De la invasión española al continente del Abyanahuac, solo se difunde, en general, la versión de los agresores, así como algunas voces de naturales que se asimilaron de inmediato a la cultura del invasor, y escribieron textos para buscar dádivas de la corona, por supuestamente poseer algún linaje de los vencidos, y con ello, extenderlo en el nuevo orden colonial. Casos representativos como los de Fernando Alva Ixtlilxóchitl en Anáhuac y el de Garcilaso de la Vega en el Tawantinsuyu, que se asumían más españoles que los peninsulares.
El no conocer la versión de los hechos por las voces de los invadidos, demerita en gran medida lo escrito por lo que la academia llama “fuentes históricas”, que fueron escritas a principios del siglo XVI, y que, exaltan y justician las atrocidades y crímenes de lesa humanidad que se cometieron, en nombre de la corona y de la iglesia. Finalmente, en este punto, se debe tomar muy en cuenta la implacable censura que ejercieron la Santa Inquisición por parte de la iglesia y el Consejo de Indias de parte de la corona, que distorsionaron los escritos.
Sin embargo, queremos citar fragmentos de tres textos escritos por españoles que nos pueden dar una idea de lo que les sucedió a nuestros antepasados. En primer lugar, el sermón de Antonio Montesino que les dio a los conquistadores y encomenderos de Santo Domingo en 1511, en donde estaba un hijo de Cristóbal Colón, que, junto con su hermano y su padre, en los primeros diez años de la invasión despoblaron las islas del Caribe. Cabe la pena mencionar que a Fray Antón Montesino le costó la vida el sermón.
El segundo es el relato que dejó uno de los expedicionarios de Francisco Pizarro, que, al estar cerca de la muerte, deja sentado en su testamente el arrepentimiento de lo que hizo en la invasión del Perú.
Finalmente, presentamos un fragmento estremecedor del Fraile Bartolomé de las Casas, de su libro “Brevísima relación de la Destrucción de las Indias”, que siendo encomendero y habiendo escuchado el sermón de Montesino, se arrepintió de lo que había hecho en la colonización, que se regresó a la península y se ordenó fraile dominico, para regresar al Anáhuac a tratar de defender a los invadidos de sus opresores. Célebre es la llamada Controversia de Valladolid, entre él y el abogado Gines de Sepúlveda, en el que demostró que los invadidos tenían alma y en consecuencia eran seres humanos, por lo que no debían seguirlos tratando como animales, como lo había afirmado Cristóbal Colón y como los trataban los conquistadores y encomenderos.
Es necesario evidenciar los textos de ayer y de hoy, que pretenden distorsionar los hechos de la invasión que fue injusta, brutal y deshumanizada, describiéndola como una acción humanista, cristiana, civilizadora y de valientes e intrépidos capitanes e inexistentes solados, porque las expediciones se hicieron con mercenarios, aventureros y gente sin escrúpulos que llegó a robar y asesinar.
El riesgo de mentir y falsear los hechos históricos de la invasión y despojo, es que estas acciones se han seguido cometiendo sistemáticamente a manos de los gobiernos locales, las empresas trasnacionales y los caciques regionales, como obedeciendo a una norma o sistema en estos cinco siglos, y hoy en día, son más brutales para los pueblos y más dañinas para la Naturaleza. De modo que el discurso de los depredadores es el mismo, solo que ahora argumentan el progreso, el desarrollo y la modernidad.
Debemos de descolonizar la narrativa colonial en manos de sus festivos investigadores, historiadores y escritores hispanistas neocoloniales. Se debe de crear un nuevo discurso en el que se escuchen las voces de aquellos que sufrieron la embestida, y aquellos que se arrepintieron o criticaron las felonías de los invasores.
Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. No se puede salir del calabozo de la colonización con los valores y principios de los carceleros. Descolonizar es dignificar.
Finalmente, leeremos un fragmento del libro de fray Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias”.
