Guillermo Marín Ruiz
Los grandes espíritus que trascienden no desaparecen, siguen acompañándonos formando esas personas que siguen siendo un referente después de su partida física. El Maestro Toledo, para los oaxaqueños sigue siendo un arquetipo, que como faro en medio de las tempestades nos indica el camino. Para los macehuales de Oaxaca, para el pueblo, el maestro sigue entre nosotros, no por su obra artística. No es por eso, pero, además, por fortuna existe excelentes pintores, que todavía no alcanzan las alturas del Maestro Toledo.
En efecto, la grandeza de Francisco Toledo fue su calidad humana. Su constante preocupación por el bienestar de la comunidad, la infatigable labor en defensa de los seres humanos y su cultura. Toledo en vez de acumular para él, buscaba resarcir al pueblo con la creación de instituciones culturales. En vez de vivir en una opulenta mansión y vivir en el dispendio, donaba casas para crear instituciones culturales y vivía de manera austera.
El Maestro Francisco Toledo enfrento a los hegemones del poder político cuando planeaban hacer sus fechorías y con su llamado, el pueblo iba tras él, luchando contra quienes se querían enriquecer ilegalmente depredando el patrimonio de Oaxaca, sea como detener un libramiento carretero por las estribaciones de la Sierra Norte, o impedir que una trasnacional de comida chatarra se asentara en el primer cuadro del centro histórico.
No nos equivoquemos, el Maestro Toledo es una estrella que aparece en el firmamento oaxaqueño, por estar comprometido con su obra artística, comprometido con su obra social y comprometido con las causas más nobles del bien común. Totalmente alejado de la politiquería, de la ambición económica, y lo que resulta muy significativo, alejado totalmente e los reflectores que requieren los grandes egos exaltados por el poder económico o el poder político.
El espíritu del Maestro Francisco Toledo sigue vivo, presente y vigente entre los oaxaqueños por su calidad moral y ética. Eso es lo que trasciende a los seres humanos.
Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. www.toltecayotl.org