. Al contrario de la ?Economía de Mercado?, en la cual el rico permanece rico acumulando riquezas. El tamaño de los regalos equivalía al prestigio y reputación del benefactor; el prestigio y reputación concordaba con el número de guerreros que un líder podía dirigir en una campaña. Los grandes contingentes de comanches, de 800 hasta 1,5000 individuos, reflejan la astucia, carisma y poder político de los líderes que lograron reunir estos ejércitos. la guerra contra México, que sostenían los pueblos de las llanuras, era una guerra lucrativa. Esta guerra brindaba a los jóvenes guerreros una oportunidad para obtener fama y prestigio; para avanzar socialmente y vengar a sus compañeros caídos en las batallas.

No se puede afirmar que el gobierno estadounidense organizo y dirigió una política para armar a los comanches y que estos desolaran el norte de México previo al conflicto armado de 1846. Se puede asegurar que la mayor parte de las armas que obtenían los comanches, ya sea a través de los comerciantes estadounidense a de naciones nativas, fueron manufacturadas en estados unidos para satisfacer la demanda de los habitantes de las llanuras. Los anglos americanos suplían las armas y las municiones a los comanches a través de intermediarios que tenían puntos de comercio en la frontera y por medio de intermediarios nativos que tenían experiencia comerciando con estadounidenses. Al principio de 1800s los comanches tenían dos contactos para obtener armas. unos eran franceses de la Luisiana, con la intermediación de los caddo y wichita. El otro contacto eran los británicos, usando como intermediarios a los mandan, aricara y hidatsa quienes les cambiaban las armas por caballos y mulas. Para la década de 1830s los anglos americanos empezaron a construir puestos de comercio en las márgenes de la comancheria. En 1834 Holland Coffee sería el primer comerciante en aventurarse a comerciar al norte del rio rojo. Los comanches le suplían de caballos y mulas y recibían en pago rifles y municiones. Más tarde empezando la década de 1840, tres familias de emprendedores dominarían el comercio con la comancheria; los Chouteaus, los Bents y los Torreys. Los nativos de las llanuras que solo comerciaban las pieles de bisonte con los mexicanos ahora tenían acceso a una variedad extensa de productos y a un mercado extenso para vender los caballos y mulas robados a los mexicanos.
Desde 1827 los comerciantes estadounidenses compraban mulas en la comancheria a 6 dólares y las vendían en Misuri por 60 dólares, a los nuevos pobladores que necesitaban los animales para la carga y el arado. Para 1840, miles de los llamados pioneros compraron unos diez mil animales para llevárselos en su camino al Oregón y a la Alta California. También el creciente ejército de estados unidos fue otro gran comprador de las mulas y caballos que los comanches robaban a los mexicanos. Otro gran mercado para el producto saqueado por los comanches fue Texas. De 1830 a 1840 su población creció exponencialmente; miles de inmigrantes necesitaban animales de carga, para limpiar la tierra, para el jalar el arado y para transportar su vienes y perdonas. Los comanches fueron los que suplieron ese creciente mercado. Esta demanda de caballos y mulas que trajo consigo la expansión estadounidense hacia el oeste no hubiera sido posible sin los caballos, mulas y ganado del norte de México. La elite criolla de las provincias y el centro de México no tuvieron visión geopolítica ni comercial para vender el excedente de caballos, mulas y ganado al creciente mercado estadounidense.

Para 1840 la comancheria se convirtió en un inmenso bazar del saqueo; en donde naciones de todos los pueblos nativos de los alrededores llegaban a comerciar con los comanches; la mercancía más cotizada era el caballo. En el invierno los sioux del oeste bajaban a las llanuras centrales para reabastecer sus manadas cada año. Lo mismo hacían los cheyene y arapahó. Por el este los comanches comerciaban usualmente con los wichita y los caddo, después 1830 nuevos socios llegaron procedentes del otro lado del Misuri, los shawnee, kikapú y delaware. El tipo de comercio era amplio pero basado principalmente en la compra de caballos, mulas y ganado y venta de Armas, municiones y productos manufacturados. Este gran bazar de saqueo creo una gran cadena comercial entre las naciones nómadas y sedentarias de la región. Aunque no hay registro del comercio llevado acabo, se calcula que era más grande que el intercambio comercial con Texas y los estados unidos. Por lo tanto, se puede decir que las naciones indígenas, vecinas y socios de los comanches, eran tan responsables como los tejanos y estadounidenses del despojo que se le estaba haciendo al norte de México.

