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¿ES LA DEMOCRACIA LA MEJOR FORMA DE GOBIERNO?

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Desde los inicios de los tiempos, los pueblos han debatido su destino en la búsqueda del culto al Espíritu o el culto a la materia. La exaltación de la NOBLEZA HUMANA busca guiar a los pueblos en el logro de la trascendencia espiritual. La implantación de la democracia busca, por el contrario, el desarrollo pleno del Mercado, el comercio y el consumo. El primero alienta el sentido comunitario, solidario, humanista y biófilo de la vida. El segundo alienta la actitud individualista, competitiva, consumista y necrófila de la vida.

 

En los diez mil años que tiene los pueblos de vivir en civilizaciones apenas hemos vivido en sistemas democráticos 200 años. Quienes inventaron la democracia fueron “los mercaderes” para controlar al mudo, al destituir las milenarias formas de organización social. El sistema democrático a demostrado ser negativo para la humanidad y para el planeta. En menos de medio siglo la pobreza, la injusticia, la esclavitud económica y la enajenación de los pueblos “democratizados”, llega a tal punto, que se empieza a vivir una crisis humana y planetaria. La explotación y contaminación del planeta por el capitalismo salvaje amenaza todas las formas de vida en la Tierra.

 

En la historia de la humanidad las grandes civilizaciones del planeta se desarrollaron a través de reinos, imperios y federaciones. Desde los egipcios y mesopotámicos, hasta los grandes desarrollos de China, India, México y la Zona Andina. Los más grandes descubrimientos en el campo del Desarrollo Espiritual se dieron entre el año 1500 a.C y 500 d.C. después de esto, no se ha avanzado significativamente en este campo. La sabiduría humana, que no la ciencia y la tecnología de la materia, se crearon y perfeccionaron en esa época luminosa de la humanidad.

 

Los “mercaderes” que ahora tienen el poder económico, político, tecnológico, militar y de la comunicación, nos han hecho creer que estamos viviendo una época de adelantos y progreso humano, pero todos son en el campo del desarrollo de la materia (ciencia y tecnología). El desarrollo de la tecnología en la materia, hace nuestras vidas más cómodas o más peligrosas, pero en nada nos ayudan a trascender espiritualmente la vida. Cuando nos referimos “al culto al becerro de oro”, nos referimos a la visión de entender el mundo y la vida solo desde el punto material, comercial y de consumo. Ver la vida sólo como la posibilidad de TENER-material y dejar a un lado el SER-espiritual. El hombre económico es el prototipo del NUEVO ORDEN MUNDIAL.

 

Los “mercaderes” nos han hecho creer que la democracia es la única y la mejor forma de organización social de los pueblos. Esto es mentira, tenemos que abrir los ojos y romper el paradigma “del progreso y la modernidad de la democracia”. Nos han engañado y nos han manipulado para someternos.

 

La democracia es una perversa mentira. Los seres humanos hemos vivido durante aproximadamente 9800 años en otras formas de gobierno, en donde el desarrollo de LA NOBLEZA HUMANA en los dirigentes, ha sido la mejor forma de gobierno. Las grandes obras materiales y espirituales de la humanidad en su conjunto, se dieron cuando los que dirigían eran capacitados desde la infancia, con los mejores maestros, para exaltar la nobleza y la virtud. Se les preparaba para tener la gran responsabilidad de dirigir a sus pueblos en la búsqueda más elevada de la vida humana.

 

Las pirámides de Egipto, las grandiosas construcciones de Mesopotamia, China, India, Perú, México y de todos los pueblos del mundo, estaban dedicadas al desarrollo espiritual. Nos han hecho creer que todas esas imponentes construcciones fueron hechas con pueblos esclavos en condiciones miserables, donde una elite despótica vivía como dioses y que los obligaba a cumplir “sus caprichos faraónicos”. Eso no es cierto.

 

Tomemos como ejemplo la zona arqueológica de Monte Alban en Oaxaca, México. Los zapotecos iniciaron su construcción en el año 500 a. C. y la abandonaron en el año 800 d.C. Mil trescientos años de que sucesivas generaciones trabajaron afanosamente un PROYECTO ESPRITUAL EN LA MATERIA. Ninguna dictadura dura más de cien años. Monte Alban no pudo ser producto de una mente caprichosa y cruel. No pudo ser un proyecto de poder material efímero. Un pueblo no puede ser obligado mil trescientos años a trabajos forzados. Monte Alban se hizo con amor y con la energía más pura de conciencias elevadas. Monte Alban no fue una ciudad, ni una fortaleza, ni un panteón. Monte Alban se encuentra en el vértice superior de la aspiración más elevada de la cultura zapoteca, por trascender los limitados espacios del mundo material, para penetrar en los inconmensurables arcanos del desarrollo espiritual. Sólo de esta forma se puede entender el gran esfuerzo y sacrificio de todo un pueblo en varias generaciones por lograr el milagro de su construcción. Las generaciones que trabajaron afanosamente en este proyecto espiritual, donde la materia es tan solo el medio de la expresión del Espíritu, lo hicieron concientes y por voluntad propia, pasando de padres a hijos el anhelado proyecto constructivo.

