I.- PROLOGO.
En los inicios del siglo XXI, frente al derrumbe del sistema priista que gobernó a México durante los últimos tres cuartos del siglo XX, en el despertar de la sociedad mexicana y la irrupción del movimiento indígena del EZLN, frente a los cambios que está operando el nuevo "orden mundial", en medio del caldero de esta sociedad que indiscutiblemente se está transformando, es necesario y saludable, ventilar los grandes problemas de la joven nación mexicana. No sólo es menester analizar la situación de los indígenas, sino también la de la cultura dominante. En efecto, la ideología criolla se ha mantenido incólume en los últimos 180 años y muy pocos se han atrevido a cuestionar y analizar este fenómeno. México es una nación exageradamente racista y clasista, donde la injusticia y la explotación en la que se ha mantenido a los mexicanos herederos de los pueblos originarios, sean estos indígenas o mestizos, en gran parte tiene su origen en una ideología que se ha sabido esconder en la simulación y la hipocresía social e institucional.
Los mexicanos en general, no aceptamos que somos racistas, clasistas e indígenas.
Los colonizadores nos han enseñado a negar y a denigrar a nuestra Madre Cultura. La cristianización, la civilización, el progreso, la modernidad y la globalización, cada una, desde 1521, implicaron la negación y desprecio de lo propio, por la exaltación y copia exacerbada de lo ajeno.
Para poder construir una nueva sociedad, de cara al nuevo siglo, requerimos inaplazablemente, analizar y reflexionar de manera descarnada y valiente, nuestros profundos problemas estructurales que, indiscutiblemente son de orden Cultural. Los mexicanos no hemos podido cancelar el periodo colonial en nuestras relaciones sociales, económicas, políticas y culturales. La colonización cultural ha sido el instrumento con el cual se ha amordazado nuestro rostro y nuestro corazón, nuestros sentimientos y nuestros pensamientos, nuestros valores y nuestros principios, en síntesis, el amor y respeto a nosotros mismos y a nuestros Viejos Abuelos. Es momento ya de iniciar la marcha para definitivamente salir de nuestro "laberinto de la soledad". De esta manera presentamos ante usted, seis colaboraciones para el periódico El Imparcial de la ciudad de Oaxaca, que aparecieron en los meses de abril y mayo del año 2001.
II.- EL SISTEMA DE CASTAS EN MÉXICO
Los mexicanos de ahora formamos parte de una de las seis civilizaciones más antiguas del mundo. Los primeros siete mil quinientos años de existencia vivimos en un riguroso orden social.
En efecto, la organización social de los antiguos mexicanos fue de un orden estricto y de una compleja estructura en la que el grado de desarrollo espiritual conformaba los niveles sociales. Esta rigurosa estructura social aún en los decadentes tiempos de los aztecas en el período conocido como Postclásico, se mantuvo, aunque con un sentido degradado. Superviviente de este orden social, podemos apreciar en las comunidades indígenas el sistema de cargos y el alto sentido espiritual de estas sociedades.
Con la llegada de los invasores en 1519, la civilización milenaria sufrió el holocausto más pavoroso de la humanidad. Hasta la fecha no se conoce y difunde los crímenes, horrores e injusticias que se cometieron contra de nuestros indefensos antepasados durante los primeros trescientos años del sistema colonial impuesto hasta nuestros días. Conocer lo que sucedió en esos trescientos años de colonia, nos ayudaría a entender en gran parte muchos de nuestros actuales problemas como pueblo. Los judíos lo refrendan cada año a nivel internacional y de muchas y diversas formas, para aquellos que opinen que esto es ocioso.
Una de las bases en las que se sostiene el actual orden de injusticias en nuestro país, es precisamente el hecho que la mayoría de los mexicanos desconocen el pasado. El Estado colonial desde 1521 se ha preocupado por mantener en calidad de amnésico al pueblo de México, lo ha logrado desposeer de su memoria histórica.
Para que el sistema colonial de explotación funcionara eficientemente en la extracción y depredación de nuestros recursos naturales a favor de la corona española, se instauró un estricto sistema de castas.
En efecto, el sistema de castas es el mecanismo con el cual se puede sin ningún aparente problema de orden moral o ético, llegar a los extremos más deshumanizados de la explotación de los seres humanos. Se requiere crear un orden social en el que la explotación de los seres humanos y la pérdida de sus derechos más elementales, dentro de un orden establecido, que comúnmente llaman "estado de derecho", permita la obtención de inmensas ganancias de unos cuantos sobre grandes conglomerados humanos a cualquier precio. Se requiere crear un espejismo con el cual sin el menor recato y con el mayor cinismo se puedan enriquecer unos cuantos a costa de la mayoría. Un arreglo "moral y ético" de carácter social que en nombre de la corona española o de las fuerzas del mercado, se pueda condenar a la más impensable miseria a una inmensa mayoría de personas con el mayor cinismo de acuerdo a "la ley y el orden establecido".
El sistema de castas desde un principio estableció una pirámide en donde en su vértice superior se ubicaron los españoles nacidos en España y en la parte más baja, en la base que sostiene este orden social estaban los indígenas. Debajo de los "gachupines" estaban los españoles nacidos en México, aunque eran hijos de padre y madre nacidos en España, por el sólo hecho de nacer en México pasaban a un segundo nivel. Los criollos no podían acceder a los puestos más altos del poder político, militar, económico y religioso, que era reservado sólo a los gachupines. Después le seguían los mestizos, generalmente de padre español y de madre indígena.
La violación sistemática y sin ninguna pena legal de las indígenas a manos de los españoles desde los primeros días de la conquista, se tomó como un derecho inobjetable de los vencedores sobre los vencidos.
Después seguían los negros, pues como eran artículo de importación de África, su costo les permitía tener un nivel alto entre los de abajo. Finalmente estaban los indígenas que durante gran parte del siglo XVI fueron considerados animales, carentes de alma y por lo cual podían ser tratados como animales de trabajo sin ningún derecho. Tuvo que realizarse un juicio en el Vaticano para demostrar que los "naturales" tenían alma. Si los naturales no eran animales, ni humanos, entiéndase europeos, entonces fueron designados como ¡indígenas! Nombre ambiguo que les escamoteaba la condición humana y permitía su explotación.
Para que el amable lector tenga una idea del holocausto mexicano, el mayor en la humanidad, le podemos decir que en los primeros cien años de colonia, los europeos mataron por medio de las armas, los trabajos forzados y fundamentalmente con enfermedades traídas de Europa a aproximadamente 20 millones de personas. México no volvió a tener 20 millones de habitantes hasta la década de los cuarentas en este siglo. Se calcula que para 1621 en la Nueva España existían un millón de indígenas y para 1800, tres siglos después, según un censo se supone que había cinco millones de personas en la Nueva España y de ellas, sólo setenta mil eran españoles nacidos en España. De esta cifra podemos deducir dos cosas, la primera es que el poder estaba terriblemente concentrado en unos pocos, (cosa que mantiene hasta la fecha el sistema colonial) y segundo, se supone que actualmente existen más de diez millones de indígenas en el país según los datos del INEGI, lo que comprueba que lejos de extinguirse, los pueblos indígenas están en plena expansión y se han sobrepuesto al proyecto de extinción al que estaban condenados como en Uruguay, Argentina o Estados Unidos.
Entre estas castas existía un número considerable de "sub castas" que venían de la cruza entre ellas, nombres como "salta Patras o lobo", nos hablan de esos pobres que no eran ni una ni otra cosa.
Este riguroso sistema de castas impedía la movilidad social. Oficios y trabajos, formas de vestir y hablar, lugares donde vivir, situación económica y futuro, estaban ya estrictamente preestablecidas, nadie podía cambiar de casta y de su nacimiento debía llevarla como una condición imprescindible para vivir en la sociedad colonial y si se quebrantaba este orden social, la muerte pública era el castigo con el que se pagaba el atentar contra el "estado de derecho colonial".