No solo los nativos y los anglosajones se beneficiaban directa o indirectamente del saqueo a los pueblos y ranchos mexicanos, también los mismos mexicanos lo hacían. Los habitantes de Nuevo México tenían una larga experiencia lidiando con los comanches, años de conflictos, guerras y tratados de paz dieron como resultado una simbiótica relación entre las dos comunidades. Estaban tan cerca que la guerra no le convenía a ninguno y se necesitaban mutuamente para comerciar y subsistir. Para 1820 se calcula que Nuevo México poseía unos tres millones de ovejas; otro estudio sugiere que para 1830 solo había tres mil caballos y mulas en la provincia. Solo como comparación para 1849 Durango tenía unos 150 mil caballos y mulas aun con toda la depredación de los apaches y comanches. Los nuevomexicanos le vendían armas a los comanches por medio de los comancheros, a cambia de caballos y mulas de sus compatriotas del sur, Chihuahua, Durango, Tamaulipas y Coahuila. Los comancheros eran unos mercaderes sui generis fronterizos que se aventuraban en las llanuras centrales para cazar bisonte y comerciar con los habitantes de la comancheria. Además, necesitaban expandir sus crecientes manadas ovinas, al este del rio bravo en los márgenes de la comancheria, sin peligro de ataques continuos. Los comanches podían lanzar ataques anuales al sur de México sin temor a ser atacados por el noreste y mantenían abierto un mercado para la venta de sus caballos; compra de armas, municiones y comida.

Antes de la década de 1830, tradicionalmente para los comanches, la guerra y el saqueo eran actividades separadas. Cuando salían a conseguir un botín lo hacían en pequeños grupos y sin usar tanta violencia. Y cuando salían a la guerra usualmente sumaban hasta mil guerreros, duraba corto tiempo y la campaña terminaba con la muerte del enemigo. Pero con el aumento de enfrentamientos contra los mexicanos y como resultado de la muerte de muchos comanches, y aliados, la dinámica cambio; la distinción entre el saqueo y la guerra se diluyo y se convirtieron en uno solo. En diciembre de 1840 una partida de comanches inusitadamente llego hasta el norte de San Luis Potosí y en su camino de regreso a la comancheria se desviaron a Saltillo y saquearon la ciudad, tomaron cautivos a 27 personas y juntaron 1,700 caballos y mulas. Ya tenían el botín en sus manos; el ejército mexicano estaba cerca y en vez de tomar más prisioneros, robar más ganado o huir para evitar un enfrentamiento se dedicaron a buscar y matar. Más de cien personas fueron asesinadas, destruyeron graneros, masacraron a 1,100 animales entre vacas, borregos, cabras y puercos. Por qué los comanches gastaron energía y tiempo tan preciados en campaña; y sobre todo por que arriesgaron su vida solo para matar personas, sacrificar el ganado y destruir las propiedades. Esta forma sangrienta y violenta de ataque se convirtió en un patrón, los comanches y aliados cruzaban el rio bravo no solo para robar sino para matar y destruir cuando ya no había necesidad de hacerlo.

