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LAS GUERRAS YAQUIS

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LAS GUERRAS YAQUIS
II. Las ?guerras del Yaqui? (siglo xix)
1El 16 de septiembre de 1810 estalló la guerra de Independencia encabezada por Hidalgo. Esta lucha por la independencia tuvo un carácter ambiguo. Aunque bajo la influencia de Hidalgo (y después de Morelos) reunió a los indios, se llevó a cabo sobre todo por el hecho de que los criollos querían desembarazarse de la ?burocracia peninsular? sin cambiar por ello la estructura social de la Colonia.

2Pero este movimiento, que fue también una viva protesta de los indios contra los abusos de esta misma burocracia, no interesó a los yaquis, quienes no participaron en él. A pesar de todo, después de la Independencia, su situación no fue muy diferente de la del resto de los indios:

1 R. Stavenhagen, ?Clases, colonialismo y aculturación?, América Latina, Núm. 4, oct.-dic, México, 19 (...)
... se encontraron nuevamente en el papel de pueblo colonizado: perdieron sus tierras, eran obligados a trabajar para los ?extraños?, eran integrados, contra su voluntad, a una nueva economía monetaria, eran sometidos a nuevas formas de dominio político. Esta vez, la sociedad colonial era la propia sociedad nacional que extendía progresivamente su control sobre su propio territorio.1

3En Sonora, y sobre todo en el territorio yaqui, la afluencia de los colonos amenazaba cada vez más el equilibrio que los indios habían logrado mantener hasta principios del siglo xix. De 1825 a 1926, el suelo yaqui se volvió escenario de una sucesión de enfrentamientos muy violentos.

4Salvo las pocas parcelas que se apropiaron los pequeños colonos que se habían instalado sobre su territorio a fines del siglo xviii, los yaquis disfrutaron todavía después de la Independencia de una vasta zona virgen (en el sentido de que no había latifundios). Para el gobierno, estas tierras debían explotarse y no ser propiedad únicamente de los indios.

5El proceso de colonización subsecuente produjo la reacción de los indios. Esta fue tanto más viva porque no defendían sus tierras sino un territorio con el cual establecieron una nueva relación. A medida que se acentuaba la presión de los yoris sobre las tierras yaquis, los indios reinvistieron simbólicamente su territorio ligando la cosmogonía yaqui con los elementos religiosos introducidos por los jesuítas. Para ellos, el territorio que disfrutaban era un regalo de Dios, a la comunidad, que no podía ser repartido. Esta representación se afirmó a lo largo del siglo xix. Así, el territorio yaqui tendió a reforzar la unidad de la etnia; se volvió una superficie en la que se registró la realidad de esta unidad. Todo intento de colonización fue sentido, por este hecho, como una agresión contra el conjunto de la etnia.

6La relación de los yaquis con su territorio fue una actitud casi siempre sostenida por las prácticas sociales correspondientes. La aparente autonomía de los diferentes pueblos, tal cómo resultó del modelo jesuita, no alteró la unidad, la coherencia de una organización social que en general servía de apoyo a la resistencia de los yaquis. En cada pueblo se encontraban las mismas fuerzas comunitarias de trabajo, un mismo campo institucional que comprendía tres instancias: los gobernadores, la Iglesia y la sociedad militar. Asimismo, al acentuarse en el siglo xix la sacralización del territorio, los fiesteros aparecieron en cada uno de los pueblos. Estos, por medio de sus danzas y su música, tenían la relación mágica de los yaquis con su tierra.

7Al atribuir al Dios de los católicos el otorgamiento de su territorio, y al perpetuar una organización social muy marcada por las enseñanzas de los padres jesuitas, los yaquis se sitúan en la misma esfera sociopolítica que los mexicanos. A la vez que permanecían un poco marginados, pudieron defender sus ?derechos? y no sólo su derecho a la existencia. Esto explica que la estrecha articulación entre la organización social y la relación sagrada con el territorio, creara una base político-religiosa sobre la cual se apoyaron los jefes yaquis a lo largo del siglo xix, desde Banderas hasta Tetabiate.

8Aunque, debido a ciertos aspectos, las rebeliones de los indios yaquis se asemejan a conflictos de tipo agrario, no se reducen sólo a eso. Su capacidad de resistencia fue tal, que estas rebeliones fueron integradas como elemento dinámico en las luchas internas de la sociedad mexicana.

9Tres factores deben tomarse en cuenta para resolver esta parte de la ?cuestión yaqui?: a) la nueva relación de los yaquis con su territorio; b) la política de colonización, y c) la coyuntura política tanto local como nacional; factores que se mezclan entre sí.

LOS OBSTACULOS AL DESARROLLO DE LA COLONIZACION EN EL V ALLE DEL Y AQUI
10Después de la Independencia, el proceso de colonización, que correspondía a una verdadera lógica histórica, no pudo ser acelerado en la región yaqui. Agréguense a esto causas múltiples que se articularon y hasta se enredaron. El resultado fue que los yaquis no sólo pudieron conservar su territorio, sino también lograron, por mucho tiempo, convertirse en el blanco del ejército mexicano.

La oposición de los yaquis a una colonización salvaje
11Los intentos de colonización ?salvaje? ?es decir, emprendida sin plan previo? de las tierras yaquis poco después de la Independencia, fueron el producto de un estado cuya administración estaba todavía mal estructurada y cuya base política no estaba bien constituida (10 presidentes se sucedieron entre 1823 y 1837, y en Sonora cerca de 30 gobernadores). A esto se oponía la coherencia de la organización social de los yaquis tal como se había establecido sobre una nueva base político-religiosa. Amenazados inicialmente por la sociedad blanca, estos indios intervinieron como fuerza en una coyuntura marcada por la instalación de los poderes.

12Poco después de la proclamación de la Independencia, y a pesar de los nuevos principios que regían la política indigenista, los responsables de Sonora consideraron que las tierras yaquis, las más interesantes de la región, bien podían soportar una población de más de 20 mil personas, o sea mucho más de lo que había en esas tierras (cerca de 15 mil). El gobierno de Sonora alentó a los colonos a instalarse sobre las orillas del río. Ante su creciente número, creó también centros administrativos en los pueblos donde dominaba la población no india. Pero este proceso de colonización rápida, registrada enseguida por la administración del gobierno sonorense, fue comprometido por las primeras rebeliones indias, que estallaron en 1825.

13Los yaquis no aceptaron ni la entrega de títulos de propiedad sobre su territorio, ni la implantación de una administración del Estado, ni siquiera el levantamiento de impuestos, ya que todo esto significaba para ellos la negación de su propiedad colectiva e indivisa, así como la de la autonomía de su propio gobierno.

14A estas razones de orden ideológico y político se sumaron las razones económicas: los colonos cuya presencia fue más o menos tolerada por los yaquis tuvieron una producción agrícola que compitió con la de los indios. Esto trajo como consecuencia que parte de ellos se vieran obligados a vender su fuerza de trabajo, es decir, a volverse peones en las tierras de los nuevos propietarios.

15Poco después de los disturbios provocados por los yaquis, el proceso de colonización se suspendió durante un año, pero tanto los colonos como la administración buscaron reiniciarlo, lo cual suscitó oleadas continuas de rebeliones entre 1826 y 1833.

2 Este título es el resurgimiento del mismo que el gobernador español Huidobro acordó a Muni en 1741 (...)
16Estos movimientos (desde el primero en 1825) fueron obra de un jefe yaqui, Juan Ignacio Jusacamea, llamado ?Banderas?, cuyo poder fue reforzado por el título de alcalde mayor del río Yaqui,2 otorgado por el gobierno local al final de la rebelión de 1826-1827. Años más tarde, en 1832, pretendió hacerse reconocer como ?rey? de los indios, para lo cual formó una confederación que agrupaba tas tribus yaquis, mayos, ópatas y pimas. Al considerar la lucha por la independencia del territorio de cada una de estas tribus como su meta, Banderas dio a este movimiento un carácter mesiánico, al conducir a estas diferentes etnias bajo el pendón de la Virgen de Guadalupe. Según la leyenda, la Virgen se había aparecido a Banderas con lo cual legitimaba la defensa de los territorios indios.

