Traslados hasta de seis horas a pueblos de la montaña de Guerrero
Los niños no se concentran porque apenas comen, señalan // Sería un sueño que vieran la CDMX: comprenderían que con estudios pueden ir muy lejos, dicen a La Jornada
Laura Poy Solano
Periódico La Jornada
Domingo 26 de mayo de 2024, p. 7
Maestras de educación indígena de La Montaña Alta de Guerrero señalaron que no sólo enfrentan inseguridad y carencias de infraestructura básica, como Internet y sanitarios en las escuelas, también debemos trasladarnos hasta seis horas desde nuestra casa para llegar a las comunidades donde trabajamos, con un salario que no supera 6 mil pesos quincenales.
En entrevista con La Jornada, las profesoras Diana e Isabel narran los desafíos que impone la extrema pobreza en muchos pueblos aisladas. Mi escuela está en una comunidad del municipio de Cochoapa, uno de los más pobres del país. Allá nos damos cuenta de que los niños no se concentran porque no comen. Su desayuno y almuerzo apenas es un chicharroncito y un juguito, porque no tienen nada más.
Sería un sueño, dice Diana, quien tiene seis años de experiencia docente y se traslada seis horas desde su domicilio para realizar su labor educativa, que mis niños pudieran ver una ciudad como esta; se maravillarían de todo lo que hay. Allá no tenemos señal ni de teléfono, menos de Internet, pero si pudieran ver las calles, los edificios, quizá sería más fácil que comprendieran que con estudios pueden ir muy lejos.
Isabel, con 26 años de servicio como profesora unitaria de prescolar, en la comunidad de Llano Grande, municipio de Acatepec, afirma: ?es muy duro, porque somos hablantes de una lengua madre y no tenemos libros ni materiales didácticos en nuestro idioma.
En mi caso, como puedo voy dibujando cosas a los niños para alfabetizarlos en nuestra lengua y en español, y todo lo hago solita, porque nunca han querido mandarme el apoyo de una compañera docente. Me toca atender los tres grados de prescolar, además de las actividades administrativas y directivas, entre ellas ayudar a los padres a registrar a sus hijos para que puedan ser inscritos en la escuela.
Muchos papás lo dejan pasar porque les cobran, afirma, y entre más grandes son los niños, pagan hasta 150 pesos por acta, además de caminar entre siete y ocho horas para llegar a la cabecera municipal.
Los bajos salarios es otro de los muchos desafíos. Con casi 30 años de servicio, nunca he visto en mis manos 16 mil pesos juntos. Mi quincena es de 5 mil 800 pesos, pero de ahí alimento a mis cinco hijos y a mi madre.
Explica que su ingreso se divide para el pago de diversas necesidades, incluido el transporte de su domicilio a la comunidad donde trabaja. Y como el pasaje es caro, regreso a casa cada 15 días; por eso debo llevar despensa, porque allá en las comunidades no hay nada. Además, tengo que rentar un cuartito; total que después de descontar todo eso, cuando mucho me quedan 500 pesos, ¿y cómo vives con eso?
El profesor Gerardo Gómez, con 15 años de servicio, docente en la comunidad de Ayotzinapa, municipio de Tlapa, afirma: durante toda mi labor como maestro nunca he tenido un ascenso horizontal, así que pese a la experiencia ganamos lo mismo que un profe de plaza inicial; e igual les pasa a los compañeros con 30 años de docencia.
Recordó que la Secretaría de Educación Pública (SEP) llegó a establecer un apoyo para los maestros que trabajamos en comunidades de extrema pobreza, así como para aquellos que laboran en zonas de vida cara, como Acapulco, pero todo eso se quitó, y ahora debemos sacar de nuestras quincenas para transporte, comida, alojamiento y el sostén de nuestras familias.
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Nota de Educayotl:
Realmente, la llamada Educación Indígena proporcionada por el Estado neocolonial de ideología criolla, nada tiene de >indígena<, en cuanto sus resultados han sido totalmente dañinos para la cultura y las tradicionales formas de vida. La educación que se imparte a los pueblos anahuacas es la misma que se imparte al modelo nacional, por lo tanto, es más acertado llamarla educación rural. En cien años del proyecto SEP ha desaparecido entre un 60 y 75 % de hablantes de las lenguas hijas de la civilización del Anahuac. En efecto, la educación vasconcelista en los años veinte, inició con la prohibición de hablar las lenguas madres en las escuelas y los profesores llevaron a las comunidades el peligroso virus de la modernidad y el progreso. Los resultados son patéticos, por una parte, de pretende acabar con las culturas ancestrales a través de la prohibición de usarlas, y en segundo lugar, la educación para el trabajo, que es el modelo SEP, no solo en el nivel indígena, sino en todo el país, es limitado, deficiente y con resultados muy pobres. En pocas palabras, no se destruye totalmente las culturas ancestrales, ni tampoco se capacitan de manera eficiente a los jóvenes indígenas para el trabajo urbano. Además del racismo y clasismo que distinguen la cultura nacional. Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado.