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Panquetzaliztli.El nacimiento de Huitzilopochtli y la caída de Tezcatlipoca (Fragmento)

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Panquetzaliztli.El nacimiento de Huitzilopochtli y la caída de Tezcatlipoca (Fragmento)
GABRIEL KENRICK KRUELL. UNAM.
El siguiente artículo propone una interpretación novedosa de la fiesta mexica de Panquetzaliztli, vista en su oposición estructural con la fiesta de Tóxcatl. En el ámbito del año ritual, la primera celebraba el nacimiento de Huitzilopochtli y su pueblo, mientras que la segunda conmemoraba la caída de los dioses desde Tamoan-chan, causada por Tezcatlipoca. Los dos dioses representaban entre los mexicas la pareja arquetípica de los hermanos menor y mayor en constante lucha entre sí y los dos aspectos de la deidad solar en sus momentos de nacimiento en la obscuridad del nadir y de derrumbe en el apogeo del zenit.

IntroducciónEl tema de las fiestas de las veintenas del México antiguo es muy amplio y complejo y puede ser es-tudiado desde varios puntos de vista. Un primer paso consiste en recolectar el mayor número de fuentes para una reconstrucción histórica lo más detallada posible de los tiempos, los lugares, los protagonistas y las acciones rituales que interve-nían en el curso del ciclo anual. Habrá que dis-tinguir entre documentos que representan un tes-timonio directo de las fiestas y documentos que tratan el tema sólo accidentalmente.1 Después de un análisis descriptivo profundizado, será necesa-rio un trabajo interpretativo del gran acervo de información reunido. Las fuentes son muy parcas en este aspecto y se limitan a veces a aludir a al-gunos mitos o episodios históricos que remiten a un ritual.2

Sin embargo, el laconismo de los documentos en cuestiones interpretativas no impide a los estu-diosos de la religión náhuatl avanzar propuestas de interpretación interesantes y tanto más aceptables cuanto más respetuosas de los datos históricos y explicativas del año ritual como un sistema com-plejo en el cual se condensan necesidades no sólo religiosas, sino políticas, económicas y sociales. Para un buen trabajo interpretativo de las fiestas es indispensable no sólo tener un conocimiento ge-neral de la religión y la cultura nahuas, sino tam-bién una mirada de conjunto y definir una estruc-tura al interior de la cual cada veintena asuma un significado particular.

Después de lo dicho, afirmar simplemente que la veintena de Panquetzaliztli era la fiesta del naci-miento del dios patrono del pueblo mexica, Hui-tzilopochtli, no es suficiente. Habrá que pregun-tarse ¿qué significado tenía Panquetzaliztli en el contexto del año ritual mexica? ¿Por qué su ubica-ción en la estación seca entre el final de noviembre y el comienzo de diciembre, después de Quecho-lli y antes de Atemoztli? ¿Por qué su paralelismo con Etzalcualiztli, veintena de la estación de las lluvias, después de Tóxcatl y antes de Tecuilhui-tontli? Para contestar a estas preguntas hace falta una lectura cuidadosa de todas las fuentes que se refieren a Panquetzaliztli y a todas las veintenas mencionadas. No hay que limitarse a Sahagún y Durán, nuestros testimonios privilegiados, sino tomar en cuenta y dar crédito también a las infor-maciones y pequeños indicios diseminados en las fuentes consideradas menores, como Motolinía, Torquemada, las ?Costumbres?, los códices Ma-gliabecchiano, Vaticano A y Telleriano-Remensis. Si integramos los datos provenientes de todas estas fuentes y no estudiamos Panquetzaliztli como algo aislado, sino que asume su pleno significado en relación con las otras veintenas del año ritual, en-tonces tendremos un cuadro mucho más rico para poder interpretar esta fiesta.