“Descubriéronse las Indias en el año de mil y cuatrocientos y noventa y dos. Fuéronse a poblar el año siguiente de cristianos españoles, por manera que ha cuarenta y nueve años que fueron a ellas cantidad de españoles. Y la primera tierra done entraron para hecho de poblar fue la grande y felicísima isla Española, que tiene seiscientas leguas en torno. Hay otras muy grandes e infinitas islas alrededor, por todas las partes della, que todas estaban y las vimos las más pobladas y llenas de naturales gentes, indios dellas, que puede ser tierra poblada en el mundo. La tierra firme, que está de esta isla por lo más cercano docientas y cincuenta leguas, pocas más, tiene de costa de mar más de diez mil leguas descubiertas y cada día se descubren más, todas llenas como una colmena de gentes en lo que hasta el año de cuarenta y uno se ha descubierto, que parece que puso Dios en aquellas tierras todo el golpe o la mayor cantidad de todo el linaje humano…
…Dos maneras generales y principales han tenido los que allá han pasado que se llaman cristianos en extirpar y raer de la haz de la tierra a aquellas miserandas naciones. La una, por injustas, crueles, sangrientas y tiránicas guerras; la otra, después que han muerto todos los que podrían anhelar o sospirar o pensar en libertad o en salir de los tormentos que padecen, como son todos los señores naturales y los hombres varones (porque comúnmente no dejan en las guerras a vida sino los mozos y mujeres), oprimiéndolos con la más dura, horrible y áspera servidumbre en que jamás hombres ni bestias pudieron ser puestas. A estas dos maneras de tiranía infernal se reducen y se resuelven o subalternan como a géneros todas las otras diversas y varias de asolar aquellas gentes, que son infinitas.
La causa porque han muerto y destruido tantas y tales y tan infinito número de ánimas los cristianos ha sido solamente por tener por su fin último el oro y henchirse de riquezas en muy breves días y subir a estados muy altos y sin proporción de sus personas, conviene a saber: por la insaciable cudicia y ambición que han tenido, que ha sido la mayor que en el mundo ser pudo, por ser aquellas tierras tan felices y tan ricas, y las gentes tan humildes, tan pacientes y tan fáciles a sujetarlas, a las cuales no han tenido más respecto ni dellas han hecho más cuenta ni estima (hablo con verdad, por lo que sé y he visto todo el dicho tiempo) no digo que de bestias, porque pluguiera a Dios que como a bestias las hubieran tratado y estimado, pero como y me-nos que estiércol de las plazas. Y así han curado de sus vidas y de sus ánimas, y por esto todos los números y cuentos dichos han muerto sin fe y sin sacramentos. Y ésta es una muy notoria y averiguada verdad que todos, aunque sean los tiranos y matadores, la saben y la confiesan: que nunca los indios de todas las Indias hicieron mal alguno a cristianos, antes los tuvieron por venidos del cielo, hasta que primero muchas veces hobieron recebido ellos o sus vecinos muchos males, robos, muertes, violencias y vejaciones dellos mesmos.
...Comúnmente mataban a los señores y nobles desta manera: que hacían unas parrillas de varas sobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos, en aquellos tormentos desesperados se les salían las ánimas. Una vez vide que teniendo en las parrillas quemándose cuatro o cinco principales señores (y aun pienso que había dos o tres pares de parrillas donde quemaban otros) y porque daban muy grandes gritos y daban pena al capitán o le impidían el sueño, mandó que los ahogasen, y el alguacil, que era peor que verdugo, que los quemaba (y sé cómo se llamaba y aun sus parientes conocí en Sevilla) no quiso ahogallos, antes les metió con sus manos palos en las bocas para que no sonasen, y atizóles el fuego hasta que se asaron de espacio como él quería.
Yo vide todas las cosas arriba dichas y muchas otras infinitas, y porque toda la gente que huir podía se encerraba en los montes y subía a las sierras huyendo de hombres tan inhumanos, tan sin piedad y tan feroces bestias, extirpadores y capitales enemigos del linaje humano, enseñaron y amaestraron lebreles, perros bravísimos que en viendo un indio lo hacían pedazos en un credo, y mejor arremetían a él y lo comían que si fuera un puerco.
Estos perros hicieron grandes estragos y carnecerías. Y porque algunas veces, raras y pocas, mataban los indios algunos cristianos con justa razón y santa justicia, hicieron ley entre sí que por un cristiano que los indios matasen habían los cristianos de matar cien indios.”
Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. No se puede salir del calabozo de la colonización con los valores y principios de los carceleros. Descolonizar es dignificar.
Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. No se puede salir del calabozo de la colonización con los valores y principios de los carceleros. Descolonizar es dignificar.
Junio de 2022
San Jerónimo, Yahuiche,
Atzompa, Oaxaca.