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Entorno enemigo. Carlos Incháustegui (fragmento)

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Entorno enemigo. Carlos Incháustegui (fragmento)

Los mazatecos y sus sobrenaturales

Carlos Incháustegui

El  pueblo  mazateco  ha  creado  con  singular imaginación un universo pleno de riesgos dentro del cual es necesario permanecer siempre en guardia,  más  aún,  cuando  que  “los  dueños” siempre tratan de engañar al hombre, en una peligrosa contigüidad ancestral.

El mazateco posee un fuerte poder creador intelectual y una gran imaginación, cualidades que se revierten contra él y le crean situaciones difíciles, pero  que  también  le  han  hecho  poseer  una  rica  y extensa literatura oral, con innumerables variantes, en el campo  de  la  interpretación  de  su  realidad  mitológica, esotérica y religiosa, expresada de forma bella. Estos relatos contienen  también  un  código  moral  y  una  visión del universo particular de la cultura. Son también notables el valor y la valentía con que el mazateco común ha enfrentado, a lo largo del tiempo, una manifestación real o supuestamente adversa del entorno.

La creación literaria se centra tanto en el relato llano como en  el cántico ritual, siempre  lleno  de  poesía, y donde hay también una danza ritual, en vía de desaparecer, que se realiza en las grandes ceremonias de carácter mágico  religioso.  En las actitudes diarias de  comunicación  hay  ciertas  notas  características  muy  visibles; por ejemplo, emplear un tono misterioso y en voz baja cuando  se  comunican  cuestiones  consideradas  de  importancia  y, si  es  posible, trasladarse  a  lugares  más  o menos  ocultos  para  conversar. Muchas  veces  lo  comunicado  no  corresponde  con  tal  contexto  del  mensaje, pero predomina dicha actitud.

Esto  coincide  con  la  creencia  de  que  “los  contrarios, los enemigos” siempre están “espiando” con “mala fe”, siempre observando, emboscados. Lo que conduce fácilmente al empleo de anónimos que denuncian situaciones reales o, principalmente, imaginarias: siempre están presentes unos seres impersonales, “enemigos”. Se supone que una persona cuyas intenciones son desconocida o  no  pueden  ser  imaginadas, es  tal  vez  instrumento  de “los contrarios”.

La suspicacia llega hasta el punto de sentir sospechosos a miembros del mismo pueblo que han salido y logrado una preparación profesional que los coloca más allá de la cultura local. Esto llega al extremo de aislar a dichas personas. En el mismo sentido, así se procede con los individuos que toman y usan métodos de la cultura moderna.

Esta  conducta  puede  interpretarse  como  una  defensa de la propia cultura, a la cual el mazateco común se encuentra profundamente integrado, pero no es así, pues se aceptan  los  modos  más  discutibles  de  la  cultura  dominante, tanto en la vida política como entre la juventud.

De  cualquier  manera, se  ama  lo  maravilloso  y  lo  extraordinario: se  hacen  hallazgos  misteriosos, se  reciben mensajes  y  advertencias  de  los  grandes  seres  sobrenaturales, se  dan  interpretaciones  esotéricas  a  sismos, derrumbes,  tempestades  fuera  de  lo  común  y  circulan eventualmente rumores de sucesos misteriosos creando así una literatura oral o una oralidad literaria.

TERRITORIO

Desde tiempos inmemoriales, el mazateco ocupa la sierra a la cual da nombre una amplia extensión de llanuras en el Papaloapan; hacia el noroeste del estado de Oaxaca; una porción al sur de Puebla, sobre la orilla norte del río Pilola.

La población campesina de esta vasta región habla su lengua materna, aunque el bilingüismo, con el español, se encuentra muy extendido y en avance. Hay mazatecos que sólo hablan el castellano, lo que dificulta el censo de los componentes de la cultura mazateca.

El centro urbano de mayor tradición e importancia es el  Tejao, de  difícil  pronunciación  en  español, es  decir, Huautla, Huautla de Jiménez, pero son tan importantes  los  centros  urbanos  de  los  llanos  del  Papaloapan  y tan antiguos, si no hasta más, que la ciudad de la sierra.

Huautla  se  encuentra  en  un  lugar  elevado. Desde  lo más alto de las montañas se puede ver el mar, el Pico Orizaba y la sierra, donde la mayor parte del año reina un ambiente  extremadamente  húmedo  y  falto  de  luminosidad. Las lloviznas son interminables, lo que permite las plantaciones de café; el  musgo  recubre  los  árboles  o “madres del café”, así como las piedras y muros, por lo que los caminos se vuelven muy resbalosos y con profundos abismos. El lodo  y  la  niebla  cerrada  pueden  ser  fatales por  los  senderos  bordeados  de  precipicios. Cuando  el tiempo “se abre”, la sierra se revela en todo su esplendor y belleza, al igual que en sus noches despejadas de luna, cuando los jirones de niebla ascienden desde el fondo de las cañadas y se iluminan plenamente las montañas.

Abundan las cavernas y sumideros de agua en los cuales se escucha cómo corre caudalosa. Algunas simas mazatecas  son  consideradas  como  las  más  profundas  del planeta. El subsuelo es calizo y deslavado en casi toda la sierra; la tierra útil se encuentra en verdaderas macetas, generalmente es tierra delgada, inaprovechable. Todo lo contrario sucede con los llanos del Papaloapan, en donde las plantaciones son más variadas.

Hoy en día hay cambios en la cultura mazateca, la mayoría de los centros urbanos se han occidentalizado, pero el paisaje y la vida rural permanecen inalterables.

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Tomado de: http://www.redalyc.org/pdf/139/13900510.pdf

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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