17La utilización de elementos religiosos sorprendió a los mexicanos modernistas porque

3 E. H. Spicer, Cycles of Conquest, University of Arizona Press, Tucson, Arizona, 1972, 4a. ed., p. 3 (...)
ahí donde pensaban que la noción de ?ciudadanos iguales? sería bien aceptada, se tropezaron con un tribalismo exclusivo y bien determinado. Ahí donde esperaban que un gobierno desembarazado del clero fuera bien recogido, encontraron un movimiento indio que luchaba por su independencia, inspirado en una visión religiosa.3

18Debido a estas rebeliones en las que resultaron vencidos (fueron derrotados en Soyopa) y a pesar de la muerte de Banderas, fusilado por las autoridades militares en enero de 1833, los yaquis se afirmaron por la fuerza; fuerza que, paradójicamente, debió al gobierno local el haber podido disponer después de un margen de acción. A fin de controlar a los indios de las regiones yaqui y mayo, el gobierno instituyó una autoridad especial compuesta de caciques indios. Estos estaban encargados de resolver los problemas internos de su tribu y de informar de ellos al gobierno de Sonora. Pero éste, desbordado por los asuntos del estado y alejado del territorio yaqui, no podía descargar el control de los indios sobre los caciques quienes cobraron entonces una nueva importancia: constituyeron poco a poco un verdadero estado indígena en el seno del estado local al reorganizar a la tribu según los deseos del gobierno: cada pueblo tuvo así a la cabeza un gobernador y un capitán de milicias que estaban bajo las órdenes del alcalde mayor y de un capitán general designados por el poder ejecutivo del estado.

- La integración de los yaquis a las luchas políticas locales
19Los acontecimientos que sacudían a México impedían el establecimiento de un poder local eficaz en Sonora. El poder central estaba en aquel entonces en manos de conservadores centralistas (José Justo Corro, posteriormente el general Anastasio Bustamante) quienes revisaron de forma irregular la Constitución de 1824 a fin de restablecer un gobierno centralista. Por eso mismo, el estado de Sonora se volvió tan sólo un departamento donde la oposición entre partidarios del federalismo y partidarios del centralismo se tradujo de manera diversa y con frecuencia de modo contradictorio. Estas distorsiones favorecieron conductas oportunistas que vinieron a insertarse en los constantes desajustes entre los poderes local y central. Tal fue el caso de Manuel María Gándara, gobernador del estado, que supo de modo hábil y durante mucho tiempo explotar esta situación, sobre todo contra el general (federalista) José Urrea, comandante militar del departamento.

20Urrea protestó con energía contra las modificaciones aportadas a la Constitución. Por medio del Plan de Arizpe del 27 de diciembre de 1827, invitó a la nación a exigir su propio restablecimiento. En un principio, Gándara apoyó el Plan de Arizpe, pero cuando Urrea aspiró al puesto de gobernador del estado, lo cual lo colocaba en situación difícil, se adhirió al movimiento centralista. A veces gobernador, pero también a veces expulsado de su puesto por adversarios políticos (federalistas y/o centralistas), Gándara buscó el apoyo de los indios de Sonora, sobre todo de los yaquis, cada vez que necesitó un sostén político a nivel local e incluso a nivel nacional; fue el primero en introducir a los indios como recurso en el juego político.

21José F. Velasco señala que Gándara

4 Este término de castas puede dejar suponer que se trataba de una guerra de los indios contra los bl (...)
5 J. F. Velasco, ?Noticias estadísticas de Sonora?, Boletín de la Sociedad de Geografía y Estadístico (...)
apeló a los yaquis y a los ópatas de Nacameri en 1838 para triunfar; promovió la guerra de castas4 y nuevamente apeló al mismo procedimiento durante la rebelión de 1842 a 1844 que encabezó en contra de Urrea.5

22Durante la lucha por el poder en la que se oponían Urrea y Gándara, los yaquis se pronunciaron en favor de este último. En respuesta, el general Urrea desencadenó una ofensiva en el centro de la región yaqui:

6 Citado por D. Cosío Villegas, Historia moderna de México, Ed. Hermes, México, 1956; véase ?La repúb (...)
Trata a éstos [los indios] muy cruel y duramente, y sacrifica sin piedad un gran número de ellos.6

23El alcalde mayor de los ocho pueblos se quejó al gobierno supremo de la crueldad del general, que no sólo mataba a los indios, sino que los despojaba de las salinas que habían disfrutado desde siempre.

24Así, las fuerzas indias, unidas a las de Gándara, le permitieron volver a ocupar su puesto en el poder local. Al sostenerlo, los yaquis no hicieron una elección política; sostuvieron a un hombre que, de manera oportunista, no dudó en afirmar:

7 Fr. Almada, Op. cit., p. 289.
Declaro que ni aborrezco ni amo el sistema federal ni el centralismo (...) Me adheriré a uno u otro sistema tan luego como cualquiera de ellos sea adoptado por la Nación y montado sobre él el gobierno de mi patria7.

25A pesar de sus numerosos giros políticos, los yaquis sostuvieron siempre a Gándara. No se puede decir que siempre lo apoyaron a cambio de algunas promesas relativas a la cuestión del territorio, ya que los documentos relacionados con este asunto no son suficientes. Si se dejan aparte estas hipotéticas promesas se puede considerar que, sin hacer una verdadera elección política en el sentido habitual del término, los yaquis desarrollaron una cierta política al apoyar a Gándara.

26Al pasar de una administración colonial a una independiente, los yaquis perdieron parte de las garantías que habían obtenido en la primera. Con la Independencia, la ideología liberal ganó terreno y ligó el nombre de yaqui mucho más a las tierras propicias para una agricultura moderna que a los indios que vivían en ellas.

27Al sostener a un hombre político como Gándara, que no cesaba de introducir tensiones en el estado, los yaquis contribuyeron al mantenimiento de una situación ?problemática?. Situación que, al perpetuarse, impidió el establecimiento de un verdadero poder de estado y por lo mismo se volvió más lento el proceso de colonización naciente.

28Por otra parte, con la articulación de sus luchas a las de un hombre políticamente reconocido, las demandas de los yaquis perdieron el carácter específico que podían tener; se situaron en el terreno político y se beneficiaron con varios apoyos, sobre todo después de los cambios de situaciones. Al evitar la singularización de sus luchas, al entrar en ?la política?, los yaquis evitaron su marginación. Se volvieron uno de los elementos del juego político global, aunque sin ser uno de los actores. Estos cambios tan numerosos, la dificultad de comprender con claridad cuáles eran los intereses en juego dentro de tal o cual coyuntura, excluyeron de golpe a los yaquis como actores políticos. ?Ciega? o no, la política de los yaquis tuvo efectos que correspondían a sus intereses inmediatos.

Los disturbios provocados por las intervenciones exteriores y por la guerra de Reforma
29Las intrigas de Gándara no explicaban por sí solas la dificultad del poder local para estructurarse y para proseguir una política radical de colonización. Después de las luchas diversas entre federalistas y centralistas, después de la guerra con los Estados Unidos (iniciada en 1846) que hizo perder a México la mitad de su territorio y del uno al dos por ciento de su población, un orden autoritario se estableció bajo la dictadura del general Antonio López de Santa Anna a fines de 1853. Durante su presidencia, México perdió parte del territorio sudcaliforniano. Sonora, que se extendía hasta el río Gila, fue por ende reducido, debilitado.

8 Se atribuye a Raousset de Boulbon la calidad de agente secreto de Napoleón que codiciaba Sonora par (...)
9 Crabb tenía la intención de transformar Sonora en un estado independiente de México del cual él hub (...)
30Poco después, el estado tuvo que hacer frente a invasiones de filibusteros: la primera en 1854, dirigida por un francés, Raoul Gaston Raousset de Boulbon8 la segunda, norteamericana, encabezada por Henry A. Crabb, en 1857.9 Estas invasiones movilizaron, una después de otra, a las fuerzas de Sonora. Ambos casos fueron intentos por apropiarse de un territorio cuya riqueza empezaba a percibirse. Estos intentos fracasaron, porque los aventureros no encontraron apoyo ni en la clase política local, que veía su poder amenazado, ni en ningún grupo social o étnico (tampoco los yaquis intervinieron aunque eran aptos para introducirse en cualquier movimiento de agitación, pues en ese momento estaban movilizados por fuera).

31La guerra de Reforma, que estalló en 1857, en el curso de la cual liberales y conservadores se oponían, contribuyó al mantenimiento de una situación confusa en el estado de Sonora. Después de haber derrocado a Santa Anna, Ignacio Comonfort (moderado) promulgó en junio de 1856 una nueva ley, llamada Ley Lerdo, por medio de la cual se ordenaba la venta de todos los bienes de la Iglesia, así como las tierras de los ejidos. La búsqueda de un aumento en los ingresos del Estado se desprendió de una política dirigida a individualizar la propiedad del suelo, lo que tuvo como efecto facilitar la introducción de los colonos en el territorio yaqui.

32Sostenida por el ejército, la Iglesia reaccionó violentamente a esta ley y hundió al país en un nuevo conflicto que duró un año, al final del cual el gobierno de Sonora juró fidelidad a la nueva Constitución (del 5 de febrero de 1857) que trajo al federalismo. El coronel Ignacio Pesqueira, gobernador elegido en julio, entró en funciones en agosto y dio al estado una constitución local de acuerdo a la Carta Federal.

33Pesqueira participó en forma activa en las campañas que siguieron a la guerra de Reforma y recuperó poco a poco las plazas ocupadas por los centralistas hasta Mazatlán, ciudad que liberó en abril de 1859. No obstante, tuvo que hacer frente al mismo tiempo a varias sublevaciones indias en su departamento.

34Desde fines del año 1857, se enfrentó a una insurrección provocada por los conservadores, bajo la dirección de Gándara, que se extendió con rapidez gracias a que éstos encontraron el apoyo de los ópatas y de los yaquis. Estos últimos, aprovechando el conflicto nacional, lanzaron un ataque contra el puerto de Guaymas.

35Dos años más tarde, Pesqueira debió encarar una nueva sublevación de los conservadores. Una vez más éstos habían logrado aliarse con los indios ópatas, dirigidos por los hermanos Juan y Refugio Tánori. Cuando el ejército de Pesqueira logró dominar este movimiento y derrotó a los Tánori, estalló otra sublevación en Magdalena, situada más al norte. Eos líderes de este movimiento convencieron al jefe yaqui Dionisio Baltazar de participar en él. Desde un principio, 1 200 rebeldes, entre ellos yaquis, se opusieron al ejército de Pesqueira al cual vencieron en Las Guásimas. Pero a su vez fueron vencidos en su avance hacia Hermosillo, y la mayoría se refugió en Arizona.

36Durante los disturbios provocados por los diferentes episodios de la guerra de Reforma, los indios de Sonora eran solicitados por las fuerzas de oposición, Los yaquis, como otras tribus, participaron con regularidad en algunas acciones de insurrección. Si no se puede determinar, por falta de información precisa, el sentido de estas intervenciones, se puede, por el contrario, afirmar que no se trataba tan sólo de ?revueltas indias?, puesto que había muchos elementos implicados. Esta agitación suspendió sin embargo los efectos de la ley que originó la guerra de Reforma y contrarió los proyectos de colonización de Pesqueira.

Efectos de la intervención francesa sobre el primer intento de colonización racional
37A pesar de las sublevaciones de los conservadores y de las insurrecciones indias, Pesqueira trató de desarrollar una verdadera política de colonización. De ahí la elaboración de un proyecto nacional para la explotación, por inmigrantes hispanoamericanos de California, de las tierras que bordean los ríos Yaqui y Mayo.

38El 24 de octubre de 1858, una junta de colonización de los ríos Yaqui y Mayo se constituyó en Alamos, presidida por el teniente coronel Rafael A. Corella. Al mismo tiempo el gobierno instaló una Prefectura del Yaqui cuya función fue muy ambigua: bajo el pretexto de garantizar la vida y los intereses de los nuevos colonos, tuvo como meta vigilar a los indios.

39Los primeros trabajos de la junta correspondieron a la creación de colonias agrícolas, es decir, de parcelas para hacerlas producir. En agosto de 1859 se creó la colonia Pesqueira sobre el territorio mayo. Por otra parte, a pesar de la guerra de intervención francesa, que empezó a amenazar Sonora, se emprendieron trabajos de irrigación. Estos trajeron como consecuencia la valoración de las tierras del Valle del Yaqui.

10 M.-F. Houdart-Morizot, L'insurrection de la Sierra Corda, Mexique (1847-1949), Doc. de trabajo del (...)
40Al gobierno y a los colonos les pareció necesario desembarazarse de los indios o, por lo menos, disminuir su poder en la región, ya que ?a menos que sean domesticados y utilizados como mano de obra, son un estorbo?10 Por esto, Pesqueira autorizó a sus amigos a tomar posesión de vastas superficies en las regiones indias; los colonos gozarían además durante cinco años, de una exención de todos los impuestos y también del derecho a nombrar a sus autoridades una vez que fueran bastante numerosos para constituirse en municipio. Fue así como en 1868 el general Crispín de S. Palomares, colaborador cercano del gobernador, obtuvo la autorización para abrir una concesión entre los ríos Yaqui y Mayo. Pero la actitud amenazadora de los yaquis impidió llevar a cabo el proyecto. Por la misma razón, el gobierno de Sonora renunció a poner en marcha una política dirigida a la expulsión o al control de los indios, ya que la situación no era favorable.

