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ANAUAK – COSMOLOGÍA MEXIKA

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Autor: Kurly Tlapoyaua Traductor: Baruc Martínez

OMETEOTL “OH Madre – Padre omnipotente ya levanta tu voz ya forma la pareja que contiene la verdadera religión; religión que religa la pareja y su fruto purificada en tu gran fuego de amor. ¡Purifica este inmenso pantano en el que el mundo se ahoga! Vergüenza dolorosa de la gemela- flor Ome Tecuhtli- Ome Zihuatl OmeTeotl ¡Nican Ca!

-Concha Michel-

Sin lugar a dudas, la más popular y tergiversada concepción (o mentira) acerca de nuestra gente es que nosotros adoramos muchos dioses como parte de nuestras ceremonias. Los libros de Historia están llenos con descripciones de dioses de la lluvia, dioses del sol, los completan ilustraciones describiendo sangrientos rituales de sacrificios humanos. De hecho, nada puede estar más lejos de la verdad.

La absurda idea que nosotros adorábamos dioses en alguna figura, manera o forma es resultado directo de la poca habilidad española para comprender las ideas y creencias de nuestra gente. Usando el sentido común, y una interpretación realista de los eventos históricos, nosotros podemos saber por qué mucha gente continúa creyendo que nuestra gente adora “dioses”.

Cuando los hombres blancos comenzaron a cuestionarse el propósito de su existencia y a aceptar su propia mortalidad, sus persecuciones filosóficas dieron origen a varias religiones. Una de estas religiones vino a ser conocida como el Cristianismo, la cual es un producto directo del Judaísmo. De acuerdo con el Cristianismo, el hombre fue creado por un poderoso y masculino dios, quién pasará a juzgarnos basado en cómo nosotros obedecimos lo más cerca posible sus leyes.

Los cristianos supuestamente viven tratando de ser tan “buenos” como sea posible, así como hacer que no se enoje su dios masculino y ser mandados al infierno como resultado. La primer motivación detrás de su religión es el miedo. La bondad a causa de ser amable no es suficiente, eso es elmiedo de ir al infierno si ellos actúan de una mala forma..

 

Afortunadamente, nuestros ancestros tomaron una aproximación completamente diferente de cómo ellos vieron nuestro papel en el universo. Usando un sistema de constante observación, experimentación y verificación, nuestros ancestros concluyeron que todo dentro del universo conocido es creado por una energía viviente, una energía capaz de darnos vida a todas las cosas, así como causar nuestra destrucción.

Esta energía dual penetra al cosmos y puede ser encontrada en la más pequeña de las partículas atómicas. En la filosofía de la gente de Anauak, esta energía, el creador de todo, es conocida como Ometeotl. La palabra “Ome” significa “dos” o “dual” en nuestra lengua nativa: el Nauatl, y “Teotl” significa energía cósmica.

La filosofía y tradiciones de nuestra gente han sido siempre una ciencia exacta, nunca un sistema de supersticiones guiados por la ceguera, la fe improbable en un “misterioso dios” quién controla nuestro destino. Esto es un resultado directo de la dedicación de nuestros ancestros para observar y entender las fuerzas naturales. Nuestra existencia, junto con la existencia del universo entero, está comprendida en esta energía dual.

En el más básico nivel, esta dualidad está expresada en nuestro aspecto físico. Después de todo, nuestros cuerpos están compuestos de dos de los siguientes: ojos, oídos, labios, fosas nasales, manos, pies, brazos, ovarios, testículos, sistema digestivo, sistema nervioso, pulmones, células sanguíneas, etc. La manera en la cual respiramos es dual (adentro- afuera), así como el latido de nuestro corazón.

Para crear la vida es necesario un óvulo y un espermatozoide, y ambos el hombre y la mujer contribuyen con la misma cantidad de cromosomas (23) para el niño. Nuestro ser físico está compuesto de protones (+), electrones (-), y neutrones (el balance, el equilibrio). El hecho de que la mujer está atada al universo es obvio, cada una de ellas tiene un ciclo lunar, un tiempo cuando sus energías están íntimamente ligadas con la naturaleza. También los protones y los electrones giran alrededor del núcleo en la misma forma que lo hacen los planetas alrededor del sol, probando que nuestra existencia está tejida en la fabrica del cosmos. Ésta es la realidad del Ometeotl, cualquier cosa creada en el universo conocido existe en todos y cada uno de nosotros.