Así como la guerra de conquista fue una lucha entre indígenas aprovechada por los españoles, la guerra de independencia fue una guerra entre españoles peninsulares (gachupines) contra españoles nacidos en América (criollos). En efecto, después de trescientos años de ese injusto sistema de castas, no fueron los indígenas o los mestizos los que estallaron en rebeldía, sino los españoles nacidos en América que no soportaron ser segundones en la explotación de la colonia y sus habitantes. Los criollos muy hábilmente usaron a los indígenas en contra de los gachupines y por eso el cura Hidalgo en Dolores dijo... ¡a matar gachupines! Y trescientos años de injusticia fueron el fuego que alentó durante once años la guerra de independencia, que finalmente ganaron los criollos para quedarse con el poder colonial a través de la traición de Iturbide (criollo) a los gachupines, que le habían armado un costoso ejército para acabar a Guerrero y que, en Acatempan, se realizó la "primera consertacesión" de nuestra reciente historia.
Se cambió todo para seguir igual. Con el triunfo de la guerra no se desmanteló el sistema colonial de explotación sólo cambiaron los mandos, ayer gachupines hoy criollos, más nada.
De 1821 a nuestros días el sistema colonial sigue en pie. Maquillado, el sistema de explotación deshumanizada de los de arriba sobre los de abajo es la realidad cinco centenaria de nuestro país. Por consecuencia el sistema de castas sigue vigente, aunque muy maquillado y agazapado en la hipocresía social y la gubernamental.
Los extranjeros siguen teniendo el "sartén por el mango" y se siguen "despachando con la cuchara grande". La mayor parte de la riqueza se iba a España para la corona española, en nuestros días, la mayor parte de la riqueza que se extrae, se va vía el pago de servicio de la deuda externa a manos del capital financiero supranacional. En los últimos diez años, todos los mexicanos hemos pagado 445 mil mdd, sólo de intereses. Es la misma encomienda solo que más refinada y más letal.
En el actual sistema de castas los extranjeros y criollos siguen ocupando los primeros sitios de la pirámide de explotación. Lea aquellas listas de los "mexicanos" más ricos, de los sistemas nacionales de creadores o de investigadores, ... casi puros criollos. Un ejemplo de lo extremadamente racista que es la sociedad mexicana es que en la T.V nacional, no aparecen personas morenas, sólo güeritos... se ha dado cuenta? Después les siguen los mestizos, que con sus cremas blanqueadoras y sus tintes para el cabello, pretenden "discretamente" dar un saltito para arriba. Ayer el título nobiliario, hoy el título académico. Se ha fijado que cuando les preguntan el nombre a esas personas "don nadie", inmediatamente contestan con, "licenciado, ingeniero, contador fulano de tal". Sin embargo, en esto de los títulos académicos, ahora no basta con decir soy licenciado, sino... de qué universidad egresaste. Aunque siendo balnquito y de ojos azules, en México ya no se necesita título.
Los mexicanos vivimos una sociedad hipócrita donde el racismo y las clases sociales definen directamente grandes procesos sociales. En México seguimos aceptando sin remordimiento y vergüenza, que existan los vencedores y los vencidos. Que existan más de la mitad de mexicanos en la pobreza y que eso no nos afecte, ni nos preocupe. Cómo en la colonia, podemos ver sin inmutarnos que mueran decenas de miles de personas por hambre, enfermedades o trabajos forzados. Actualmente en México, según la UNICEF, se mueren diariamente 500 niños mexicanos, de recién nacidos a cinco años por problemas generados por la miseria, cada día... y a nadie le importan esos niños. Son sólo pobres, indigentes, indígenas, es decir, "no son ni seres humanos ni mexicanos". A muy pocos que tienen el poder, en verdad les importa que el salario mínimo no alcance para cubrir las necesidades mínimas de la vida cotidiana. En México existe la "gente bonita" y "los otros".
Permanencia de un sistema colonial camuflado, en México los explotadores no se comprometen con el futuro y bienestar de los explotados, ni con el de la nación. Ante cualquier amago, inmediatamente amenazan con sacar sus capitales e "irse a su tierra". En México no existe verdadero compromiso y preocupación por los pobres y los pueblos originarios; todo es simulación y corrupción, simple demagogia política e hipocresía social. El sistema de castas sigue imperando y está vigente; ahora es más sutil e hipócrita, pero no menos feroz.
III.- LA IDEOLOGÍA CRIOLLA.
¿Qué es la nación mexicana? ¿Cómo se formó y cuándo? ¿Cuáles fueron los verdaderos motivos e intereses?
Sí no conocemos el pasado, no podremos entender el presente y mucho menos diseñar nuestro futuro. Los pueblos amnésicos están condenados a repetir permanentemente sus errores y vivir permanentemente "en el laberinto de la soledad".
Los Estados Unidos Mexicanos nacieron en 1821, cuando se consuma la larga Guerra de Independencia, de este modo estaremos cumpliendo este año apenas 180 años que vivimos en un Estado-Nación.
Antes, ¿cómo vivimos? De 1521 a 1821, el territorio que hoy ocupa la mitad de Estados Unidos, gran parte de Centro América y México, conformó el Virreinato de la Nueva España, perteneciente a la corona española. Es decir, fuimos una "colonia" de España. La colonización implica explotación.
¿Qué fuimos antes? Bueno, lo que hoy es México fue la cuna de una de las seis civilizaciones más antiguas de origen autónomo del mundo. Se supone que aproximadamente en el año seis mil a.C. nuestros Viejos Abuelos inventaron la agricultura, el maíz y la milpa, con este fabuloso tesoro de conocimientos se inició el largo asenso de la especie humana en esta parte del mundo.
Comenzamos desde ser bárbaros, nómadas, cazadores, recolectores; pasamos por el largo período de la sedentarización, aproximadamente cuatro mil quinientos años, hasta llegar al inició de la primera cultura del Anáhuac llamada Olmeca, situada entre Veracruz y Tabasco. En efecto, los Olmecas inician su cultura en el año mil quinientos a.C. en La Venta y Comalcalco, se hacen las primeras construcciones
monumentales y se esculpen las famosas "cabezas olmecas". Este primer período termina en el año 200 a.C. y se le llama Preclásico o formativo. Casi seis mil años de inventar absolutamente todos los conocimientos en las áreas de las matemáticas, geometría, astronomía, filosofía, ingeniería, arquitectura, medicina, botánica, zoología, lingüística, y construir un complejo y justo sistema social, un lenguaje artístico y una estructura místico-religiosa; que serán los cimientos para desplantar la soberbia construcción espiritual que fue el período luminoso llamado clásico o del esplendor, que va del 200 a.C., al 850 d.C. aproximadamente. En estos mil años, los Viejos Abuelos estructuraron, implementaron y decantaron un maravilloso y extraordinario proyecto social, que indudablemente estaba dirigido a desarrollar el potencial espiritual de los individuos a través de la búsqueda de la trascendencia espiritual de la vida material.
Este ha sido el mayor objetivo de los pueblos sabios y milenarios en la historia de la humanidad, con excepción de los europeos, que siempre han estado en la búsqueda del desarrollo de la materia. En efecto, Mesopotamia y Egipto primero y después, China, India, la Zona Andina y México, que son las civilizaciones más antiguas de la humanidad, han ubicado en la punta más alta de su aspiración, la trascendencia espiritual de la vida material.
Los llamados Toltecas en el período clásico o del esplendor, lograron la cúspide de su proyecto social e inexplicablemente, alrededor del año 850 d.C. destruyeron sus centros de conocimientos, hoy llamados zonas arqueológicas, las cubrieron de tierra y literalmente desparecieron de la faz de la tierra. Este es uno de los grandes misterios de la Historia Universal.
Del año 850 d.C. a la llegada de los españoles en 1519 transcurrieron 669 años que se conocen como el tercer período llamado Postclásico o decadente. En el abandono de sus grandes maestros, los pueblos del Anáhuac transgredieron las normas morales, éticas y sociales que había implantado el Venerable Maestro Quetzalcóatl. A final de este período llegaron los aztecas del Norte. Pueblo nómada y bárbaro que ni siquiera hablaba náhuatl. De la nada y en poco tiempo los aztecas se culturizaron con los pocos remanentes de sabiduría que quedaban de los Toltecas y en 1325, fundan la ciudad de Tenochtitlán, apenas 194 años antes de la llegada de los españoles. Los Aztecas harán la primera "reforma educativa" y mandan quemar los códices antiguos donde se recogía la sabiduría Tolteca y cambian la historia, quedando ellos como el pueblo elegido y desconociendo las enseñanzas de Quetzalcóatl y suplantándolo por su Dios tribal llamado Huitzilopochtli. Esta trasgresión la pagarán muy caro con la llegada de Cortés quien usurpo la imagen de Quetzalcóatl y la usó para realizar la conquista.
