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EL GOBIERNO VIRREINAL

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Desde 1810, en lo que hoy es México se ha estado tratando de construir un país bajo el modelo de las democracias europeas. Esta construcción no es producto de un proceso y de todo un pueblo. Por el contrario, ha sido siempre producto de un puñado de personas “ilustradas”, que han ignorado sistemáticamente a los numerosos habitantes que en su mayoría son de origen indígena, campesinos y mestizos. Este país ha sido manejado por pequeñas elites, en muy pocas ocasiones estas camarillas han seguido las aspiraciones de las mayorías.

 

Trescientos años antes, estas tierras y estos pueblos conformaron una colonia de España. Tres siglos de un sistema injusto de explotación en donde los españoles peninsulares, explotaban a los españoles nacidos en México, a los mestizos, negros e indios. Toda la riqueza que se extraía de estas tierras iba a parar a España y los peninsulares que dirigían la explotación, se quedaban con unas migajas. Por cierto esas “migajas” representaban mucha riqueza para unos cuantos. Es por ello que bajo el dominio europeo, las formas de organización social son injustas por naturaleza.

 

Antes de la explotación colonial existió una civilización con aproximadamente siete mil quinientos años de desarrollo humano. Ahí se encuentran las raíces más profundas y sólidas de la identidad de todos los pueblos que habitan este basto territorio que hoy es nuestro país. Esta “Madre Cultura”, no sólo es la base de los llamados “pueblos indígenas y campesinos”, sino de los mestizos y aun de los mismos criollos, pues es tan fuerte esta cultura que ha ido poco a poco, ocupando espacios de la cultura de ultramar, al punto que cuando los españoles regresan a su tierra, ahí se les llama “indianos”.

 

El Virreinato de la Nueva España es la matriz de donde saldrá la nación en la que hoy vivimos. Es cierto que durante siete mil quinientos años los pueblos originarios desarrollaron una de las civilizaciones más antiguas y con origen autónomo del mundo, pero la colonización europea se ha empeñado en destruir y negar cualquier valor de esta civilización, aunque ha sabido utilizar eficientemente sus conocimientos de manera abusiva. El maíz, la chinampa, la cuenta del tiempo, el talento artístico y el ingenio constructor, siempre han estado al servicio de las ideas europeas, pero sin ningún reconocimiento de su origen.

 

La desvalorización, negación y destrucción de la Civilización Madre ha sido la tónica en estos últimos quinientos años. Tanto por los criollos, como por los mestizos, que gracias al colonialismo cultural, ven en ella, la parte más vergonzosa de su intimidad.

 

Así, los europeos destruyeron todas las instituciones, leyes y autoridades indígenas e impusieron, NO LAS QUE FUNCIONABAN EN ESPANA, sino diseñaron unas específicas para sus colonias, pues las leyes, autoridades e instituciones españolas tenían como objetivo impulsar el desarrollo y bienestar de los pueblos de España. En México en cambio, las leyes, autoridades e instituciones tenían como finalidad reglamentar y ordenar la explotación de los “naturales” y sus recursos naturales a manos de los peninsulares a través del sistema de castas.

 

El Virreinato de la Nueva España, era un lugar distante de la corona española. Los Virreyes eran pequeños reyezuelos que sin ser nobles y tener la educación de una Casa Real, actuaban como tales. Su poder era usado para robar a los propios españoles y explotar a las castas inferiores. El cambio de Virreyes era muy común en los virreinatos. La historia se repetía una y otra vez.

 

El virrey llegaba de España designado por el rey. Su llegada era producto de la “caída” del anterior virrey que por sus excesos y arbitrariedades era acusado por la comunidad y después de las indagatorias correspondientes, era “llamado a España” y remplazado por otro “amigo del rey”. En su llegada estaban las expectativas de los cortesanos virreinales, aquellos oportunistas y arribistas que tratarían de incrustarse en él círculo de los íntimos del virrey, enseñándole “los tejes y manejes” de la corrupción virreinal y con ello lograr canonjías y riquezas ilegales.

 

La autoridad del virrey era absoluta y feroz. Él sabia que no duraría mucho y la oportunidad de enriquecerse era única y excepcional, lo que implicaba hacer la mayor cantidad de riqueza en el menor tiempo posible, pues su destitución era siempre inminente, sea por causas justificadas o sea por las envidias o por las dos razones, el caso es que la rotación de virreyes en México fue numerosa. El virrey en funciones tenia su propia ley y sus propios intereses. El famoso argumento de “se acata pero no se cumple” de las leyes y disposiciones que venían de España y que no favorecían los intereses de su grupo. El acto de gobernar en La Nueva España, era por esencia un acto ilegal e inmoral.

 

Ilegal, en tanto que invadieron unas tierras y sometieron a un pueblo que no les había hecho daño alguno, fue una flagrante agresión. Inmoral, en tanto los métodos que usaron para someter y explotar a los pueblos invadidos, así como la sistemática negación de cualquier derecho y valor, como seres humanos y como cultura, no tiene parangón en la historia de la humanidad.