Los mexicanos no eran los únicos enemigos de los comanches. También los texanos y sus aliados los lipanes les habían hecho la guerra y les habían matado una gran cantidad de guerreros en la comancheria misma. En 1839 una partida de lipanes descubrió un campamento comanche; una fuerza de Texanos, lipanes y tónkawa los sorprendieron y mataron a más de cien entre mujeres, niños y ancianos. En marzo de 1840 un grupo de comanches llego a parlamentar a San Antonio, como símbolo de buena voluntad, traían a una cautiva estadounidense, Matilda Lockhort, pero el ranger texano, Hugh Macleod ordeno atacarlos; mataron a 35 y detuvieron a 27 y solo murieron ocho Texanos. En octubre una fuerza texana masacro a 140 comanches y tomo a 35 prisioneros. Los comanches tenían suficientes razones para atacar y vengarse de los texanos por tantas muertes que les habían infligido. La tensión entre la comancheria y Texas estaba muy alta pero los comanches prefirieron negociar con ellos y dedicarse a guerrear contra México. Primero porque los texanos eran sus vecinos cercanos y no podían tener dos frentes de guerra. Segundo por la inmensidad de la comancheria, sus enemigos los lipanes estaban en constante movimiento y perseguirlos requería de tiempo y recursos. La cacería como medio de alimentación en campaña tomaba más tiempo y esfuerzo por la vastedad de la llanura. En cambio, al sur del rio bravo los ranchos y pueblos con habitantes y animales fijos eran un blanco perfecto. México era un enemigo débil y poseía una cantidad inmensa de caballos, mulas y ganado; esto significaba poder moverse y alimentarse sin tener que perseguir ni cazar constantemente. La geografía del norte de México la conocían a la perfección, las montañas y los ríos y todos los recursos del país estaban a su disposición; se podían alargar las campañas sin riesgo de quedarse sin alimentos. El bolsón del mapimi llego hacer una de sus guaridas más secretas por lo tanto una de sus preferidas. Se podían quedar a vivir por meses y después seguir su camino hacia la comancheria bien repuestos y apertrechados. La mayoría de las campañas hechas en las décadas de los 30s y 40s las hicieron en otoño e invierno.

El autor Brian Delay enfatiza a la cultura de la venganza como una explicación de la violencia ejercida por los comanches contra las comunidades norteñas de México. Si las campañas hubieran sido motivadas solo por la adquisición de bienes materiales entonces por qué tanta matanza de mexicanos y por qué destruir el botín que no querían o no podían cargar con él. Los comanches tenían una elite de guerreros les llamaban ?Lobos?; eran los más valientes y diestros preferían morir peleando que regresar derrotados. Después de una campaña exitosa el guerrero era recibido con honores y danzas; las jóvenes solteras se acercaban para premiarlo sexualmente. Por el otro lado si el guerrero llegaba derrotado recibía maltrato y burla, se le consideraba una vergüenza; las mujeres les rompían y quemaban sus pertenecías hasta el extremo que algunos preferían huir de su ranchería. En las mujeres recaía la labor de velar por el honor marcial de los hombres. Ellas ejercían mucha influencia en el ego de los hombres y se encargaban de recordarles que tenían que vengar la muerte de los caídos en batallas. Para los comanches la venganza era el principal idioma político que utilizaban para movilizar a la comunidad; era una responsabilidad colectiva el vengar el agravio hecho a la comunidad. Para convencer a cientos de guerreros que dejaran sus familias y posesiones y viajaran cientos de kilómetros por meses enteros; los comanches recurrían al discurso del honor, de la lastima y la revancha. Así cada vez que un guerrero comanche era asesinado por un mexicano se empezaba el ciclo de la venganza. Los dolientes invocaban al resto para que sintieran lastima y compasión, lloraban y gritaban hasta que provocaban la suficiente empatía de los líderes y de la comunidad que decidía en conjunto vengar la muerte del guerrero y preparar una campaña para desquitarse de los que mataron al guerrero. Este era el comienzo para echar andar la maquinaria de guerra en la comancheria; esto aunado al sistema de obligaciones que el pueblo tenia hacia sus líderes y la influencia que las mujeres ejercían sobre el honor de los hombres.

los jóvenes comanches peleaban para ganar honor, para vengar a sus camaradas y para hacerse de caballos. Ellos no peleaban para convencer a los mexicanos de algo, ellos no pelaban por su tierra o por la seguridad de sus familias; ni para defender su cultura. Antes de 1850, los comanches no estaban siendo atacados, ni invadidos ni colonizados. Al contrario, ellos detuvieron el proceso colonizador de España, Francia e Inglaterra y más tarde de México y los estados unidos. Hoy los académicos situación la violencia contra los pueblos colonizados en un marco de resistencia. Casi en todos los casos las naciones indígenas se han tenido que adaptar y aprender a convivir bajo las reglas de los europeos. En este caso los europeos se tuvieron que adaptar y aprendieron a convivir bajo las reglas de los comanches y aliados.
En 1821 la elite criolla que tomo las riendas de la naciente república mexicana trato fervientemente de inculcar en la población un sentido de nacionalidad. Los descendientes de españoles de piel clara trataron de imponer los símbolos y valores patrios que ellos estaban construyendo desde el centro del país, una sociedad conservadora, católica y estratificada. Primero como un imperio monarquista y después como una república federalista y más tarde centralista; esta idea de nación no prevenía la diversidad geográfica, demográfica y cultural del resto del país. Cuando comenzaron los ataques de los apaches en sonora y chihuahua cada provincia trabajo por su propia cuenta sin unirse contra el mismo enemigo. Lo mismo paso en Tamaulipas, Nuevo León, Durango y Coahuila en contra de los comanches. Cada estado lucho con sus propios recursos y no hubo una coordinación entre líderes, gobernadores, militares o representantes del clero. Los criollos como grupo de poder fallaron en responder a sus representados. Hubo esfuerzos de parte de autoridades locales a unirse y llamar la atención del centro del país para que los auxiliaran en su predicamento contra los apaches y los comanches, pero nunca se concretaron.