 

El milenario orden mundial del desarrollo espiritual, ha sido paulatinamente remplazado por el NUEVO ORDEN MUNDIAL, que no es más que la veneración “al becerro de oro”. Esto lo han logrado los mercaderes al hacernos olvidar la historia antigua de la humanidad en general y la de los pueblos colonizados en lo particular. Derrocando a la nobleza que gobernaba el mundo e imponiendo a sangre y fuego “su democracia”. Cambiando a la nobleza por los políticos. Decretando la muerte de Dios y las antiguas religiones, para implantar “el culto al becerro de oro” y proliferando sectas. Acabando las antiguas religiones y supliéndolas por “la ciencia y la tecnología”. Trocando a los ministros y sacerdotes, por los científicos y los economistas. Cambiando el Desarrollo Humano por el desarrollo económico. Imponiendo “la modernidad” y desaterrando la tradición. En pocas palabras, cambiando lo divino por lo profano.

 

La democracia supone el gobierno del pueblo y para el pueblo, donde todos son iguales y tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones. Esto no es verdad, los seres humanos por nuestra naturaleza no somos iguales y tenemos diferentes derechos y diferentes obligaciones. La misma “práctica democrática” nos demuestra que se desarrolla en la inequidad y en las diferencias. La diferencia en la democracia se da por el dinero. Estados Unidos que es el paladín de la democracia, es el país que tiene más personas en la cárcel y millones de pobres.

 

Los “mercaderes” nos dicen que la democracia es perfecta y que los imperfectos somos los seres humanos. La democracia es imperfecta y falaz desde su origen. La democracia es un engaño.

Los seres humanos somos un organismo. Los órganos podrían ser los pueblos y las células los ciudadanos. Todas las células están regidas por una autoridad superior, que les indica de qué manera y número se reproducen, cuál es su función, etc. Esa autoridad suprema se llama ADN y es el que dirige y organiza la vida celular.

 

Pensar que las células se pueden gobernar y dirigir por sí mismas, que todas son iguales y que pueden decidir su destino a través de una “democracia” es un gran peligro que nos puede conducir al cáncer. En efecto, el cáncer es la “democracia” de nuestro organismo, en la que las células se reproducen rompiendo las órdenes del ADN y se malignizan. Pierden su razón de existir en el organismo al lograr “su libertinaje” y la pérdida de su misión.

 

De la misma forma, los pueblos cuando se les impone la democracia, sus individuos pierden su estructura y organización milenaria. Se atrofian y embrutecen en el consumo y el placer. Un puñado lucha por “el poder” a través de “la política”. Demagogos que buscan tomar el poder a nombre del pueblo para servir a sus amos, los dueños del dinero. Al perderse el sentido divino de la existencia, al embrutecer a los pueblos en la producción, comercialización y consumo de bienes y servicios que exaltan el hedonismo, el lujo, el individualismo, la violencia, los individuos se convierten en seres cancerígenos. Esta masa amorfa y enferma busca la realización de su existencia en el poseer dinero, en el consumo, el la “diversión” de espectáculos deportivos, farándula, modas, maquinas, drogas suaves y fuertes o simplemente ver televisión. Cada ser humano que ha perdido el sentido místico y sagrado de la vida se convierte en una célula cancerigena de la sociedad. La democracia convierte a los pueblos en organismos cancerígenos.

 

 

Se requiere romper el paradigma de la democracia. Necesitamos dimensionar esta maligna forma de organización social en el proceso de desarrollo humano de una humanidad que tiene ocho mil años de vivir en civilizaciones. Requerimos analizar con una mente abierta los orígenes de la democracia y al mismo tiempo, conocer las milenarias formas de organización social que todavía existen en el mundo, como el comunitarismo indígena que lleva 8 mil años dando frutos en México y en muchos países de América.

 

Tal vez, como le sucedió a Europa al final de la Edad Media, que necesitaron voltear al pasado para inspirar “un puente” que les permitió cruzar el oscurantismo y crear “El Renacimiento”. Acaso necesitamos, hoy que el mundo se derrumba, buscar un RENACIMIENTO del espíritu humano en nuestro milenario pasado. Se antoja difícil, pero no es imposible. Necesitamos replantear el destino de nuestra persona, nuestra familia y nuestra nación. Repensar el significado de la vida, en le sentido más grande de nuestra conciencia. Reprensar el sentido de la organización social. No podemos más, seguir ciegamente “el culto al becerro de oro”. El mito de la modernidad y la democracia nos ha esclavizado y amenaza destruirnos.

 

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