El ciclo de las fiestasUno de los datos irrefutables de la cultura náhuatl, y más en general mesoamericana, es que el calen-dario ritual de 18 veintenas y 5 días excedentes (probablemente 6 cada cuatro años)3 se ajustaba al movimiento aparente del sol alrededor de la tierra durante 365 días.4 La constante observación de los puntos de salida y de puesta del sol y de la direc-ción y longitud de la sombra que este proyectaba permitió a los pueblos mesoamericanos descubrir con exactitud los días de los equinoccios, de los solsticios y del paso cenital del sol (este último dato varía según el lugar de observación). En la zona de la cuenca de México, situada al sur del trópico de cáncer, a 19° de latitud norte, los ex-pertos de la observación del cielo se dieron cuenta que el sol salía perfectamente en el este y se me-tía exactamente en oeste durante sólo dos días que corresponden a nuestros 18 de mayo y 25 de julio.5 Además, calcularon que el astro alcanzaba su posición más septentrional alrededor del 21 de junio (en realidad entre el 20 y el 23 de junio), el día más largo del año, y su posición más me-ridional alrededor del 21 de diciembre (entre el 20 y el 23 de diciembre), el día más corto; entre estos dos extremos de luz y obscuridad, pudieron determinar dos fechas durante las cuales el día y la noche se igualaban, el 21 de marzo y el 21 de septiembre. Todo esto significaba que cuando el sol estaba en el septentrión se encontraba en su posición más elevada y estaba en el cielo más tiempo que en cualquier otro día, luego empezaba a declinar hacia el oeste hasta el día en que su luz se igualaba a las tinieblas; a partir de entonces, el sol pasaba más tiempo en el vientre de la tierra que en el cielo, hasta alcanzar su punto más bajo en el sur, de donde finalmente comenzaba a subir hacia el oriente hasta que los días empezaban otra vez a hacerse más largos que las noches. Lo más interesante del asunto es que la particular posición de Mesoamérica entre el ecuador y el trópico de cáncer, permitió a los pueblos que vivieron en esta zona asimilar el movimiento del sol durante un año con su movimiento durante un día: la salida del sol correspondía al este, el momento en que luz y tinieblas se igualaban el 21 de marzo, su ce-nit era en el norte, el 21 de junio, su puesta en el oeste, el 21 de septiembre, y su nadir en el sur, el 21 de diciembre. No hubiera sido posible para los pueblos que viven al norte del trópico de cáncer, entre los cuales el sur es durante todo el año el rumbo del sol. Los 365 días de las 18 veintenas más los 5 días sobrantes no se distribuyeron de manera casual en curso del año ritual, sino en un orden en el cual el día final de algunas veintenas celebraba los momentos cruciales del ciclo solar: el último día de Tlacaxipehualiztli, el 23 de marzo según nuestro calendario gregoriano, conmemora-ba la salida del sol en el este; el último de Tóxcatl, el 22 de mayo, y el último de Huei Tecuílhuitl, el 21 de julio, su paso cenital en la región de la cuen-ca de México; el último de Etzalcualiztli, el 11 de junio, su cenit en el norte; el último de Ochpa-niztli, el 19 de septiembre, su puesta en el vientre de la tierra en el oeste, y, en fin, el último día de Panquetzaliztli, el 8 de diciembre, el sol se encon-traba en su nadir, el punto más bajo en el sur.6

Como se puede ver, los últimos días de estas veintenas no corresponden perfectamente a las fe-chas de los equinoccios y solsticios, a veces aleján-dose hasta más de 10 días, como en Etzalcualizlti y Panquetzaliztli; el caso es que nunca el calenda-rio ritual mexica hubiera podido arreglarse perfec-tamente a estas fechas, porque si hubiesen puesto como día final de Tlacaxipehualizti exactamente el 21 de marzo, solsticio de primavera, entonces el último día de Ochpaniztli se habría alejado dos días más del 21 de septiembre, cayendo en 17 de este mes en vez del 19 y lo mismo para Etzalcua-liztli, Huei Tecuílhuitl y Panquetzaliztli (al contra-rio, Tóxcatl se habría acercado dos días al 18 de mayo). Un tentativo de arreglo del calendario es documentado por Motolinía, quien nos informa sobre Tlacaxipehualitzli: ?Esta fiesta caía estando el sol en medio del Uchilobos, que era equinoccio, y porque estaba un poco tuerto lo quería derro-car Mutizuma y enderezallo?.7 Probablemente se refiere a una propuesta del tlatoani mexica de des-plazar el último día de Tlacaxipehualiztli del 23 al 21 de marzo.