En 1831 las autoridades de sonora y chihuahua dejaron de dar las raciones de alimentos a los apaches. Los pagos anuales que se les hacía a los apaches en forma de comida y bienes eran una carga para los estados. Los líderes pensaron que ya era tiempo que los indios independientes se alimentaran por sí mismos. La costumbre de darles regalos y comida venía desde tiempos de la colonia. España logro mantener de esta manera la paz por largas temporadas. Ahora con la nueva república las raciones de cobijas, maíz, sal, harina, cigarros y carne de res, durante todo el año, llego a su fin. Como resultado los apaches, mescalero, chiricahua y apache del oeste, empezaron a bajar en grupos y robar animales, asaltar a los viajeros, matar y secuestrar gente. Primero empezó en sonora y la parte occidental de chihuahua, después se desplazaron al sur de Nuevo México, el norte de Durango y el oriente de Coahuila. Las autoridades al darse cuenta de su error quisieron rectificar y hacer las paces con los apaches, restaurar el programa de regalos y alimentos, pero ya era demasiado tarde. los apaches, como Mangas Coloradas, preferían saquear para alimentar a su gente antes que seguir recibiendo dadivas de las autoridades mexicanas.

Los gobernadores respondieron a los ataques con tres acciones. La primera; organizaron a la gente y la armaron con lo que pudieron, hasta con arcos y flechas. Segunda; trataron de movilizar a la población en un esfuerzo en conjunto contra los apaches; unificaron y coordinaron a los grupos de defensa. Y la tercera fue conseguir fondos para la defensa, esta fue la más difícil tarea, los estados estaban básicamente en la ruina. Los gobiernos estatales necesitaban una gran cantidad de dinero para invertir en un sistema de defensa efectivo. En 1834 chihuahua requería mínimo medio millón de pesos para salvar al estado de la ruina a causa de los ataques de apaches y comanches. Los estados no podían librar esta batalla por si solos.

Los gobiernos estatales pidieron ayuda a la ciudad de México. Se propuso revivir el sistema presidial, que le dio buenos resultados a la corona española. En 1826, las autoridades intentaron continuar con este sistema de defensa para la frontera norte. La corrupción y el despilfarro del erario público, por la nueva elite criolla, llevo al país a la banca rota. irónicamente el ejército consumía la mayoría del presupuesto nacional y a su vez no destinaba recursos para la seguridad de las provincias del lejano norte. Los presidios estaban en decadencia, los soldados no recibían pago. Estaban mal armados y desmoralizados. El país estaba en la ruina; no tenía los recursos para ayudar a las provincias norteñas. Después de 1834, el gobierno central veía los conflictos contra apaches y comanches como conflictos locales que acabarían por disiparse paulatinamente. Además, las autoridades y el ejército estaban ocupados tratando de imponer el centralismo y sofocar los levantamientos federalistas. El país estaba dividido por la anulación de la constitución de 1824. Los estados se convirtieron en departamentos y los gobernadores fueron impuestos desde ciudad de México. el gobierno central busco recaudar más impuestos dejando las arcas vacías de los estados. Se prohibió que los estados tuvieran una guardia nacional para que no se revelaran contra el gobierno. Se limitó la portación de armas para los ciudadanos y se monopolizo la venta de armas, municiones y pólvora. Estos hechos dejaron al descubierto y vulnerables a las provincias fronterizas que se vieron acosadas por los apaches y comanches constantemente.