“Todo lo que ven tus ojos, las piedras, la hierba, las flores, las gentes, las montañas, el cielo, los animales, los ríos y las nubes, todo, todo lo que nos rodea es y está formado por partes hombre y por partes mujer.”

- Concha Michel-

Nuestras prácticas espirituales no son gobernadas por el concepto simplista de ser bueno significa ir al cielo, y ser malo ir al infierno. A diferencia del cristianismo que enseña que todos hemos nacido espiritualmente muertos y con pecado, nuestros ancestros nos enseñan que todos nacimos en perfecta armonía y balance con la naturaleza. Las elecciones que nosotros tomamos a través de toda nuestra vida afectan este balance, usualmente creando desarmonía en nuestras vidas.

Nosotros tenemos una comprensión, que como humanos somos ambos, buenos y malos. Nuestra responsabilidad como seres humanos es llegar a mantener un balance entre los dos. ¿Por qué un balance? Porque si tú eres muy bueno te convertirás en alguien carente de carácter y te engañarán fácilmente, lo cual no es un comportamiento saludable. Igualmente, si tú eres muy malo te convertirás en alguien destructivo. Esto es como manejar una bicicleta, debes mantenerte balanceado o tú caerás de cualquier lado. Esta realidad proporciona las bases de nuestro sistema de creencias, uno de los aspectos de la Mexikayotl (esencia del Mexika).

¿Pero qué hay acerca del dios de la lluvia, del dios del sol y de toda la variedad de dioses, en los cuales supuestamente creemos? Estos son representaciones físicas y metafóricas del Ometeotl – la energía dual la cual existe en todas las cosas. Eso es esta energía que se manifiesta en la variedad de fuerzas de la naturaleza, y otros elementos naturales. Por respeto a estas fuerzas naturales, y como una forma de reconocer su importancia en nuestra existencia, nuestros abuelos dieron a cada manifestación un nombre y un símbolo para representarla.

Cuando los hombres blancos vieron que nosotros teníamos una expresión filosófica, así como símbolos físicos para representar cada una de las fuerzas de la naturaleza, ellos eligieron llamarlos “dioses”. Sin un completo entendimiento de nuestro lenguaje, los españoles tergiversaron la palabra “Teotl” significándola como “dios”, tal vez porque es similar en pronunciación a la palabra griega para dios: “theos”. Pero creer en “dios” es una característica de gente primitiva, y nuestros antepasados no fueron primitivos.

Por ejemplo las moléculas de agua son una de las manifestaciones de Ometeotl. Cuando las moléculas de agua en la atmósfera chocan y se unen, ellas forman gotas de lluvia. Estas gotas de lluvia después caen en la tierra, penetran a ésta, la proveen de nutrientes para todas las cosas vivas, mientras chispean con nueva vida la existencia. En este aspecto, nuestros ancestros llamaron a la lluvia TLALOK, que literalmente significa “el licor de la tierra”, o “lo que bebe la tierra”. Tlalok es la combinación de dos palabras, “Tlalli” que en Nauatl es la tierra, y “Oktli” que significa licor. Este nombre no es solamente una bella metáfora, sino que también representa una práctica real de la naturaleza.

Nuestros ancestros estuvieron agradecidos de las energías recibidas por la lluvia, y escogieron venerar esta energía dedicando ciertas ceremonias para ésta. Cuando nosotros danzamos en honor de la lluvia, nosotros no estamos “rezando para el dios de la lluvia” como muchos desearían creer, sino que estamos ofreciendo la energía creada por nuestros ritmos y movimientos para Ometeotl, la energía creadora más grande. Esto es hecho como un signo de respeto, en un intento para regresar algo de la energía la cual Tlalok nos da, por lo tanto creando armonía con el cosmos.