Sí los historiadores no mienten, resulta que lo que hoy es el territorio nacional tiene una antigüedad cultural de aproximadamente 8000 años de los cuales, 7500 son de origen anahuaca o indígena, pues los Viejos Abuelos le llamaban a su tierra el Anáhuac y ellos en consecuencia eran anahuacas. Después siguieron 3 siglos de quedar sujeta a la corona española como una colonia llamada Virreinato de la Nueva España. Después han seguido casi 2 siglos de vivir en lo que hoy conocemos como la República Mexicana.
De esta manera podemos apreciar que los primeros siete milenios y medio vivimos en un proyecto social construido por una civilización que ponderaba los valores colectivos y espirituales, con sus altos y sus bajos, pero donde se encuentra los más sólidos y profundos cimientos de todo cuanto en verdad somos. Después vienen 3 siglos donde el proyecto es de explotación de los pueblos vencidos y la depredación de sus recursos naturales con el único fin de hacer riqueza, tanto para los españoles, como para la corona. En esos 300 años España nuca implementó un proyecto de desarrollo para mejorar la vida de los pueblos invadidos y vencidos. Las leyes, las instituciones y las autoridades implantadas por la corona buscaron solo "regular" las relaciones de explotación entre españoles, pues en el estricto Sistema de Castas, los indios y los negros casi no tenían derechos y sí los hubo, poco caso se les hacía. Las leyes que venían de España y que procuraban defender a los indios de la feroz explotación y de la injusticia, acababan en el clásico "acátese, pero no se cumple" de las autoridades virreinales.
Después de la traición de los criollos a sus parientes los españoles en 1810, donde los conspiradores desesperados por haber sido descubiertos, involucraron a los indígenas a través del cura Hidalgo a que se levantaran y mataran gachupines. Después de 3 siglos de injusticias, bastó para que un cura llamase a la insurrección a los resentidos y agredidos pueblos indios en contra de sus opresores, los gachupines.
Los criollos utilizaron a los indígenas para destituir del poder a los españoles peninsulares. La guerra de Independencia no fue contra España, sino contra los gachupines que tenían el control total del Virreinato, toda vez que el Rey de España estaba preso en Francia, ya que Napoleón Bonaparte había invadido España y la gobernaba su hermano "pepe botella".
Los criollos lograron la independencia política de España, pero mantuvieron el sistema colonial de explotación de los pueblos invadidos y despojados. Durante el siglo XIX los criollos se dividen en dos bandos, conservadores y liberales, masones escoceses y masones yorkinos, en centralistas y federalistas o como dice el historiador Harlod D. Sims, en "criollos cosmopolitas" simpatizantes de los españoles y los "criollos nativistas" enemigos de los españoles. Los dos bandos crearon una nación "para ellos", donde los mestizos "se metían a fuerzas", pero no eran bien vistos y definitivamente los pueblos indígenas no tenían ningún espacio en esta "nueva nación" como las que estaban surgiendo en Europa. Paradójicamente fue un indio y un mestizo quienes lograron consolidar el proyecto criollo a finales del siglo.
En el siglo XX, los "criollos cosmopolitas" fundamentalmente se dedicaron a los negocios y los "criollos nativistas" a la política, sin embargo, a finales del siglo y por factores internos (la corrupción, la pérdida de la credibilidad y los excesos) y externos (el neoliberalismo y la globalización), hacen que los "criollos cosmopolitas" tomen el gobierno y la política.
El tercer milenio se inicia con un gobierno de criollos cosmopolitas, donde los mestizos han perdido casi toda su identidad cultural y han quedado como "extranjeros incultos en su propia tierra", ajenos a sí mismos, exaltando lo ajeno y despreciando lo propio, creyéndose auténticos "hijos del canal de las barras y las estrellas", aspirando a convertirse de fax trac en gringos de tercera.
Iniciamos el siglo XXI en guerra contra los pueblos indios, contra los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos, contra los auténticos herederos del Anáhuac a quienes los criollos, ahora unidos, no les permiten ninguna oportunidad de desarrollo y bienestar, donde les escamotean legaloidemente sus más esenciales derechos a existir como pueblos y culturas.
Unidos los criollos y en misión divina defenderán hasta el último hombre esta "su patria". Conservadores y liberales, centralistas y federalistas, panistas y priistas, defendiendo juntos sus intereses y el derecho, su derecho, al despojo, al engaño, a la explotación, defendiendo juntos la usurpación histórica de su ideología y su poder.
Fernández de Cevallos, Calderón, Bartlet, Jakson y Ortega, son un claro ejemplo de la ideología criolla, en su lucha histórica en contra de los pueblos anahuacas de México.
IV.- LA NACIÓN DE LOS CRIOLLOS.
El problema de los mexicanos es que nos sentimos Occidentales, ya sea españoles o gringos y despreciamos a los pueblos y culturas originales.
Desde 1521, los extranjeros han explotado a los pueblos de esta tierra y han depredado ferozmente sus recursos naturales en favor de sus imperios. Se han valido de la Cultura Original para instaurar su proyecto colonizador, han usado su fuerza, sus recursos, su sabiduría y su creatividad, pero jamás le han reconocido algún mérito. La cultura originaria siempre ha sido para el colonizador: demoníaca, primitiva, denigrante, vulgar, naca y yope.
La cultura colonizadora ha enseñado a "los naturales" a despreciarse a sí mismos y a desvalorarse. Los europeos primero y después los criollos, han creado una cultura de desprecio y ninguneo a todo lo referente a la civilización vencida. La han tratado de condenar al olvido y a la extinción, haciendo de los mestizos, "extranjeros incultos en su propia tierra" y de los indígenas "integrados", indios desindianizados. Ajenos a su historia, a su cultura a sus raíces más profundas y al mismo tiempo, los han mantenido permanentemente despreciados por la cultura colonizadora.
Los colonizadores primero y los criollos después, jamás se han interesado en conocer a las culturas indígenas. Los pueblos indios de ayer y de hoy, NO EXISTEN para las mentes colonizadas, a lo más, son un peligro y un lastre para "cristianizar, colonizar, civilizar, desarrollar, modernizar y globalizar" en estas tierras descubiertas para la gracia del rey de España, la gloria de Dios y el capital financiero supra nacional (FMI, BM, OMC, ONU).
Los pueblos indios de ayer y de hoy, son totalmente desconocidos para los criollos de México. Acaso son vistos sólo como sirvientes, peones o figuras del folclor turístico. Ese diez por ciento de extranjeros nacidos en México (criollos), que poseen más del 70% de la riqueza de esta nación, no conocen y no les interesa para nada el problema indígena de esta nación.
Es una realidad que los criollos desde hace menos de doscientos años gobiernan este país que fundaron a principios del siglo antepasado. Estos criollos, a diferencia de los pioneros gringos, que salieron de Inglaterra para forjar un "nuevo mundo" a base de intenso trabajo hecho "por ellos mismos"; el criollo mexicano, es el pariente flojo, inepto y traidor de los colonizadores españoles, a quienes traicionó en 1810 y los corrió de México en 1828, quedándose desde entonces en la banca rota, pues jamás pudieron generar la riqueza de sus parientes nacidos en España. Mientras el pionero ingles trabajará con sus propias manos y su sudor, el criollo mexicano explotará a los indios de manera más cruel que sus parientes peninsulares, pero será menos productivo. Mientras que para el primero la patria la cimentará en la "Libertad y el Trabajo", para el segundo, la patria se sustentará en la injusticia y la explotación de los mestizos e indígenas.
Los criollos se han encargado de que los mestizos se sientan Occidentales y desprecien sus raíces y su Cultura Madre, y por supuesto el mundo indígena. La t.v. es un claro ejemplo. ¿ha visto usted a morenos en el canal de las barras y las estrellas? Mientras los mestizos aspiran a ser Occidentales, los criollos presumen reiterativa y exageradamente de su origen extranjero, sea este español, libanés, italiano o francés. Mientras los pioneros ingleses despreciaron a Inglaterra, los criollos mexicanos extrañaban a su "madre patria"... la de ellos.