La desunión entre las provincias norteñas fue otro factor importante por el cual no se pudo defender efectivamente a las poblaciones de las depredaciones de los indígenas independientes. Esta división entre los norteños se debió principalmente al conflicto de intereses que se dio entre departamentos rivales, entre pueblos vecinos, entre regiones distantes, entre caciques, hacendados y autoridades locales. Los desacuerdos entre chihuahua y sonora complicaron la defensa de los dos estados. Chihuahua tenía una política de conciliatoria y sonora una punitiva. Unos buscaban la unidad para hacer tratados de paz conjuntos, los otros no aceptaban parlamentar con los enemigos. En la ciudad de México se les consideraba a los indígenas independientes, que vivían dentro del territorio nacional, como ciudadanos mexicanos. las autoridades apostaban a dialogar con ellos para que pararan sus travesuras, los criollos de la ciudad de México los consideraban como hijos descarriados a los cuales había que tenerles paciencia. Los pobladores de las provincias norteñas, que vivían en carne propia una guerra, los consideraban barbaros y sanguinarios, incapaces de ser civilizados y lejos de ser mexicanos.

Los estados adoptaron una política cruel para detener el saqueo y muerte causado por los apaches. Se buscó satisfacer el clamor público de venganza y la adquisición de esclavos al mismo tiempo. Se le puso precio a la cabellera de los apaches; cien pesos por la de un adulto, cincuenta por la de una mujer y veinte cinco pesos por la captura de un niño menor de once años. De doce años en adelante un niño ya pasaba como adulto. En esa época el 85% de la población ganaba menos de veinte pesos al mes. Mucha gente pobre se dedicó a buscar apaches para cortarles la cabellera. los extranjeros, principalmente aventureros y cazadores de pieles, fueron los que acapararon el negocio de cortarle las cabelleras a los apaches, yaquis y otros grupos de la región que parecieran apaches. James Kirker, un irlandés mercenario fue unos de los más famosos caza recompensas de la región. Esta acción de ponerle precio a las cabelleras en vez de parar los ataques los alentó a un mas y con más violencia. Se creó un círculo vicioso de venganza y odio entre apaches y mexicanos en la frontera norte.

En la primavera e 1846 un grupo de chiricahuas arribaron al pueblo de Galeana, Chihuahua para parlamentar y buscar un acuerdo de paz. James Kirker, supo que estaban borrachos y desarmados, llego con su cuadrilla de mercenarios junto con la gente del pueblo y atacaron a los apaches indefensos. Mataron a 130, entre hombres, mujeres y niños. Este fue uno de los peores errores que los mexicanos pudieron haber hecho. Cuando se corrió la noticia en la apacheria el bando que buscaba la paz fue acallado y los guerreros como Mangas Coloradas sobrepusieron su política de guerra y venganza contra los mexicanos de sonora y chihuahua. Todo el resto de la década los chiricahuas hicieron la guerra contra los poblados mexicanos y no creyeron en acuerdos de paz nunca más.

Durante la década de 1830 se calcula que sonora tenía una población de 50 mil habitantes y Chihuahua 134 mil. La población conjunta de mescaleros y chiricahuas no sobrepasaba los tres mil habitantes. Entre 1832 -1840; se reportaron 1,040 ataques solo de apaches en sonora y chihuahua. De 1835 a 1846 se reportaron 774 mexicanos muertos por ataques de apaches y 373 apaches muertos. Las estadísticas de la guerra contra los comanches son más desconcertantes. De 1831 a 1848 los comanches y kiowa mataron a 2649 mexicanos; capturaron a 580 pero 272 fueron liberados. Los mexicanos mataron a 702 comanches y kiowa y lograron capturar solo a 32 de ellos. Estos datos no son exactos, solo son los números que se pudieron recabar en los archivos y periódicos en aquella época. Hubo una gran cantidad de incidentes que nunca se reportaron por el aislamiento de las comunidades y por la falta de autoridades que levantaran las actas.