Que se eleve nuestra voz, Que se vuelva a oír la flor y el canto, Que el llanto se vuelva risa, Que se alegren nuestros corazones para crear la fantasía de colores que habrá de iluminar los escombros en que este mundo se asienta. Ometeotl.

Nuestra madre, nuestro padre, suprema energía creadora. Ehekatl-Ketzalkoatl El aliento de la vida. En ti está todo: vida, muerte, Eres la eterna dialéctica, la que le da sentido a nuestro vivir. Eterna evolución llena de vida el cementerio donde hoy descansamos, nosotros los muertos en vida Ometeotl, Hunab Ku, Ipalnemouani Tiaui, tiaui...

- Baruc Martínez –

Otro ejemplo de tergiversación acerca de nuestra cultura, es el misterio alrededor del retorno de Ketzalkoatl. Lo primero de todo, esto debería estar claro: que Ketzalkoatl no se traduce como “serpiente emplumada”. ¿Has visto una serpiente con plumas? Por supuesto que no, ellas no existen. La palabra Ketzalkoatl significa “hermosa y venerable serpiente”. Eso procede de dos palabras. “Ketzalli” la cual significa hermoso y venerable, y “koatl” significa serpiente. En orden para comprender el significado detrás de esta expresión metafórica, nosotros debemos primero entender el significado de la serpiente en nuestra cultura.

En las sociedades tradicionales de Anauak, la serpiente fue considerada como un símbolo de inteligencia y sabiduría. Esto fue porque ella poseía un íntimo conocimiento de la tierra, y representa la perfecta naturaleza dual de nuestra existencia. La serpiente tiene dos órganos sexuales, da vida a sus múltiples descendientes, y duerme enroscada, representando el sagrado circulo de la vida. La serpiente también se desprende de su piel, esto en la cultura de Anauak representa la transformación continua la cual todos los seres vivos sufren a través del tiempo.

También el movimiento de la serpiente es visto como una metáfora para el expresado por la energía. La serpiente representa nuestra esencia natural, y en este aspecto, nosotros continuamos usando el término Koatl, o “cuate” en el español xikano, como una expresión de amistad y lealtad.

 

El término Ketzalkoatl fue un titulo dado a los hombres y mujeres quienes habían trascendido su humanidad y alcanzado un íntimo entendimiento de la tierra- tanto como la serpiente. ¡KETZALKOATL NO FUE UN DIOS!. Ketzalkoatl fue una posición abrazada por éstos quienes habían alcanzado un estado siendo iluminados. Tal vez la persona más famosa que abrazó el titulo de Ketzalkoatl fue un hombre llamado Ze Akatl Topiltzin. Pero debido a la ignorancia española, Ketzalkoatl ha sido mal etiquetado como un “hombre-dios” que había prometido volver un día. Cuando nuestros antepasados hablaron del retorno de Ketzalkoatl, ellos se referían al retorno de esta forma de pensamiento- el retorno del máximo nivel de conocimiento de nuestra realidad. vOtro excelente ejemplo que muestra el significado de la serpiente en nuestra cultura es el término “Tonantzin-Koatlikue”. Esta expresión la cual significa literalmente “Nuestra madre. Ella que viste una falda de serpientes” es uno de nuestros nombres para la tierra. Nosotros nos referimos a la tierra como Tonantzin “nuestra madre”, porque es de la tierra de donde hemos nacido, es la tierra la que nos provee de todo y protege, y es en sus amorosos brazos donde regresamos cuando nuestros cuerpos fenecen.

El término Koatlikue “falda de serpientes”, es una expresión que representa la energía viviente la cual cubre la superficie terrestre, emanando una corriente de serpientes en movimiento. Esta es la expresión filosófica de Tonantzin Koatlikue, la cual ha sido caracterizada malamente como la “diosa de la tierra” por los europeos ignorantes.

Nosotros podemos solamente esperar un día que los “expertos” modernos en nuestra historia y cultura encuentren la verdad acerca de nuestras tradiciones espirituales y filosóficas. Tal vez después, el mito de “dioses” entre nuestra gente finalmente será echado por tierra. A pesar de todo, es nuestra responsabilidad aprender acerca de nuestra gente. Nosotros debemos estar seguros que nuestras verdaderas tradiciones sobrevivirán.

