Francisco L?pez B?rcenas
El pasado d?a 11, en las instalaciones de la Universidad Michoacana de San Nicol?s de Hidalgo, convocados por el Consejo Supremo Ind?gena de Michoac?n, y con el apoyo de diversas instituciones de educaci?n superior, se llev? a cabo un seminario sobre pueblos ind?genas y guerrilla. Desde muy temprano comenzaron a llegar hombres y mujeres que participaron de los movimientos armados de los a?os 70, con la finalidad de dar su testimonio; con ellos arribaron sus familiares y amigos, as? como investigadores e investigadoras interesados en la tem?tica. Los presentes llegaron de Oaxaca, de Guerrero, de la Ciudad de M?xico y del mismo estado anfitri?n. El inter?s en el evento fue singular, pues era la primera ocasi?n en la historia del pa?s en la que este tipo de fen?menos se analizaba desde la mirada de los pueblos, no s?lo de los individuos que participaron directamente en la lucha armada por transformar al pa?s.
Desde la inauguraci?n del evento se marcaron las l?neas que daban singularidad al acto: aunque todas las organizaciones guerrilleras de esa ?poca se declaraban marxistas-leninistas, o mao?stas, en la pr?ctica, su ideolog?a se combinaba con la historia de M?xico, recuperando las ense?anzas de las gestas de la Independencia, la Reforma y la Revoluci?n Mexicana y en gran parte las pr?cticas conforme a los valores comunitarios de los pueblos. Otro tanto suced?a con la estructura organizativa: aunque todas las agrupaciones guerrilleras, por su car?cter militar asum?an una estructura vertical en la que participaban miembros de pueblos ind?genas, algunas de sus decisiones se tomaban de manera asamblearia y se ejerc?an de manera horizontal. Esto, naturalmente, gener? problemas al interior de las organizaciones guerrilleras, pues aunque la mayor?a se pronunciaban por seguir las teor?as revolucionarias en boga, hab?a quienes se inclinaban por la voluntad popular.
Los testimonios presentados fueron de diversa naturaleza. La mayor?a de ellos se?alando c?mo no se ha dado la importancia que tiene a la participaci?n de los pueblos en los procesos revolucionarios, s?lo porque no estuvieron en los frentes de batalla, aunque sin su actividad, aquella no hubiera sido posible.
Se habl? de la relevancia de los pueblos para crear casas de seguridad, dotar de alimentos a los guerrilleros, servir de correos, incluso como mecanismos de inteligencia y contrainteligencia. En estas actividades ?se dijo? participaban por igual mujeres y hombres, adultos y ni?os. Por el mismo motivo, la represi?n que ?stos sufrieron por las fuerzas represivas, salvo casos de extrema brutalidad, han sido ignorados a la hora de contar las afectaciones. Se ignora tambi?n que, cuando los hombres se fueron a la guerra, las mujeres se hicieron cargo de la familia; cuando fueron heridos, ellas los curaron, cuando los desaparecieron, ellas comenzaron a buscarlos.
Durante los debates, dos elementos resaltaron porque cruzaban todas las intervenciones. El primero: la participaci?n de los miembros de los pueblos ind?genas o los pueblos mismos en la guerrilla no se dio porque fueran ind?genas, sino porque, al igual que el resto de los oprimidos del pa?s, eran explotados, aunque a diferencia de otros sectores sociales, ?stos imprim?an sus conocimientos a la pr?ctica de las organizaciones en las que militaban. El segundo: en la b?squeda de los desaparecidos, v?ctimas de la guerra sucia, las instituciones gubernamentales se han centrado en los individuos, dejando de lado la participaci?n de los pueblos ind?genas. S?lo abren la herida y no hacen nada concreto por resolver el problema, se dijo. Lo anterior se puede ver tanto en las investigaciones que en su momento realiz? la Comisi?n Nacional de Derechos Humanos, como la de Fiscal?a Especial para Movimientos Sociales y Pol?ticos del Pasado o la Comisi?n de la Verdad.
Un aspecto importante que deriva de lo expuesto en el seminario, y que por lo mismo es deseable que no se olvide, es que si se reconoce la participaci?n de los pueblos ind?genas, como pueblos, no a trav?s de sus miembros, en los movimientos armados del siglo pasado, tambi?n se les deber?a reconocer como v?ctimas, lo que transformar?a sustancialmente la ?ptica con la que se reclama el castigo a los responsables de la guerra sucia, incluida la reparaci?n del da?o. En los casos en los que la afectaci?n a los pueblos es evidente se podr?a, por ejemplo, reclamar la comisi?n de etnocidio; lo mismo en los casos en los que los l?deres eran hablantes de alguna lengua ind?gena, su desaparici?n ha generado la extinci?n de su lengua originaria, como algunos ya reclaman. La reparaci?n del da?o, por su lado, no ser?a s?lo a los individuos, sino tambi?n a los pueblos. De ese tama?o es la importancia de este reconocimiento.