Los criollos durante el siglo XIX intentaron crear "SU NACIÓN" (de la cual estaban excluidos los pueblos indios, los vencidos), se pelearon entre sí (conservadores vs. Liberales), fueron invadidos por los franceses y gringos, perdieron más de la mitad del territorio que habían heredado de la colonia española, entraron en una de pauperización, que implicó la pérdida de la producción minera, la pérdida de la autosuficiencia alimentaria y fundamentalmente, el inicio de la acumulación desmedida e ilegal de la DEUDA EXTERNA.
Los criollos fueron tan mediocres, que en el siglo XIX, tuvo que ser un indio y un mestizo, los que pudieron construir su proyecto de nación. Todos los gobiernos, salvo el de Díaz Mori, han tenido que pedir prestado para pagar los intereses de los intereses y tratar de gobernar desde 1828.
Al finalizar el siglo XX, los criollos liberales tocaron fondo en su ineptitud para gobernar y les han cedido el mando a los criollos conservadores, por instrucciones de sus amos supra nacionales. Los nuevos tiempos del mega imperio de los mercaderes, está viento en popa, ante el fracaso de los criollos liberales, hundidos en la corrupción y la ineficacia, entran en su relevo los criollos conservadores para adecuarse a los nuevos tiempos. Sí en el siglo XIX cedieron la mitad del territorio y en el siglo XX, perdieron la soberanía política, en el siglo XXI, los criollos conservadores se disponen a entregar de rodillas al pueblo y al territorio al neoliberalismo, la globalización y al capital financiero supra nacional.
El problema es que existe una piedrita en el zapato. No son los sindicatos, ni los estudiantes, ni los campesinos, menos aún los artistas e intelectuales o los sectores políticos progresistas o la anquilosada izquierda. El problema son los "canijo indios". Que pese a su muerte histórica (en apariencia) se levantan y dicen, literalmente a todo el mundo, un... ¡ya basta!
Es así como podemos ver en la Cámara de Diputados y Senadores, unidos a los criollos conservadores (PAN) y a los criollos liberales (PRI), en contra de la iniciativa de paz de la COCOPA, que reconoce a la existencia de los pueblos y culturas indígenas en el concierto de la nación.
Los criollos conservadores pudieron luchar con las armas y a traición, por imponer en México a un emperador europeo. Los criollos liberales pudieron entregarse con humildad a la política del "Destino Manifiesto" de los gringos y "venderles" por una bicoca más de la mitad del territorio nacional. Los criollos en general pueden entregar a la explotación de los capitales extranjeros al pueblo de México (maquiladoras), pueden regalar el sistema bancario a los bancos españoles y gringos, pueden condenar a pagar al pueblo por varias generaciones la ilegal deuda del FOBAPROA, pueden obligar a todos los mexicanos a pagar religiosamente más de OCHO MIL MILLONES DE DÓLARES anualmente, tan sólo para el pago de ¡!!INTERESES¡¡¡ de la deuda externa y sacrificar el bienestar y desarrollo del pueblo y la nación. Los criollos pueden cínicamente desmantelar el patrimonio que represaban las empresas paraestatales para los mexicanos y regalárselas mutuamente. Los criollos pueden sin vergüenza, cambiar la constitución para que un hijo de extranjeros pueda gobernarnos o que se venda la tierra ejidal, herencia de sabiduría de nuestros Viejos Abuelos. En fin, los criollos pueden traicionar, entregar, vender, destruir, debilitar o asesinar impunemente a la Patria y nadie, pero absolutamente nadie, dice nada, y todo mundo lo acepta con resignación, abrochándose de nuevo con mayor rigor el cinturón y sin buscar culpables.
Sin embargo, cuando los hijos más genuinos de esta patria, cuando los más desprotegidos, humillados y explotados, piden que se les sean reconocidos sus derechos históricos. Es entonces cuando los criollos (liberales y conservadores), se unen en defensa de "SU PATRIA", porque sienten que está siendo puesta en peligro por los más pobres y desheredados.
Los Barthle, los Fernández de Cevallos, los Jackson, los Calderón ahora se unen "en misión divina", para defender a "SU PATRIA" de las perversas intenciones de los hijos más humildes, más desamparados, más sufridos, más injustamente tratados, los más saqueados y robados, los más engañados, los más ultrajados que después de quinientos años, piden tan sólo, que se les reconozcan con sus derechos y sus diferencias.
¿De cuando acá en México se respeta la ley? Por qué tanto miedo de tan sólo reconocerles (en papel) sus derechos.
El futuro de México es su pasado. La reserva espiritual con la que construiremos un mundo más justo y humano, será con la aportación de la sabiduría de los pueblos indios. Los mestizos necesitamos reconocernos indígenas en nuestra "otra parte" negada durante quinientos años, necesitamos apoyarnos en nuestra Cultura Madre, para destruir el colonialismo metal y espiritual que padecemos, para dejar de ser "extranjero inculto en su propia tierra". Este país no pude seguir siendo más de los voraces, ineptos e insensibles criollos. Tiene que ser de todos, sean estos indígenas, mestizos o hijos de extranjeros avecindados en esta milenaria tierra que les ha dado asilo, salud y riqueza.
V.- LA HIPOCRESÍA DE LOS CRIOLLOS.
La nación mexicana ha sido construida con las ideas de los criollos y con la sangre y el esfuerzo del pueblo. Lo que hoy conforma nuestra patria nació como el resultado de una invasión. Sus cimientos más antiguos (de Estado Nación 1810-1821) vienen de un feroz sistema de explotación e injusticia a los pueblos originarios, el cual duró 300 años en el llamado periodo colonial (1521-1810).
La "Independencia" fue una iniciativa criolla para desplazar a los peninsulares y mantener el sistema colonial de explotación y la dependencia de la corona española. Es por ello que 180 años después, la situación de los más pobres de este país, que según datos razonables pueden llegar al 60 % de la población total, es verdaderamente desesperada y sólo un 6 % de la población tiene la mayor parte de la riqueza. En efecto, la riqueza en México está en manos de extranjeros, sus hijos y sus descendientes avecinados en estas tierras, desde la colonia, hasta los últimos que han venido a comprar bancos. Los poseedores de los mejores bienes de producción, de las mejores tierras, los mejores comercios, los que tienen acceso a los privilegios del sistema, los que tienen los más altos puestos en el gobierno, indiscutiblemente que son extranjeros nacidos en México en los últimos quinientos años; y digo extranjeros nacidos en México, porque ellos JAMÁS SE HAN QUERIDO DE CORAZÓN ASIMILARSE A LOS VENCIDOS, a los pueblos originarios. Por el contrario, siempre han recalcado sus diferencias raciales y culturales, como un legado de superioridad y de distinción. Sí ellos se hubieran convertido en verdaderos mexicanos, sentirían al pueblo como propio y no lo tendrían en los niveles de pobreza, ignorancia, explotación y enajenación.
En la construcción de la nación mexicana se ha mantenido el mismo racismo y clasismo que heredamos del periodo colonial, lo peor en nuestro tiempo, es que no se reconoce, se niega y se prohíbe que se toquen estos temas... "incómodos". El contra ataque criollo es afirmar que en México todos somos iguales y que no existe el racismo o el clasismo y que es un tema agotado.
En efecto, amable lector, la sociedad mexicana es una sociedad hipócrita, que no encara sus problemas más graves y profundos de manera abierta y transparente. Por el contrario, se esconden y se nombran de manera indirecta y fundamentalmente NO SE RECONOCEN, a diferencia de nuestros vecinos del Norte que, como todo pueblo, tiene también sus propios problemas. Así es, los gringos no niegan su racismo contra los negros y las minorías, sin embargo, ellos les han dado más oportunidades a los negros que nosotros a los pueblos indígenas. A los negros y los gringos los separa un océano de diferencias raciales y culturales; a nosotros los indígenas, además de ser los pueblos originarios de estas tierras y que vivimos "en y de" su cultura milenaria, resulta que son nuestros parientes sanguíneos y culturales, cosa que nadie quiere reconocer.
A diferencia de Gonzalo Guerrero, aquel marinero que naufragó antes de la conquista en las costas de Quintana Roo y que se asimiló a la cultura maya, casándose con una princesa, teniendo 3 hijos de ella, negándose a embarcar con Cortés, cuando este lo mandó "rescatar" para participar en la invasión, Gonzalo Guerrero tomó las armas para defender A SU PUEBLO de los invasores y fue muerto por ellos. A diferencia de este extranjero que se asimiló a la cultura que lo auxilió (porque hay que decirlo, la mayoría de los criollos llegaron pobres, expulsados por la miseria en que vivían en sus tierras de origen), los criollos se camuflajean como mexicanos pero no se asimilan verdaderamente. Siempre tienen sus capitales en el extranjero y ante cualquier amenaza, históricamente, inmediatamente sacan sus capitales del país. Los criollos nunca se la han jugado con México. Ellos tienen sus propios círculos cerrados, sus clubes deportivos, sus escuelas, sus centros comerciales, celebran sus propias fiestas. Los criollos se apoyan y se auxilian entre ellos y al mismo tiempo son feroces explotadores con los mestizos y los indígenas. A lo largo de estos 180 años han tenido al pueblo en la miseria a pesar de que las tierras de esta nación, históricamente, son poseedores de cuantiosos recursos naturales, ayer el oro y hoy el petróleo, la situación no a cambiado, ayer la encomienda hoy la maquila, la cuestión es explotar inhumanamente a los pueblos originarios y sus descendientes y verdaderamente DEPREDAR sus recursos naturales sin la menor consideración.
El salario mínimo y la televisión comercial mexicana son un ejemplo claro y contundente de lo que afirmamos. Los que han "dirigido" nuestra nación, los que nos han "gobernado" desde 1521, jamás les ha interesado EN VERDAD el desarrollo, bienestar, educación y felicidad del pueblo. La demagogia política y económica busca el supuesto bienestar y desarrollo de los mexicanos todos, pero eso es sólo cuento electorero, pues la realidad y las estadísticas no mienten.
México es la treceava economía del mundo y tenemos más pobres en extrema pobreza que China que tiene más de mil trescientos millones de habitantes. México es el país que más mega millonarios tiene (todos criollos) y al mismo tiempo compite con la República Dominicana, por el más alto índice de inequidad en el reparto de la riqueza. El pueblo de México está condenado a pagar a los grandes capitales financieros, entre 7 y 10 mil millones de dólares al año, por el concepto de intereses, no abono al capital.
Los criollos ante la suma de sus incapacidades y estrepitosos fracasos, en el siglo XIX perdieron más de la mitad del territorio que habían heredado de los peninsulares y el sistema colonial, en el siglo XX llevaron tan torpemente la economía y la política que, entregan el país al capital financiero supra-nacional y ponen de rodillas a los millones de mestizos e indígenas, perdiendo definitivamente la soberanía nacional. Desde luego que salvándose ellos solos y haciéndose "socios" de los nuevos colonizadores. Se entregan dócil y cínicamente a sus nuevos amos, aduciendo que "la globalización no se puede detener y que el nacionalismo esta caduco en el nuevo orden internacional" y sin embargo, las poderosas naciones neo-coloniales, refuerzan más sus fronteras y exacerban más sus nacionalismos imperialistas, el caso más claro es el que sufrimos con nuestros vecinos del Norte, donde entre muchas cosas, no dejan pasar a nuestros trabajadores ni a nuestros transportes.
Pues bien, amable lector, llamó a usted su valiosa atención en estas consideraciones, pues resulta innegable que la "IDIOLOGÍA CRIOLLA" domina la política, la cultura y a la sociedad mexicana. Es necesario ver y entender desde esta perspectiva el bloqueo para que se reconozcan los derechos históricos de los pueblos indígenas de México que, durante 480, sistemáticamente se les han negado. La cerrazón de muchos de los panistas, prisitas y perredistas, que se unen en el Congreso de la Unión, para detener una iniciativa que fue elaborada por la COCOPA sobre la Ley Indígena y que, como se vio, posee con el respaldo y simpatía del pueblo de México.
El problema del EZLN, no es un problema regional, ni sólo de dimensiones indígenas. Por el contrario, es un problema de carácter nacional e internacional, es la lucha desesperada de los más pobres contra los más ricos, es la lucha de la deshumanización en contra de los más esencial del espíritu humano, es la lucha por la sobre vivencia de la raza humana.
VI.- LOS CRIOLLOS ANTE LA HISTORIA
Los españoles llegaron al continente en 1492 en búsqueda de una ruta comercial a la India, financiados fundamentalmente por los mercaderes a quienes les "urgía" seguir lucrando con el Oriente, ya que los turcos habían tomado Constantinopla he impedían el paso de las caravanas comerciales.
"Descubierta" América se inició la invasión, legalizada a través de una Bula Papal, donde los españoles y portugueses se dividieron el continente ahora llamado americano. El permiso que les otorgó el Vaticano consistía en ganar tierras y riquezas para la corona española y almas para la Santa Fe Católica.
Sin que los habitantes de estas tierras les hubieran hecho nada, los españoles, que en su mayoría eran gente pobre e ignorante de la España medieval, venían con una sed de sangre y codicia a "rescatar oro", que no es más que robar y luego "pacificar", es decir exterminar a los pueblos agredidos. Desde luego que, otorgando el 20 % de lo robado a la corona española, quien llamó a este impuesto de rapiña, el "Quinto Real" o sea, una quinta parte de lo saqueado, era para los reinos de Castilla y Aragón, sin que estos "invirtieran" ni dinero, ni hombres, ni armas o naves, sólo por la "concesión" se llevaba una buena tajada de león. Es por ello que los mercaderes, la baja nobleza empobrecida y la chusma de la España medieval, cayó sin tregua y medida, como una diabólica plaga, sobre los pueblos y culturas milenarias del Anáhuac (América del Norte) y el Tawantinsuyu (la zona de los Andes).
Hernán Cortés llegó a México en 1519, venía prófugo de Cuba, pues su gobernador se enteró que lo pensaba traicionar y lo mandó tomar preso, ya que de la concesión para "rescatar oro" que había conseguido en la corte española obligaba a Cortés a darle un buen porcentaje de lo robado, toda vez que se la había subconcesionado al extremeño. Cortés partió una semana antes de lo previsto y la orden de detención llegó cuando él había levado anclas rumbo a Yucatán.
La conquista fue más que violenta, fue inhumana y genocida. La ambición del oro y el poder hicieron que los conquistadores perdieran toda medida y que escribieran páginas horribles y dolorosas de la especie humana. La injusticia y la barbarie produjeron matanzas como la del Templo Mayor, Cholula y muchas más que la "historia oficial", nuca ha querido registrar. Asesinatos injustos como los de Cuauhtémoc o Tupac Amaru, violación sistemática de las mujeres, comenzando con las esposas e hijas de la nobleza indígena, que cayeron en manos perversas de asesinos y delincuentes, o el asesinato de sus sacerdotes y maestros, además de la destrucción de sus templos y edificios.
A sangre y fuego los conquistadores se apoderaron de tierras y unos pueblos que no eran de ellos y nada les habían hecho, pero en menos de 30 años lograron establecer el Virreinato de la Nueva España. Fue entonces que empezaron a llegar los colonizadores españoles. Gente pobre y sin posibilidades que huyendo de la miseria se venían a "hacer la América", con el sueño de regresar ricos a sus tierras natales, la Nueva España jamás fue, para los colonizadores un fin, sólo un medio, a diferencia de los pioneros ingleses que se vinieron con sus familias.
Las leyes, las Autoridades y las Instituciones que implantó la corona española en América, no fueron las que regían en España y desde luego que contemplaban a los indígenas, primero como animales y después como vencidos de guerra, sin ningún derecho más que el de recibir la nueva religión. Las Leyes, Autoridades e Instituciones españolas en América no tenían el propósito de alentar el desarrollo y bienestar de los pueblos indígenas. Por el contrario, sólo regulaba las relaciones entre los españoles y la explotación de los indios y sus recursos naturales.
Durante tres siglos los españoles explotaron implacablemente a los pueblos indios y depredaron sus recursos naturales sin ninguna restricción. En los primeros 100 años de la colonia, los españoles exterminaron entre 20 y 25 millones de personas, a través de cuchillo, trabajos forzados y fundamentalmente, con enfermedades que los diezmaron, dejándolos escasamente en un millón, México no volvió a tener ese número de personas hasta la década de 1940.
Las minas, las encomiendas, los bosques, la grana cochinilla y las haciendas, produjeron gracias a la explotación de los indios, inmensas ganancias. Verdaderos emporios de riqueza se empezaron a dar en todo lo que hoy conforma el territorio nacional.
El Virreinato a pesar de estar mal administrado y existir mucha
corrupción entre los propios españoles, logró aportar una formidable riqueza a España durante trescientos años.
Esto se logró gracias a un férreo sistema de castas, donde los españoles nacidos en España (gachupines), tenían todo el control de la colonia, pues los españoles nacidos en América (criollos), eran considerados "de segunda clase" y no podían acceder a los altos puestos en el gobierno, el clero y el ejército, de esta manera se mantenía el poder colonial.
En este sistema de castas existían dos grandes divisiones: los gachupines y los criollos por una parte, pues a fin de cuentas eran hermanos, parientes y paisanos, lo único que los diferenciaba es que unos no habían nacido en España y por ello, no accedían a los altos cargos de la colonia. El otro gran grupo fue el integrado por los mestizos, negros e indios, donde los primeros eran los que trabajaban en puestos medios como mayordomos, capataces u hombres de confianza de los gachupines y los criollos, y por supuesto los indios que no tenían absolutamente, ningún derecho. Eran la mano de obra esclava, los vencidos, los hijos del demonio, los despreciados.
Sin embargo, al interior de la sociedad novo hispana se empezó a gestar un gran resentimiento entre los criollos en contra de sus parientes ricos, los envidados gachupines.
Los criollos siempre fueron ambiciosos y resentidos. Por una parte, eran rechazados por los gachupines y ellos a su vez, rechazaban a los mestizos y a los indios. El ser rechazado por su Cultura Madre Ibérica, los mantenía en un permanente estado de frustración. Siempre gozaron de las riquezas de sus parientes nacidos en España, pero nunca pudieron generar la riqueza con el ímpetu de ellos. Eso, desde los primeros años de la colonia los hizo "impotentes" y frustrados.
Siempre agachando la cabeza y maldiciendo por debajo a sus parientes ricos y poderosos.
Sin embargo, a principios del siglo XIX, cuando España estaba invadida por las tropas de Napoleón Bonaparte y los reyes estaban presos en París; a los criollos se les ocurrió derrocar a los gachupines, quienes al estar preso el rey, resultaba que ellos en América no tenían a quien rendir cuentas.
Esta traición venía siendo acariciada desde finales del siglo XVIII, la ambición y voracidad de los criollos eran tan grande como su misma frustración.
La traición más grande de los criollos a sus parientes los gachupines, fue usar a los indígenas en contra de ellos para lograr sus perversos fines. Cuando Miguel Hidalgo (criollo) les dice a los indios en Dolores, -¡es hora de matar gachupines!- desató la ira y el odio contenido a lo largo de trescientos años de injusticias. El levantar a los indios en contra de los gachupines fue un acto de traición a su sangre y a su cultura. El mismo Hidalgo preso en Chihuahua y juzgado por la Santa Inquisición, pidió perdón y se arrepintió de haber provocado la matanza de tantos españoles en el inicio de la guerra de independencia y es la razón por la cual, cuando venció a las tropas realistas en la Batalla del Monte de las Cruces, en las goteras de la Ciudad de México, no dio la orden de tomarla y retrocedió al Bajío.
La revuelta criolla tomó otro rumbo cuando los mestizos intervinieron en ella. Fue José María Morelos y Vicente Guerrero (ambos mestizos) los que transformaron una revuelta de criollos, en un verdadero movimiento independentista. Fundamentalmente Morelos dará las bases ideológicas con los "Sentimientos de la Nación" y el Primer Congreso del Anáhuac en Chilpancingo, decretando la derogación de la esclavitud y diseñando una nación libre totalmente de España; pues según los planes de los revoltosos criollos, según ellos, cuando los reyes de España volvieran a gobernar, ellos se reincorporarían a la corona española, habiendo previamente desplazado a los gachupines. ¡Es por ello que Hidalgo en el ?Grito de Dolores?, termina su arenga a los indios diciendo ?! vivan los reyes de España!". La guerra de independencia de los criollos, no era en contra de la corona española, sino en contra de sus parientes los gachupines o españoles peninsulares.
La guerra de independencia concluyó con la traición de un criollo a los peninsulares. En efecto, después de diez años de guerra y de que Hidalgo, Morelos, Mina y demás precursores de este movimiento estaban muertos y derrotados por las fuerzas reales de la colonia española. Para acabar el último reducto de insurgentes que se refugiaban como guerrilla en las montañas de lo que hoy es el estado de Guerrero, los gachupines armaron un gran ejército para que fuera a las montañas del Sur, a aniquilar a el último vestigio de la insurrección iniciada en 1810.
Sin embargo, su error no pudo ser más grande que el de poner al frente de ese poderosísimo ejército a un ¡criollo! Fue Agustín de Iturbide el criollo que traicionó a los gachupines y realizando la primera "concertacesión" con el Abrazo de Acatempan, donde Iturbide acuerda unir fuerzas para que "criollos y mestizos" tomaran la Ciudad de México, con el mismo ejército que los gachupines habían financiado y decretaran la Independencia, previo acuerdo de que Iturbide se proclamaría posteriormente "emperador".
La siguiente traición de los criollos a los gachupines, fue que entre 1821 y 1828 acordaron expulsar a los gachupines de México a través de Leyes como la del 10 de Mayo de 1827, donde el Artículo primero empieza así: "Ningún individuo que sea español por nacimiento podrá ejercer cargo ni empleo alguno de nombramiento de los poderes generales de cualquier ramo de la administración pública, civil y militar...", o la Ley del 20 de Diciembre del mismo año, donde se instrumenta la definitiva expulsión de los gachupines de México.
Los torpes, ineptos y ambiciosos criollos, al expulsar a los españoles crearán la primera "fuga de capitales" y en segundo lugar, sacan del país que nacía a los generadores de la riqueza. Esta es la verdadera historia de los criollos y este remedo de patria (sólo para ellos) que fundaron a principios del siglo XIX, donde la inmensa masa de indígenas no tenía cabida.
En efecto, para 1821 la cifra de españoles viviendo en México era de aproximadamente diez mil y la población total se calcula en seis millones de personas, la mayoría indígena.
Los criollos jamás, en estos dos siglos de intento de nación, han podido generar la riqueza que sus parientes los gachupines lograron producir. De esta manera comenzaron los "gobiernos de su patria" en la pobreza, pues ya no se producía y no se generaban impuestos y para colmo, se dividieron entre sí en dos bandos: conservadores y liberales, centralistas y federalistas, masones escoceses y masones yorkinos, panistas y priístas, lo que desató un estado de guerra constante durante casi todo el siglo XIX, además que por las guerras fratricidas, fueron invadidos por los franceses y los gringos, perdiendo más de la mitad del territorio que habían heredado de sus parientes los gachupines en la colonia.
Paradójicamente, fueron un indio y un mestizo, los que pudieron cristalizar el anhelado proyecto de nación criolla de 1810. Benito Juárez y Porfirio Díaz lograron consolidar la República (criolla) y entrar al siglo XX.
La victoria de los criollos liberales fue consolidada por los gringos, quienes alentaron y financiaron la revolución de 1910, para desplazar de su "traspatio" a los franceses, ingleses y alemanes, de acuerdo a la Doctrina Monroe, donde "América es sólo para los americanos". Los criollos liberales en el primer cuarto del siglo XX, crearon una formidable maquinaria política-social-cultural a través del Partido
Revolucionario Institucional, que logró institucionalizar su poder y redujo a casi nada a sus enemigos, los criollos conservadores que, desde el Partido de Acción Nacional, se mantuvieron latentes en lo político, ya que como había sucedido con Díaz a finales del siglo XIX, los criollos conservadores se dedicaron más a los negocios y los criollos liberales a la política.
Las políticas desarrollistas impuestas por los gringos, después de la Segunda Guerra en la mitad del siglo XX, alentaron el sueño de la industrialización y la modernidad de los dirigentes. Los criollos, tanto liberales como conservadores, tomados de la mano se embarcaron ciegamente en el proyecto propuesto por los gringos y compraron tecnología contaminante y caduca de industrias productoras de bienes de consumo y no bienes de capital. El dinero fue maléficamente prestado con intereses leoninos, lo que produjo a finales del siglo un endeudamiento descomunal, con su consiguiente pago de sumas exorbitantes de intereses.
A finales del siglo XX, los criollos liberales dejan a un país endeudado, con una altísima carga financiera por el pago de intereses, un sistema de administración pública ineficiente, obeso y sumamente corrupto, con una pérdida total de credibilidad y legalidad del sistema político, así como un país totalmente contaminado. Además de implantar de manera inadecuada la globalización, los criollos liberales, para "salvar su pellejo", entregan, sin ningún remordimiento y de la manera más cobarde y cínica, al pueblo de México y la riqueza de la nación, al capital financiero supra nacional, para que aplique sus políticas neoliberales sin ninguna compasión a la nación mexicana.
Nuevamente los criollos traicionan a la patria y acuerdan con sus amos foráneos, dejarle el mando a los criollos conservadores que "limpios y puros", desde la iniciativa privada, salvaran a la nación a partir de hacer eficiente a la administración pública, erradicar la corrupción, implementar políticas empresariales y el marketing, manejando al país como una gran empresa.
En estos doscientos años, los criollos jamás han tomado en cuenta a los indígenas y fundamentalmente, a la civilización originaria, que sigue viva, vigente y vibrante, en el proyecto de "su nación".
Han logrado desindanizar a muchos indígenas a través de sus políticas indigenistas e integracionistas. Han logrado neutralizar a los mestizos, haciéndolos "extranjeros incultos en su propia tierra", despreciando permanentemente sus raíces indígenas y exaltando la cultura de sus explotadores foráneos. Derrumbando su memoria ancestral de pueblos sabios y dejándolos indefensos en el auto desprecio y auto denigración. Es por ello que, criollos, mestizos e indios desindianizados, están condenados de por vida a ser sólo importadores, consumidores y repetidores de un mundo que jamás podrán construir con ORIGINALIDAD, pues para ellos, la modernidad viene siempre de afuera. Estarán siempre condenados a ser de tercera, subdesarrollados, imitadores, sumisos seres despreciados por sus colonizadores y al mismo tiempo, feroces menospreciadores de lo propio, de su raíz, de su identidad, de su Madre Cultura Indígena. Extranjeros incultos en su propia tierra, eternos viajeros desolados, perdidos en "el laberinto de su soledad".
Este destino también lo comparten los criollos, que despreciando la cultura originaria que los alimentó y formó, permanentemente la desprecian frente a la cultura Occidental, sin embargo, cuando ellos viajan a España o su tierra de origen, sus parientes y paisanos los señalan como "indianos", pues sin darse cuenta, han absorbido mucho de la cultura que ellos desprecian y ya no pertenecen totalmente a la originaria, (ni de aquí ni de allá).
Los criollos ¿mexicanos? prefieren entregar a "su patria" a los gringos o el capital financiero supra nacional, que reconocer el derecho ancestral que les han negado a los pueblos originarios desde hace 480 años. Es por ello que se unen los criollos conservadores (PAN), con los criollos liberales (PRI), en las cámaras del Poder Legislativo para impedir el reconocimiento legal de la existencia de los pueblos indios y sus consiguientes derechos.
Este país ha sido una creación criolla, donde los indígenas y mestizos, han sido solo "carne de cañón y sangre esclava".
Los criollos tienen el poder económico, el poder político, y son los científicos, artistas e intelectuales nacionales, bástenos leer sus nombres y conocer sus blasones.
El criollismo no es un fenómeno sanguíneo o racial, sino ideológico y cultural.
Existen muchas personas que actúan con esa mentalidad y son mestizos o indígenas mismos. Estos personajes les llaman " los cocos mexicanos", es decir: - cafés por fuera y blancos por dentro-.
Los mexicanos todos, sentimos que es momento de un gran cambio. Que no podemos seguir como hasta ahora los criollos han gobernado esta nación.
La sociedad mexicana está despertando, quizás de un sueño, que muchas veces se convirtió en pesadilla. Los Pueblos Indios de México dicen un ¡YA BASTA! Que está sacudiendo todas nuestras anquilosadas estructuras.
Tenemos que poner nuevos cimientos, nuevas bases y principios para crear una sociedad que responda a nuestra milenaria Cultura Madre y este en armonía con la parte de la Cultura Occidental de la que nos hemos apropiado en estos cinco siglos.
En el futuro próximo de nuestra nación, los pueblos indios y sus culturas afloraran con una inmensa fuerza tectónica, que derrumbará muchas construcciones coloniales que habitan en la mente, la cultura y el corazón de nuestra sociedad criolla.
El futuro de México es su pasado, y los indígenas tomaran el sitio que les corresponde en la historia, y los mestizos, retomaremos la parte perdida, la parte olvidada de nuestra raíz, esencia de lo que hoy somos. México indefectiblemente es y será un país mestizo. La diferencia es que muy pronto los indígenas ocuparan los espacios que les corresponde y los mestizos nos despojaremos del colonialismo mental, espiritual y cultural que padecemos.
En muy pocos años veremos lo increíble.
VII.- LA EXPULCIÓN DE LOS ESPAÑOLES POR LOS CRIOLLOS EN 1828.
Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Los invasores españoles en 1521 destruyeron la milenaria civilización del Anáhuac y sobre sus escombros crearon una colonia de la corona española. Durante 300 años impusieron un feroz sistema de castas donde los peninsulares tenían todos los derechos y todas las oportunidades para explotar a los indígenas y depredar sus recursos naturales, haciendo a un lado a los españoles nacidos en estas tierras.
En efecto, los criollos fueron españoles de segunda en la Nueva España, no podían ejercer los cargos más altos del gobierno, el ejército, la iglesia y por supuesto, que estaban de segundones en la actividad comercial, minera y agropecuaria.
Es por ello que los criollos iniciaron la Guerra de Independencia, que en su inicio jamás pretendió separarse de España, sino quitarles el poder a los "gachupines" y por supuesto que nuca concibió acabar la explotación y la injusticia que se cometía en contra de los indígenas.
Los criollos utilizaron a los indígenas y explotaron a su favor, el odio y resentimiento acumulado en 300 años de atrocidades, traicionando a los peninsulares provocando grandes matanzas de estos a manos de los incontenibles indígenas.
Cuando caen los criollos conspiradores, toman la estafeta los mestizos como Morelos y Guerrero, quienes buscan verdaderamente crear una nación independiente. Sin embargo, 10 años después de luchas intestinas, los gachupines arman a un formidable ejército para acabar la última flama que quedaba en las montañas del Sur. Guerrero no tenía un ejército, su grupúsculo armado era un sistema de guerrilla que sobrevivía con muchas dificultades y estaba pronto a desaparecer.
Pero los gachupines cometieron un grave error, para poner fin definitivamente a la lucha insurgente armaron a un poderoso ejército y pusieron al frente de él a un criollo.
Fue Iturbide quien traicionó a los peninsulares y con el abrazo de Acatempan y el Plan de Iguala, toma la Ciudad de México y consuma la independencia.
Con los tratados de Córdoba los criollos ponen fin al dominio español en la colonia, sin embargo, España no acepta la capitulación y mantendrá, no solo el estado de guerra con su "colonia rebelde", sino que a través del Fuerte de San Juan de Ulúa, bombardearán periódicamente a la ciudad de Veracruz e impedirán el uso del puerto para el comercio regular.
Los criollos pretenden crear una "nación-estado" como los que en esos momentos estaban naciendo en Europa. Sin embargo, cometen muchos errores y se dividen en dos bandos, combatiendo entre sí, la mayor parte del siglo XIX.
En efecto, unos criollos eran llamados "cosmopolitas", quienes veían con buenos ojos a sus parientes gachupines y otros criollos, llamados "nativistas", eran quienes veían en los gachupines a los enemigos de la naciente nación. En efecto, los gachupines no aceptaron ten dócilmente la pérdida de sus privilegios y mantenían la esperanza de que España, pronto vendría en defensa de ellos y sus derechos sobre la colonia. Por lo cual mantenían un estado clandestino de conspiración en todo el país, la cual llegó a su punto más alto con la intentona subversiva del fraile Arenas y los generales gachupines Arena, Negrete y Echávarri en 1827. Por su parte el rey de España apostaba a la incapacidad de gobernarse de los criollos y pensaba que inevitablemente los desbalagados súbitos volverían a la monarquía y al imperio.