INTRODUCCIÓN

 

La cosmogonía de los hombres de Anauak es una interesantísima fuente de conocimiento sobre la relación existente entre el ser humano y todo lo que le rodea, podemos encontrar en él la armonía que se debe llevar en el universo siguiendo las leyes que éste nos provee.

Desgraciadamente el pensamiento de estos hombres ha sido la mayoría de las veces tergiversado, ya sea directa o indirectamente.

Primero fue víctima de la estupidez por parte de los invasores españoles que en lugar de tratar de entenderlo lo cambiaron. Más tarde les tocaría el turno a los misioneros que atrapados en sus prejuicios nunca llegaron a comprender la gran cosmovisión de los hombres de Ixachilanka.

Conforme han pasado los años muchos investigadores han tratado de observar a través de la cortina de humo que cubre al pensamiento anauakatl.

Hoy la mayoría de nosotros creemos que ya casi todo se ha dicho acerca de los antiguos habitantes de estas tierras. A mi parecer, pienso que sólo se han descubierto algunas cosas sobre la cultura de Anauak, a pesar de la gran certeza que los eruditos sienten en relación con sus investigaciones.

La mayoría de los errores cometidos radica, según mi punto de vista, en que los estudiosos del tema siempre han tratado de ver a la cultura de Anauak con ojos ajenos a ésta, y por lo tanto con una perspectiva occidental.

Engloban conceptos autóctonos en palabras que deforman el sentido original, trastornando así la realidad histórica.

A pesar de todo muy pocas personas se percatan de este problema, por lo que si queremos encontrar la solución, primero habrá que hacernos conscientes de la existencia de éste.

Realmente algunos, tal vez la mayoría, de los investigadores sólo basan sus trabajos en lo que se conoce como fuentes primarias y secundarias, que para nuestro caso resultan ser las crónicas, códices (que muchas veces no se saben leer), y testimonios de los nativos de ese entonces.

Quisiera agregar que desde un punto de vista muy particular la mayoría de los autores de estos escritos nunca llegaron a comprender de manera clara el pensamiento del mundo preaméricano. Tampoco quiero decir que el hecho anterior los haga inútiles como material de apoyo para el historiador, pero si pienso que se debe seguir una mayor rigurosidad en su manejo.

Yo diría también, que los expertos deberían acercarse más a conocer la tradición oral que aún hoy todavía subsiste en algunas regiones de Mexihko, tal vez descubran, como algún día me di cuenta yo, que ésta podría ser una nueva fuente para penetrar en el mundo de los hombres de Anauak.

De esta manera a lo mejor se evitarán los errores que con el paso del tiempo se han vuelto verdades. Otro punto que resultará fundamental en la reinterpretación de la historia, será el liberarnos de prejuicios y atavismos que traemos en nuestras espaldas, productos estos últimos del resultado de occidentalización a que el invasor nos sometió y sigue haciéndolo, para evitar el inevitable reencuentro con nuestro propio ser.

Digo que es necesario despojarse de los prejuicios, porque éstos han creado mitos en la historia de Anauak, y eso nos obstaculiza el intento que hacemos por conocer este pensamiento. Así se han creado mitos acerca de dioses, sacrificios humanos, imperios, militarismo, etc. Y hoy es necesario limpiar nuestras mentes de todos esos absurdos.

Dejando de lado estas aclaraciones me gustaría pasar a mencionar algunos detalles de la cosmovisión de Anauak. Es muy importante decir que el pensamiento anauakatl se fundamente en un principio dual, que no es otro más que el universo. Este principio dual no fue particular de un solo pueblo, en todo el continente de Ixachilanka la dualidad dirigió las vidas de sus habitantes. Una prueba de esto nos la da el historiador Miguel León Portilla cuando dice:

Gente de variadas actividades en el campo de la cultura eran los nahuas (aztecas, tezcocanos, cholultecas, tlaxcaltecas...), a principios del siglo XVI. Establecidos en diversas fechas en el gran valle de México y en sus alrededores – unidos por el vínculo de la lengua náhuatl o mexicana- habían heredado no sólo muchas de las ideas y tradiciones, sino también algo del extraordinario espíritu creador de los antiguos Toltecas .