11 Para más detalles sobre los hechos militares, consultar a Antonio Rivera. La Revolución en Sonora, (...)
41Desde 1864, el gobierno se preparó para hacer frente a la intervención francesa y relajó su presión militar sobre lo yaquis quienes, de inmediato, empezaron a sembrar dificultades en los lugares de reciente colonización. Por otro lado, las posibilidades de reacción del gobierno disminuyeron ya que la amenaza exterior (constituida por la intervención francesa) encontró, gracias a Gándara, un punto de articulación con las luchas políticas internas. El plan general de colonización se suspendió; la causa principal fue la rebelión conducida por los hermanos Tánori en 1865 que sobrevino en el momento de la incursión de los franceses.11

42En ocasión de esta intervención, los yaquis se dividieron y tomaron partido por alguno de los dos campos presentes. Pesqueira, investido entonces de poderes extraordinarios, organizó un ejército de seis mil hombres para oponerse a los franceses y a sus aliados, integrando a quienes deseaban enrolarse, entre los cuales se encontraba José María Leyva (llamado Cajeme por los yaquis), quien más tarde sería reconocido como jefe de la tribu. Por el contrario, los que vivían en la sierra, más vindicativos, siguieron a los imperialistas franceses bajo la influencia de los Tánori, que se afirmaron como líderes. A propósito de esta división, Troncoso dice:

12 F. Troncoso. Las guerras con las tribus yaqui y mayo del estado de Sonora, Ed. del Depto. del Estad (...)
Así es como los vemos [a los yaquis] figurar de una manera bien notable en las diversas guerras civiles que nos han agitado desde la época de la Independencia, tanto en las que han sido motivadas por la política del centro, como en las que han tenido un carácter puramente local. En la guerra contra la intervención francesa, algunos partidarios del imperio, movieron de tal manera a esos indios, que sacaron de los ríos grandes masas de soldados con quienes sostuvieron la lucha contra las fuerzas liberales: pero es justo consignar que entre éstas había gran número de yaquis y mayos de los que habitaban las poblaciones civilizadas, así como es justo decir que estos siempre permanecieron fieles a las banderas de la patria.12

43La participación de los yaquis en ambos campos se explica con facilidad. La existencia en esa época de peones yaquis que habían vendido su fuerza de trabajo y estaban dispuestos a vender su fuerza física en el ejército, la existencia también de numerosos indios refugiados en la sierra, son el indicio de una importante desestructuración de la comunidad yaqui, debido a un estado incesante de guerra y de guerrilla ligado al proceso de colonización. La integración de indios en el ejército de Pesqueira o en las tropas imperialistas no es portadora de ningún significado particular para la comunidad yaqui. Por el contrario, marca el momento en que estos indios son considerados como una fuerza militar útil y utilizable: percibida como cuna de rebelión por Gándara, la comunidad yaqui tiende a aparecer como una reserva de mercenarios. Esto es confirmado por varios autores que señalan:

Su gran número y su tendencia tan marcada a la rebelión han hecho que casi todos los partidos políticos busquen su ayuda y su cooperación con el fin de llevar a cabo sus provectos.

44El final de la intervención francesa, y la victoria en 1867 del partido liberal en México, correspondieron a la consolidación del poder de Pesqueira y marcaron un cambio. Agotados por 40 años de luchas sucesivas, los yaquis rebeldes sufrieron los asaltos de un ejército homogéneo lanzado en una verdadera empresa de exterminio marcada por el ?episodio sangriento de Bacum?.