Otro factor importante en la construcción de la nueva nación serían las logias masónicas. En efecto, el rito escocés llegó a la colonia a través de los oficiales del ejército español que se estacionó en la colonia. Las logias escocesas fueron en los primeros años de la naciente república la cantera de los conservadores y los pro-españoles llamados "cosmopolitas". Las logias yorkinas fueron instauradas inmediatamente después de la independencia y su principal promotor y protector fue el embajador de Estados Unidos, el señor Joel Poninsett. Los yorkinos fueron los liberales y nativistas que pretendían expulsar a los españoles y apoyarse en el mundo anglosajón.
La nación mexicana nace como un proyecto criollo, en donde se mantiene disfrazado el sistema colonial de explotación, sólo que ahora los criollos ubicados en la cúspide de la pirámide de explotación, los mestizos como segundones y los indios se mantenían sin ningún derecho y posibilidad real de mejorar sus condiciones de vida.
Sin embargo, los criollos nunca tuvieron la capacidad, empuje y convicción de los gachupines. La ambición por el poder de los criollos era proporcional a su incapacidad y limitaciones. A lo largo de 300 años de estar en los mejores puestos, habían hecho a los españoles de otra madera. En cambio, los criollos en general, eran ineficientes, inexpertos y no estaban dispuestos a "sudar el trabajo", como lo venían haciendo sus parientes los gachupines.
Así que cuando, por un "plumazo", la sociedad colonial se convierte en la sociedad de la nueva república, resulta que los mejores puestos de la administración pública y las mejores posiciones económicas estaban en manos de españoles "nacionalizados" mexicanos por el Plan de Iguala y los tratados de Córdoba, con los que se consuma la independencia.
Es esta la razón por la cual los criollos de las logias yorkinas se lanzan en la persecución de los españoles y piden su expulsión. Nuevamente los criollos traicionan a sus parientes gachupines y por la envidia y el odio de sus riquezas y posiciones, lucharan años hasta lograr su expulsión, de lo que los criollos llaman "su patria".
Esta expulsión marcará para siempre al proyecto de nación de los criollos, que salvo cuando la gobernó un mestizo, pudo tener una solvente economía y una eficiente administración pública. En efecto, Porfirio Díaz logró a finales del siglo XIX, no sólo dejar de vivir prestado, sino que entregó el país en "números negros".
La expulsión de los españoles en 1828, marcará el inicio de las "fugas de capitales" y los empresarios y comerciantes se irán de México con sus capitales. La traición y la avaricia de los criollos dejaron en banca rota a su gobierno. Al no haber capitales trabajando, no se generó la riqueza y por consiguiente el gobierno no captaba impuestos. Las finanzas públicas de la nación criolla iniciaron mal y continuaron peor, debido a que los criollos en el poder se dedicaron a hacer dispendios y la corrupción sentó sus bases más cínicas.
Entre guerras fratricidas, los criollos de ambos bandos, le pedían constantemente préstamos a Francia, Inglaterra y España para pagar los intereses dejados de otros gobiernos y tener liquides para gobernar. Esto llegará a un estado de crisis en el gobierno de Juárez, donde las naciones prestamistas apostarán sus armadas en Veracruz, para obligar al pago puntual de sus intereses. Es en estos momentos, cuando la patria estaba amenazada y los inefables usureros pedían la intervención armada en garantía del pago de sus leoninos intereses, que la presencia nacionalista y patriótica del indio de Guelatao supo enfrentar su voracidad con valentía y dignidad. En efecto, Benito Juárez es el ejemplo que debería inspirar a nuestros actuales gobernantes que, desde los tiempos de Miguel de la Madrid, prefieren pagar puntualmente los intereses de la deuda que crecer, que aceptan de rodillas los mandatos del B.M. y el F.M.I. a consta del sufrimiento y la pobreza de millones de mexicanos y que impunemente entregan a la patria y a sus hijos a los dictados de la política neoliberal y "su nuevo orden".
El gobierno del presidente Guadalupe Victoria expulsará definitivamente a los españoles de México con la ley del 20 de diciembre de 1827. Los criollos, no solamente traicionaron a sus parientes en 1810, incitando a los indígenas a una lucha armada en contra de los gachupines, sino que al término de la Guerra de Independencia, por su avaricia y envidia, traicionarán de nuevo a sus parientes y los expulsarán, condenado "su nueva nación" a la bancarrota y al endeudamiento externo.
Después de la revolución en los comienzos del siglo XX, los criollos conservadores se dedicarán de lleno a los negocios y dejarán que los criollos liberales se queden con el mundo de la política. Mantendrán simbólicamente al PAN en el juego político, pero más que nada, como vocero de sus intereses e ideología.
Al final del siglo XX los criollos liberales habrán desgastado a su partido el PRI y aceptarán, en el nuevo orden internacional, entregar pacíficamente el poder a los criollos conservadores, que apoyados desde afuera, "globalizarán" a su patria a través de manejarla como una gran empresa refresquera.
Es curioso observarlos, tanto a los criollos conservadores como a los liberales, como se unen en "misión divina", cuando los pueblos originarios de estas tierras, intentan recuperar sus más mínimos derechos como pueblos y culturas.
Después de 180 años, los criollos prefieren entregar "su patria" a sus amos explotadores de afuera, o sea al capital financiero supra nacional a través de la llamada globalización e implantación del neoliberalismo, sea esto regalar el sistema bancario a los extranjeros, la generación de electricidad a los ingleses o el petróleo a los gringos; que en el poder legislativo se reconozca después de 500 años, los derechos innegables que tienen los más genuinos hijos de los hijos de los Viejos Abuelos.
Los criollos a lo largo de estos 180 años de existencia DE SU PATRIA, han traicionado a sus parientes europeos, pero también han mantenido en la más inmisericorde explotación a los indígenas y en la enajenación brutal a los mestizos.
La verdad es que este "México imaginario" de los criollos está desmoronándose y se nos deshace en las manos a pedacitos, lo que quedará de este remedo de nación criolla, será el "México profundo", base inalterable de lo que hemos sido, somos y seremos como pueblo y nación.
La única salida que tienen los criollos es reconocer los derechos de los pueblos indígenas y juntos, con los mestizos, construir una nueva nación. Sin embargo, al parecer, los criollos prefieren TRAICIONARSE A SÍ MISMOS, que reconocer la existencia del México profundo, del México indígena, del México nuestro.
VIII.- COLOFÓN.
Los mexicanos debemos "repensar nuestra historia" y desmantelar la anquilosada "historia oficial", que sólo ha servido para mantener el orden colonial y validar a los criollos en el poder. Debemos investigar exhaustivamente, con otros ojos y con otra mente, la conformación de la nación mexicana, para liberar al pueblo de la ignorancia de nosotros mismos. Debemos de luchar contra el colonialismo mental, espiritual y cultural con el que hemos construido, con nuestra sangre y con nuestro dolor, esta patria que no es nuestra, pues en la demagogia es de todos, pero en la práctica sabemos que es de unos cuantos.
El criollismo es una ideología. No todos los extranjeros y sus hijos comparten este pensamiento y esta forma de vivir. Tenemos maravillosos ejemplos como el de Gonzalo Guerrero, Francisco Javier Mina o recientemente los españoles exiliados por la guerra civil y el franquismo. Porque también, existen muchos indígenas y mestizos que son feroces colonizadores del pueblo, de sus propios hermanos y enemigos de su Cultura Madre. El sistema colonial en el que vivimos actualmente en México, indiscutiblemente que encuentra sus más antiguos cimientos en la ideología criolla. El revisar nuestros más antiguos problemas culturales, el aceptar abiertamente nuestros problemas, es el primer paso para resolverlos.
La injusticia, la explotación y la miseria de millones de mexicanos, encuentra sus más remotos orígenes en el racismo, el clasismo y en la negación de la otra parte que nos conforma, nuestra Cultura Madre.
Los mexicanos no podremos construir una nación justa, si no desmantelamos el complejo sistema colonial y su acendrada ideología.
Junio de 2001.
Ciudad de Oaxaca.