De hecho es un error creer en diferentes culturas, porque básicamente su pensamiento era análogo, y es cierto que adquirió matices por la ubicación geográfica del grupo en cuestión. Para mencionar un ejemplo bástenos citar a los Mayas, ellos llamaron a este principio Hunab Ku, el dador de la medida y el movimiento, y lo representaron con un cuadrado dentro de un círculo.

El círculo es el símbolo de “todas las cosas”... pues bien se puede imaginar como una línea que abarca todo... pero al mismo tiempo, ES EL SÍMBOLO DE UNA SOLA COSA... PUES ES UNA FIGURA ÚNICA!!!!... Por lo tanto es el símbolo DEL TODO EN UNO... O sea el concepto o idea de que todos los fenómenos del universo... se encuentran... EN LA UNIDAD

Y los hombres de Anauak pensaban que la dualidad del círculo era el cuadrado, por eso, estas dos figuras representaron a Hunab Ku. A partir de este principio se generaron todas las manifestaciones que los investigadores llaman “dioses”. Éstos no son más que prolongaciones de Ometeotl.

 

Y debemos aclarar que este principio generador de todo lo existente no tiene que ver nada con la idea de un dios occidental. De hecho la palabra dios en ninguna lengua autóctona existe, antes se pensó que “Teotl” significaba dios por lo que se ha venido incurriendo en errores. La palabra “Teotl” significa energía como alguna vez ya ha señalado el estudioso del lenguaje nauatl: Víctor Linares Aguirre. Bástenos aquí, sólo con citar algunas líneas del maestro Arturo Meza:

Antonin Artaud asegura que no existe el término dios en lengua rarámuri; nosotros en nuestros trabajos de campo no hemos hallado un sólo nombre equivalente al Dios judeo-cristiano en ninguna lengua autóctona. Si no existe ni la palabra, ni el concepto, en las lenguas y el pensamiento nativos, por qué toman la palabra mexicana, teotl, como traducción de Dios. Teotl es muy parecido al Theos griego y al Deus latino. Su uso equivocado desde el siglo XVI se debe al desconocimiento de la antigua lengua mexicana, y a la comodidad de los cronistas, comentaristas y posteriormente de los historiadores, que creyeron encontrar en Teotl el origen divino de los dioses indígenas cuyos nombres que principiaban o terminaban en esa partícula, eran así, elevados a la categoría de divinidades.

Por lo antes citado, podemos afirmar que los conceptos traídos por los invasores europeos nada tienen que ver con el pensamiento del mundo pre-Kuauhtemiko. Por lo tanto estamos incurriendo en errores si tratamos de explicar el mundo nativo con ojos y con perspectiva occidentales. Esto es justamente lo que nosotros nos proponemos al querer reivindicar tanto la historia como el pensamiento de Anauak.

Aunque no queremos decir con esto, que todo lo escrito e investigado esté mal, no es nuestra intención ponernos a juzgar y a desechar todo lo hasta hoy logrado. De hecho creemos que sí se ha ido avanzando en el estudio del pensamiento anauakatl, sobre todo por la cuestión de que ya existen algunos trabajos que conjuntan una serie de fuentes muy valiosas, a saber: fuentes primarias y secundarias, testimonios arqueológicos, y también la tradición oral de una manera sistematizada.

Lo anterior es muy importante porque gracias a este tipo de investigaciones se ha ido corriendo el velo que cubría, y en algunos caso aún cubre, el significado de los símbolos autóctonos. Ya que los invasores, y después los frailes sólo dejaron a estos símbolos como simples “deidades” y nunca se atrevieron a penetrar en su más hondo y verdadero sentido. Además, cabe recordar que la cultura occidental es diametralmente opuesta a la cultura de Anauak.