13 Según Troncoso, hubo más de 70 muertos; según Villa, sólo quedaron 50 sobrevivientes: en fin. según (...)
45Las primeras causas de este ?episodio? se sitúan en 1867 cuando cierto hombre llamado Ignacio Gómez del Campo, potosino, solicitó concesiones para colonizar 25 emplazamientos para ganado, situados sobre el litoral del Yaqui y del Mayo. Un año más tarde obtuvo esta autorización al amparo de la ley sobre baldíos. La reacción de los yaquis fue en extremo violenta puesto que mataron al comandante militar de Bacum y destruyeron la guarnición de Santa Cruz. Pesqueira emprendió entonces una nueva campaña contra ellos: estableció su cuartel general en Guaymas y destacó al coronel Salazar Bustamante con 500 hombres y cuatro cañones contra los yaquis, y al prefecto Prado a la cabeza de 400 soldados contra los mayos. Estos últimos fueron pronto aniquilados. Prado y sus hombres se reunieron con Bustamante para juntos derrotar a los yaquis, primero en San José, después en Bacum. Fue entonces cuando se desarrolló este episodio particularmente sangriento: los militares encerraron de 450 a 550 indios en la iglesia de Bacum, uno de los ocho pueblos yaquis; después, colocaron la artillería delante de la puerta y la descargaron sobre los prisioneros, con el pretexto de que los indios habían intentado escapar. El edificio se incendió como una antorcha y muy pocos lograron escapar.13

46Tomados como blanco (único) por las fuerzas militares del estado de Sonora que se habían armado y consolidado considerablemente durante este largo periodo de guerras, los yaquis sufrieron la misma suerte que el resto de los grupos étnicos de México. Para que su margen de maniobras desapareciera, fue suficiente poner un término, por lo menos provisional, a los diversos disturbios de origen interno o externo que engendraban una confusión favorable a sus proyectos. Guerreros de la oscuridad, los yaquis, debilitados, ya no estaban en condiciones de luchar contra el estado militar de Sonora con el cual no pudieron evitar un peligroso enfrentamiento. Este nuevo aislamiento de los yaquis favoreció el desarrollo de la política de colonización.

47El periodo que se extiende desde la proclamación de la Independencia (1821) hasta el episodio de Bacum (1868), corresponde a un periodo de transición durante el cual se estableció poco a poco y con dificultad un nuevo poder. A pesar de articularse de forma bastante estrecha con los nuevos intereses económicos dominantes, este poder no estaba aún en condiciones de elaborar y sobre todo de poner en marcha una política racional en cuanto a los indios de Sonora, principalmente los yaquis.

48Al aprovechar una relativa debilidad del poder establecido, los yaquis conservaron en mucho, hasta la aparición de su líder Cajeme, el estilo de organización propia y autónoma que sucedió al periodo jesuita. Frente a esta autonomía y hasta el episodio de Bacum, el gobierno de Sonora no tuvo jamás los medios de llegar a una verdadera colonización de sus tierras.

14 Sobre este tema, véase E. Huarte, Eclipse total de la Constitución para la tribu yaqui, Editorial P (...)
49Esta incapacidad del gobierno resultó tanto de la falta de estructuración del estado como de la manera en que las diferentes rebeliones indias habían sido integradas dentro del juego político local. Integración que no llevó nunca a los yaquis a reconocer el gobierno de Sonora. De hecho la estrategia yaqui no se aplicó de ninguna manera en las estrategias de las fuerzas políticas presentes y no tomó en cuenta la instalación del (los) poder(es). Así, por ejemplo, el apoyo a Gándara era ilógico, puesto que fue él quien, durante la presidencia de Santa Anna, abrió las puertas a la colonización.14

50Los yaquis aparecen entonces como manipulados ?manipuladores?, al ser su estrategia la de oponerse a la constitución de ?un? poder en condiciones de movilizar las fuerzas económicas, políticas y militares surgidas de nuevo en el estado de Sonora. Esta empresa tuvo éxito hasta el episodio de Bacum.

51Al lanzarse en movimientos insurreccionales con alcances a veces contradictorios, los yaquis (grupo demográfico que dominaba Sonora) no lograron que se tomaran en cuenta sus reivindicaciones propias. Al tomarlos sólo como un factor de fuerza (ciega), sus diferentes aliados habían contribuido en mucho a reforzar su imagen de ?seres salvajes irreductibles? en la mitología local. Ganancia irrisoria, puesto que cuando la comunidad quiso levantarse, al aclararse la situación política de manera considerable después de la guerra de Reforma, el gobierno de Sonora pudo poner en marcha una política más racional.
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Tomado de:
https://books.openedition.org/cemca/3359?lang=es

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