Los ataques continuos, por más de una década, marcaron terriblemente a la región. La población, la economía y la comunidad fueron los más afectados. El crecimiento anual de la población del norte de México declino drásticamente. los miles de muertos y capturados por los apaches, comanches y kiowa dejaron no solo un vacío en las familias sino también en las comunidades. Al faltar la cabeza de familia, el núcleo familiar se disolvía; se abandonaba el rancho, el pueblo o la comunidad. Estos ataques interferían con el transporte de gente y de bienes acotando el comercio. La producción del campo y las ciudades se desplomo. Los precios de los productos se elevaron al igual que el costo de la vida. Esta falta de comunicación debido al peligro de viajar por los caminos inhóspitos produjo aislamiento y evito la comunicación y cooperación entre las autoridades regionales. El gobierno departamental solo podía cobrar impuestos productos locales, era su única fuente de ingresos después de la reforma constitucional centralista. Las autoridades locales no tuvieron recursos ni la forma de recaudarlos para defender a su comunidad.

Como explicar la falta de acción por parte del gobierno central ante estas agresiones violentas en contra de ciudadanos mexicanos por tantos años consecutivos. Primero ya mencionamos las fallas de la nueva elite gobernante, ineficiencia, racismo, clasismo, falta de experiencia para gobernar, pero sobre todo su corrupción y nepotismo. El militarismo y el clericalismo imperante impidió que la joven nación creciera y se desarrollara. Los militares y el clero absorbían y controlaban el presupuesto nacional; descuidaron a una región vital para el país. Además de estos factores internos, hubo una serie de factores externos que debilitaron a la joven nación e hicieron que las prioridades fueran otras menos la guerra contra las naciones nativas independientes. Primero fue la imposición del centralismo; después las rebeliones de los estados federalistas que brotaron por todo el territorio nacional. Segundo la inestabilidad política, ningún presidente acababa su término, era derrocado. Tercero el imperante colonialismo e imperialismo de las naciones europeas que querían seguir imponiendo su hegemonía. La guerra contra Texas en 1836, la invasión francesa de 1838 desvió la atención del gobierno central y la guerra contra los comanches pasos a un último plano.