De hecho, en el territorio de Anahuac existía diversidad de lenguaje, pero entre todos los idiomas autóctonos, como entre los europeos, había entre si equivalencia de sentido, mas entre el lenguaje de los europeos y el de los anahuacas No existe equivalencia, es decir, que no habiendo identidad de pensamiento tampoco puede haber traducción exacta. Ambos corresponden a dos desarrollos diferentes de la cultura, cuyo contenido, sobre todo en materia política, completamente varía, aunque los términos pudieran tener traducción literal

Entonces, debemos ser cuidadosos cuando intentemos explicar un concepto de los preamericanos. Aclarado esto, sólo diremos que es muy importante el estudio de la cultura que nos ha dado origen, y que muchas veces sin saberlo sigue rigiendo gran parte de nuestras actividades cotidianas. No obstante muchos vemos con tristeza que se denigra a ésta, y la mayoría de las veces se quiere recalcar una superioridad de otros pensamientos con respecto a la existente aquí.

Ya en otro artículo he mencionado la importancia de conocer el pasado de nuestro pueblo para así poder liberarnos del yugo que hace 500 años nos impuso la civilización occidental. Yugo que nos habrá de llevar inevitablemente a la destrucción de nosotros mismos si no cambiamos el rumbo de ese proyecto bastardo que impulsa el capitalismo: “LA GUERRA DE TODOS CONTRA TODOS”.

Recalco, tal vez con exageración, la importancia del estudio del pensamiento de Anauak, como parte fundamental del desarrollo de una cultura basada en la ayuda mutua y en la conjunción de los esfuerzos de todos. Porque como alguna vez nos dijo el Temaztiani Artemio Sólis Guzmán “ES ENTRE TODOS COMO SABREMOS TODO, Y ES ENTRE TODOS COMO HAREMOS TODO”.

De tal forma que si queremos ver brillar la luz del padre Sol, iluminando los rostros de nuestros descendientes debemos intentar conocer el nudo Giordiano del problema: la ignorancia del pensamiento anauakatl.

La historia de Anáhuac es el manantial maravilloso que nos alienta e ilumina revelando la importancia de nuestro cometido en esta vida y nos colma de satisfacción al hacernos copartícipes y continuadores de la obra de cultura que nos han legado nuestros padres para sublimarla y perfeccionarla con nuestro propio proceder. Es en realidad la historia de Anáhuac el patrimonio de cultura que hemos heredado y que debemos conservar, cultivar y ampliar, índice certero de nuestro propio valor en el desarrollo de la vida humana y verdadera aspiración de conocimiento para lograr comprendernos a nosotros mismos.

 

CITAS

1.- Miguel León Portilla, La filosofía Náhuatl estudiada en sus fuentes, Angel Ma. Garibay (pról.), 9ª edición, México, UNAM, 2001, 456 p., p. 1.

 

2.-Xokonochtletl Antonio Gomora, Juicio a España, testigos Aztekas, México, Tlamatini, 1988, 158 p., p. 97. El subrayado es del autor.

3.- Arturo Meza Gutiérrez, Mosaico de Turquesas, Angela María Martínez Sánchez (pról.), México, Edición del autor, 1999, 208 p., p. 60.

4.- Véase un ejemplo de esto en Arturo Meza Gutiérrez, Tezcatlipoca, nuestro ser interno, México, Edición del autor, 1997, 45 p.

5.- Véase un ejemplo de esto en Arturo Meza Gutiérrez, Tezcatlipoca, nuestro ser interno, México, Edición del autor, 1997, 45 p.

6.- Ignacio Romero Vargas Yturbide, Los gobiernos socialistas de Anahuac, México, In Tlilli In Tlapalli, 2000, 74 p., p. 4.

7.- Ignacio Romerovargas Yturbide, Motecuhzoma Xocoyotzin o Moctezuma el Magnífico y la invasión de Anáhuac, Andrés Fernández Gatica (pról.), 3t., México, Anahuacayotl, 1994, t. 1, p. 3.

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Tomado de:

http://www.cuitlahuac.org/modules.php?op=modload&name=Sections&file=index&req=printpage&artid=8

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