 

La guerra de Independencia que se inició en 1810. No tenía como objetivo desmantelar este sistema de opresión y explotación e impulsar un sistema libertario y democrático que permitiera a los indios y mestizos (la mayoría de los mexicanos de aquella época) lograr su bienestar; por el contrario, buscaba sólo que los criollos desplazaran a los peninsulares del poder y mantener el sistema colonial. Es más, el propio Hidalgo en el “Grito de Dolores” termina echándole vítores a los reyes de España, pues los criollos conspiradores pensaban que en cuanto los reyes de España estuvieran libres, pues Napoleón los tenia prisioneros en Francia, ellos “regresarían” a formar parte de la corona española.

 

Los conspiradores nunca los movió el interés libertario de los indios, negros y mestizos, ni desmantelar el sistema de explotación colonial. Ellos lo que buscaban era obtener el poder que se les había negado durante 300 años. Nunca se propusieron acabar con el sistema de castas y el sistema colonial, solo querían modificarlo para situarse en la cúspide.

 

A final de cuentas lo lograron. Los criollos tomaron el poder en México en 1821 y expulsaron a los españoles en 1825. El problema es que los criollos se dividieron en dos grandes bandos. Unos eran masones yorkinos, liberales, federalistas y republicanos, los otros eran masones escoceses, conservadores, centralistas y monárquicos. Los dos bandos querían hacer un país moderno, como los que estaban surgiendo en Europa, pero con las bases del sistema colonial. Es decir, que los indios y mestizos siguieran en calidad de explotados. La democracia en México ha sido una burda copia del exterior, ayer de Europa y hoy de E.U., pero nunca ha sido un proyecto nacido de la voluntad, experiencia y conciencia popular. La “democracia” es una forma de ejercer el poder, pero ni remotamente ha estado cerca del concepto de “un gobierno del pueblo y para el pueblo”. Aquí los indios y los pobres nunca han contado.

 

Los detentadores del poder en México han actuado como virreyes, no como presidentes de una democracia. El sistema colonial sigue vigente en México. Los amos de hoy no están en Europa, sino son los intereses económicos mundiales, lo que el investigador norteamericano Chomski llama “El capital financiero supranacional”.

 

El presidente en México es un virrey que le “administra” la colonia a los nuevos amos y que en el intento, se hace de mucho dinero.

 

Todos los ex presidentes de México y su círculo intimo, han obtenido una riqueza inexplicable en tan solo seis años de usufructuar el poder.

En México el poder es virreinal. Lo es con el presidente, lo es con los gobernadores y aun los presidentes municipales.

 

Casi todo mundo en los tres niveles de gobierno ejerce un poder virreinal. Se agachan con el de arriba y pisan a los de abajo. Su única “lealtad” es con quien los puso en el puesto y más nada.

 

El poder en México sigue siendo ilegal e inmoral, pues sigue siendo un poder virreinal. El pago de los intereses de la deuda, las concesiones que se les da a las grandes compañas trasnacionales, las facilidades que se les dan a los capitales golondrinos, la falta de dignidad y defensa de la soberanía en las negociaciones internacionales, la nula defensa de los intereses de los pueblos de México a cambio de unas migajas, ha sido la tónica en estos últimos 192 años que los criollos han tratado de construir una nación de ellos y para ellos.

 

En los inicios del tercer milenio, los criollos, sean liberales-priístas o conservadores-panistas, nunca han tomado en cuenta ni a los pueblos indígenas y mucho menos a sus culturas. No hemos avanzado nada en estos dos últimos siglos, seguimos estancados en un sistema colonial disfrazado que se niega a morir.

 

La milenaria civilización del Anáhuac y los hijos de sus hijos, siguen siendo ignorados y negados. Los indios “desinidanizados” como los llamó el Dr. Guillermo Bonfil, siguen tratando de borrar cualquier huella de sus orígenes indígenas. La modificación que realizó el poder legislativo a la Ley Indígena, en donde el PRI, PAN y PRD –juntos-, negaron la oportunidad de que por primera vez en la historia de este México-criollo, se reconocieran los derechos de los pueblos originarios.

 

Se les cerró la puerta a los pueblos indígenas y campesinos del llamado “México profundo” a que tuvieran voz y voto en su destino.

 

El Poder Virreinal sigue vivo y coleando a principios del siglo XXI. Los pueblos de México siguen en espera del desmantelamiento del sistema colonial de explotación. Nuestro gobierno es colonial, nuestra cultura es colonial, nuestra sociedad es colonial. Las relaciones interpersonales e interinstitucionales son de carácter colonial.

 

En estos casi doscientos años, todavía no se ha expresado los pueblos indios y su civilización. Los criollos y su ideología siguen en el poder, solo que disfrazados y camuflajeados. (2008).

 

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