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AÑORANZA DEL AEROPUERTO DE OAXACA... hablando de las privatizaciones.

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El mundo esta cambiando... eso lo decía Platón, pero también Descartes y también Marx. Nada nuevo... el mundo siempre esta en constante evolución o involución. Sin embargo, hemos de reconocer que nunca en la historia de la humanidad todo el planeta había estado degradándose tan rápidamente y sobre todo, en su totalidad, como ahora.

 

Esto se debe fundamentalmente a tres cosas. El poder mundial que han logrado un puñado de personas, familias o empresas. En segundo lugar, a la penetración y globalización de los medios masivos de comunicación, y en tercer lugar, al debilitamiento del Estado frente al fortalecimiento desmedido del Mercado.

 

La globalización y el neoliberalismo económico lo están sufriendo todos los seres humanos del planeta, en algunos lugares de manera despiadada y en otros, donde los dueños del dinero no han logrado el poder total, con menor intensidad. Los pueblos de Alemania, Estados Unidos o Corea del Sur están siendo oprimidos económica y culturalmente por la poderosa maquinaria de los “mercaderes”. Pero lo cierto es que como nunca, la humanidad esta sufriendo planetariamente una degradación y deshumanización.

 

Recientemente fui al otrora “nuestro aeropuerto” a recibir a unos invitados. Esperando recorrí el recinto y empecé a recordar. Cuando vine por primera vez a finales de la década de los años setentas, se acaba de estrenar gracias a la intervención del que fuera, en su día, Director General de ASA, don Pedro Vázquez Colmenares. Para su tiempo era más que moderno, muy bien construido y sobrado para las necesidades del momento.

 

Eran tiempos en los que de la clase media para arriba usaban el avión como medio de transporte regular a la ciudad de México. El costo del vuelo redondo era muy accesible a un salario medio, no representaba una gran erogación. En aquellos tiempos el aeropuerto se llenaba de clase media, riquillos, funcionarios y empleados que por asuntos de trabajo viajaban al D.F. así como por un pequeño porcentaje de turistas. El aeropuerto “era de nosotros”, es decir, pertenecía al Gobierno Federal, era de todos los mexicanos. Insisto, era nuestro.

 

Eran los tiempos en que el PRI era la dictadura perfecta. Los juegos democráticos y las luchas por el poder se daban bajo la mesa. Con reglas muy precisas, estrictas y no escritas. Donde los principios y los valores tenían algún significado. Se respetaban y se mantenían las formas, tanto implícitas como explicitas. Los dueños del dinero estaban suficientemente acotados. Sus intereses se veían restringidos por el bien de la Patria y los principios heredados de la Revolución Mexicana. Se luchaba por la soberanía y la independencia. El gobierno y los gobernantes debían ser o por lo menos aparentarlo, nacionalistas, revolucionarios, comprometidos por la justicia social y el bienestar de los más pobres. La política era para los políticos y tenía sus principios. Los negocios eran de los comerciantes y no podían dar de gritos y golpes en la mesa. Siempre los sentaban en la mesa principal pero de relleno y debían comportarse discreta e institucionalmente, como dijo en su día el tigre Azcarraga, “sólo soy un humilde soldado del PRI”.

 

Qué tiempos aquellos en donde existía una “aparente” estructura de respeto, decencia, orden y justicia. Donde no estábamos dividios y enfrentados luchando como perros y gatos sin cuartel... es decir “en la democracia”.

 

Hoy resulta que le aeropuerto internacional de Oaxaca ya no es del pueblo, sino de unos señores que ni viven aquí. Es una propiedad privada, es un negocio y nosotros no sabemos por qué nos quitaron lo que era nuestro de nuestra propiedad de nuestra patria de nuestra nación. No, ahora pertenece a la “iniciativa privada”. ¿Por qué se entregó a un precio ridículo un bien que era del pueblo? El nefasto Carlos Salinas fue el sicario que efectuó el latrocinio, pero los autores intelectuales ni siquiera viven en México. Los amos del dinero ordenaron a sus gerentes de piso llamados presidentes, que tenían que entregar la riqueza del pueblo a los ricos del mundo y a sus prestanombres locales. Que México para progresar (¿) debía privatizar todos sus bienes y dejar a un gobierno pobre, débil y sin infraestructura. Entiéndase lo de las privatizaciones como que usted, amable lector, para progresar y “modernizarse”, debe regalar su patrimonio. Ahora los ricos, tienen no sólo el poder económico, sino también el político.

 

Es triste ver el aeropuerto de hoy privatizado. Es como entrar a una casa que fue amada, querida y muy nuestra, ahora en poder de otra familia. Es nuestra moralmente, pero legalmente, ya no es nuestra... se privatizó.

 

Ahora el aeropuerto esta lleno de migrantes. Familias de indígenas que van a recibir o a despedir a sus parientes. Con eso de la modernización, el progreso, el neoliberalismo, los antiguos usurarios del aeropuerto hoy usan el autobús, pues los boletos están por las nubes. Cada día nos hemos hecho más pobres, pero eso sí, muy globalizados y democráticos. Hoy en día el aeropuerto esta lleno de migrantes y turistas internacionales, pues los nacionales tampoco pueden viajar en avión. No sólo se privatizó la economía del país, sino nuestra economía familiar, que ahora nuestro bienestar le pertenece a los dueños del dinero. Lo que le pasó al aeropuerto de Oaxaca le pasó a nuestra economía familiar. Ha sido secuestrada por los dueños del dinero.

 

Pareciera que este país fuera dos países. El de los ricos y sus empleados los políticos, y los de los pobres y desamparados. El primero, según dice el Presidente Fox “es maravilloso y esta saliendo adelante” y el “otro país”, el que cada día se vuelve más pobre, el que se queda sin empleo o cierra su negocio. Como dijera el visionario Guillermo Bonfil “un México profundo y un México imaginario”.

 

Hoy los dirigentes del “México imaginario” siguen empeñados en cumplir las órdenes de sus jefes y prosiguen la privatización de lo que le queda a la nación. Están tenazmente destruyendo lo que fuera ese México revolucionario y nacionalista. Ya le dieron el primer golpe al IMSS y le siguen todas las instituciones de seguridad social. PEMEX, CFE, LFC y si se puede “privatizarán las almas de los mexicanos”, pues los cuerpos los han privatizado a través del salario mínimo y la pérdida de derechos laborales. Nuestros dirigentes ya “negociaron” con sus patrones que, los mexicanos que quieran huir de la explotación pueden ser “legalmente” cazados con balas de goma y gas pimienta. Imagine qué clase de autoridades “bonitas y exquisitas” tenemos para que defiendan nuestros derechos. Pobre nación y pobre pueblo.

 

Llegará un día en que los mexicanos ya no seremos dueños de nosotros mismos. Fox o el que le siga en la chamba, nos dará “la maravillosa” noticia que habremos sido “privatizados” como ciudadanos a una trasnacional.

 

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