En el otoño de 1845, por fin el gobierno central envío recursos, armas y soldados al lejano norte y se comenzó a vislumbrar una estrategia nacional en contra de las incursiones de los apaches y comanches. El gobierno nacional, encabezado por Joaquín de Herrera convierte en una crisis nacional a la guerra sufrida por los estados norteños, pero ya era demasiado tarde. En diciembre de 1845 Texas es anexada a los estados unidos, la guerra se vislumbra cerca y la defensa de las poblaciones norteñas pasan a segundo término. En mayo de 1846 comienzan las hostilidades; todos los recursos son destinados para defender a la nación en contra de los invasores anglosajones y se deja el campo abierto a las incursiones de apaches y comanches. México estaba siendo invadido y atacado en dos flancos por dos enemigos simultáneamente. Los ataques de comanches y apaches se multiplicaron de 1846 a 1848.
Al comienzo de la guerra el ejercito de Zacarías Taylor llevaba la consigna de no polarizar a la población y de ganarse la voluntad de los pobladores; lo cual logro al principio. Después de las batallas de la Palo Alto y la Resaca, el 8 y 9 de mayo de 1846, el ejército estadounidense cruzo el rio bravo y se internó en el país. En su travesía encontró una devastación total, pueblos abandonados, ranchos destruidos en Tamaulipas, Nuevo León, Chihuahua, Coahuila y Sonora. En varias ocasiones los soldados regulares auxiliaron y rescataron a ciudadanos mexicanos en manos de los comanches y apaches. Más tarde cuando la población fronteriza, se dio cuenta que los yanquis no eran sus defensores, se quisieron levantar en contra de la invasión anglosajona pero no encontraron apoyo de las autoridades y líderes locales. El ejército estadounidense actuó como un conquistador y los soldados voluntarios se dedicaron hacer atrocidades en contra de la población indefensa. Del invierno de 1846 hasta 1847 los soldados estadounidenses, principalmente voluntarios, saquearon, destruyeron, mataron y violaron por toda la región. Los mexicanos les tenían más miedo que a los mismos comanches. Los generales estadounidenses les daban paso libre y luz verde, a los comanches y apaches para atacar a las poblaciones mexicanas ya de por si devastadas. Por causa de ataques e invasiones sufridas constantemente en las comunidades del lejano norte de México se puede entender por qué no hubo una respuesta efectiva de estos estados. No pudieron levantar y organizar una guerrilla que le causara estragos a los invasores. Primero la población no tenía recursos ni armas para pelear; Segundo ya estaba desgastada y decimada por tanto combatir a los apaches y comanches. La desunión entre los estados, ciudades y pobladores fue otro factor clave para explicarnos por qué el norte de México no se levantó en contra de los yanquis.
El mito de la creación de Texas, es una narrativa inventada por los colonos anglosajones que fueron invitados a poblar tejas por los criollos mexicanos. en 1835 los colonos se decidieron rebelar contra el gobierno centralista de Santa Ana; mandaron a Stephen F. Austin a buscar ayuda a los estados unidos. Antes de 1835 los periódicos raramente hablaban de la provincia de tejas y la relación de los colonos y las autoridades mexicanas. En su gira Austin desarrollo una narrativa, el mito de la creación de Texas, en la cual sobresaltaba el trabajo extraordinario de los anglosajones que habían sido invitados para poblar un territorio desértico y asediado por indios barbaros. Después de su llegada, los anglosajones transformaron el desierto en huertos y protegieron las fronteras mexicanas de los indios barbaros. Los mexicanos y sus abuelos los españoles no habían sido capaces de conquistar al país y erradicar a los barbaros de la región. Los indios no eran poderosos, sino que los mexicanos eran débiles; eran personas mescladas inferiores a los mismos indios. Por lo tanto, a los texanos les pertenecían estas tierras; ellos las habían recuperado del desierto y de los salvajes. Las autoridades estadounidenses retomaron esta narrativa y la incluyeron en su destino manifiesto. La idea de la superioridad racial llevo a los estadounidenses a tomar el puesto de redentores. Los anglosajones harán lo que los mexicanos no pudieron lograr; hacer productivo el desierto. Si los mexicanos no pueden controlar y retener sus posesiones entonces nosotros lo haremos por ellos. Esta fue la justificación que los políticos se inventaron para arrebatarle la mitad de su territorio a una república vecina.
Los apaches, mescaleros y lipanes hicieron la paz con los comanches en 1844. Estas nuevas alianzas revitalizaron los ataques de los comanches hacia las poblaciones mexicanas. Ambos grupos tenían mucho que ganar con estas alianzas; los comanches a su vez se consolidaban como el grupo homogéneo de la región. Estos acuerdos de paz acabaron con años de una rivalidad sangrienta entre apaches y comanches. Para los apaches, esta alianza, representaba tener un refugio en donde esconderse de sus enemigos. Ahora los mescaleros y lipanes tenían derechos para cazar bisonte pacíficamente. Estos movimientos políticos, logrados por la astucia y diplomacia comanche, se consolidaron en el momento en que empezó el conflicto armado de 1846.

Al comenzar las hostilidades el gobierno de James Polk busco hacer tratados de paz con todos los grupos comanches para que se mantuvieran al margen de la guerra y no crearan alianzas con el gobierno mexicano. Zacarías Taylor estaba estacionado en Corpus Christi y temía ser atacado por los dos frentes, al sur por el ejército mexicano y a sus espaldas por los comanches. Después de que se consiguió la neutralidad de los comanches y apaches se desato una ola de ataques hacia el norte de México nunca antes vistas. Al final del 1846 y principios de 1847, Los comanches y sus aliados supieron de las derrotas de los mexicanos y su débil posición defensiva; al mismo tiempo conocían las rutas y las posiciones del ejército estadounidense. Sabiamente supieron tomar ventaja de la situación y extrajeron más caballos, mulas y ganado que en los años anteriores. La invasión estadounidense confluyo con la invasión de los apaches y comanches, México fue atacado e invadido por dos enemigos al mismo tiempo. Los líderes criollos no supieron ni entendieron la dinámica de los ataques. Pensaron que los estadounidenses organizaban, armaban y dirigían a los indígenas para debilitar al país. Los criollos nunca se imaginaron que los comanches y apaches tenían capacidad de organización y decisión propia y eran capaces de tener una política inventiva; aunque no tuvieran presidente, congreso o diplomáticos como las repúblicas constituidas.

