La empresa colonizadora se empeñó en destruir la civilización mesoamericana sin más límite que el que imponían sus propios intereses. Allí donde fue necesario, se liquidaron pueblos enteros. Donde, por el contrario, se requirió la fuerza de trabajo de los indios, se les mantuvo social y culturalmente segregados y se crearon, indirecta las condiciones mínimas para la continuidad de la civilización mesoamericana, pese al brutal descenso de la población durante las primeras décadas de la invasión, una de las catástrofes demográficas más violentas y terribles en la historia de la humanidad.
La empresa colonizadora se empeñó en destruir la civilización mesoamericana sin más límite que el que imponían sus propios intereses. Allí donde fue necesario, se liquidaron pueblos enteros. Donde, por el contrario, se requirió la fuerza de trabajo de los indios, se les mantuvo social y culturalmente segregados y se crearon, indirecta las condiciones mínimas para la continuidad de la civilización mesoamericana, pese al brutal descenso de la población durante las primeras décadas de la invasión, una de las catástrofes demográficas más violentas y terribles en la historia de la humanidad.