En septiembre de 1847 el ejército estadounidense toma la ciudad de México. los criollos deciden no hacer la guerra de guerrillas, y prefieren negociar con los anglosajones y reprimir las insurrecciones de indígenas que se dieron por todo el país. El Tratado de Guadalupe Hidalgo fue firmado el 2 de febrero de 1848 en los terrenos de la basílica de Guadalupe; donde la iglesia católica ofreció santuario a los militares estadounidenses. Este vergonzoso tratado ha sido orgullo de la diplomacia criolla por mucho tiempo. En sus argumentos se dice que México perdió en los campos de batalla, pero gano en la política; que gracias a la astucia de los negociadores se logró salvar la baja California y resguardar los derechos de los ciudadanos mexicanos que habitaban esas provincias. Al Articulo 11 se le puede considerar como un punto a favor de los mexicanos: XI: Los Estados Unidos se comprometen a controlar a las tribus indígenas en su territorio e impedir su paso a México; a no comprar o canjear prisioneros, artículos, ni ganado robados en México, ni a venderles o suministrarles armas de fuego o municiones; y a rescatar y repatriar a los prisioneros de los indios que tengan la nacionalidad mexicana.

El Articulo 11 sintetiza este ensayo y se puede seccionar en tres partes. El primero representa al estado criollo fallido que no pudo resguardar sus fronteras y proteger a sus ciudadanos. Las autoridades no tuvieron visión para negociar con los apaches y comanches y sobre todo tejer alianzas que detuvieran el avance de los anglosajones. También fallaron en hacer una política nacional en defensa de las provincias norteñas, no reconocieron que los ataques de comanches y apaches no eran conflictos locales sino una crisis nacional. Estas invasiones acabaron por desolar a todas las provincias del norte; que durante más de una década de conflicto acabaron degastadas y no pudieron dar un defensa digna cuando llegaron los invasores anglosajones. Segundo resalta la excesiva confianza estadounidense fundada en su ciega superioridad racial ante los mexicanos y las naciones indígenas independientes. Pensaron que los comanches atacaban a los mexicanos por ser inferiores y débiles y en cuanto ellos tomaran posesión de los territorios los comanches y apaches serian pacificados rápidamente. Al ejército estadounidense le tomaría más de tres décadas en pacificarlos, con la ayuda del ejército mexicano. Otros factores fueron la disminución de la población nativa. La extinción del búfalo, y el desarrollo de nuevas tecnologías en armas y municiones. El Tercero ejemplifica la relevancia de la política de las naciones indígenas independientes. En plena mitad del siglo XIX los comanches y apaches influyeron en el conflicto armado y participaron activamente no como aliados de uno u otro bando sino como un ente independiente. Con sus ataques causaron caos en el norte de México, facilitaron la invasión, conquista y ocupación estadounidense. Desde el punto de vista de los observadores mexicanos y anglosajones, las naciones nativas no tenían organización ni liderazgo, sus ataques eran producto de gente salvaje que solo destruía y saqueaba por placer. Nunca reconocieron la extraordinaria organización social, el complejo sistema de comercio y la capacidad de hacer política, que hicieron de los comanches y apaches unos enemigos ?formidables?.

El artículo, comprometía a los estados unidos a detener los ataques en territorio mexicano de los comanches y apaches, este punto se convertiría en una pesadilla para el gobierno anglosajón. Al pasar la ley el senado estadounidense voto para tomar responsabilidad del comportamiento de los indígenas independientes y prevenir los ataques a México. La realidad rebaso la retórica, después de la guerra los comanches y apaches siguieron atacando a las poblaciones mexicanas y regresaban al santuario de la comancheria. Los mexicanos estaban haciendo demandas internacionales y exigiendo compensaciones por sus pérdidas. El ejército de estados unidos no pudo pacificar ni poner orden en sus nuevos territorios como lo había imaginado. Los apaches y comanches eran los mejores guerreros que habían enfrentado. En 1854, Antonio López de Santa Ana, vende el territorio de la mesilla por 10 millones de dólares y al mismo tiempo libera al gobierno de estados unidos del articulo 11. Este hecho traidor no solo le ahorro miles de dólares en compensaciones al gobierno anglosajón, sino que elimino el recordatorio de su falsa superioridad racial. Los estadounidenses subestimaron tanto a los mexicanos como a las naciones indígenas independientes y se sobreestimaron ellos mismos.

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