La fiesta de Panquetzaliztli que nos interesa, se presenta por lo tanto como una de las más impor-tantes en la estructura del calendario mexica, aun-que su culminación el 8 de diciembre se aleja trece días de la fecha del solsticio de invierno.8 Su ubicación en el sur se encuentra perfectamente justi-ficada por el nombre del dios patrono del pueblo mexica, Huiztilopochtli, ?Colibrí Izquierdo?, ya que la identificación de esta ave con el sol permite interpretar su nombre como ?Izquierda del Sol?: considerando la dirección del movimiento del sol de este a oeste, el lado izquierdo del sol es el sur. Además, Panquetzaliztli se define en su oposición a Etzalcualiztli, fiesta del solsticio de verano en el norte: si la primera representaba una gran cele-bración para la llegada de la estación de las lluvias que involucraba a todo el clero dedicado al culto de Tláloc, la segunda se tenía en plena estación seca y veía la participación de todos los sacerdotes consagrados a Huitzilopochtli. La ubicación de la plataforma del templo dedicada a Tláloc en la par-te norte del Templo Mayor de Tenochtitlan y de la de Huiztilopochtli en la parte sur, confirma aún más esta idea.

De hecho, la contraposición entre una entidad sagrada solar y masculina relacionada con la activi-dad bélica y una entidad sagrada terrestre y feme-nina relacionada con la actividad agrícola era uno de los conceptos fundamentales de la cosmovisión mexica que se plasmó también en el calendario anual de las fiestas a través de la oposición de los solsticios de invierno y verano, de las estaciones seca y lluviosa. La mayoría de los estudiosos de la cultura mexi-ca están de acuerdo en identificar a Huitzilopochtli con el sol e interpretan la fiesta de Panquetzaliztli como representación del nacimiento del astro. Se-ler fue el primero en apuntar la atención al mito del nacimiento de Huitzilopochtli en el Coatépec para interpretarlo como la salida del sol que derro-ta a su hermana mayor la luna, Coyolxauhqui, y a sus hermanos Centzonhuitznahua, las cuatrocien-tas estrellas sureñas.9 Por ser bien documentada en las fuentes históricas novohispanas, como veremos más adelante, esta interpretación de Panquetzaliztli, ampliamente aceptada entre todos los expertos de la religión mexica,10 será la base de nuestro análisis. Por otro lado, Yólotl González Torres y Eduar-do Matos Moctezuma ven en la fiesta, más allá del simbolismo astral de Panquetzaliztli, una reactua ización de una antigua lucha político-social entre los partidarios de Huitzilopochtli y los sureños Centzonhuitznahuaque.11 Sin estar de acuerdo con la interpretación historicista de los dos especialis-tas mexicanos, nosotros también distinguimos una fuerte carga social en la fiesta de Panquetzalitzli, por simbolizar no sólo el nacimiento del sol Hui-tzilopochtli, sino del entero pueblo mexica que se identificaba con él.Michel Graulich, uno de los mayores estudiosos de las fiestas y los ritos mexicas, ofrece un análisis muy detallado de todos los aspectos de Panquetza-liztli:12 para él la fiesta era originalmente dedicada al nacimiento de Quetzalcóatl, pero los mexicas substituyeron a la deidad Serpiente Emplumada con su dios étnico Huitzilopochtli, relegando en un segundo plano al padre de Quetzalcóatl, Mix-cóatl, que lo había engendrado uniéndose a la diosa Chimalma o Coatlicue (la cual en el mito mexica era la madre virgen de Huitzilopochtli). Además, Graulich reconoce un evidente parale-lismo entre Panquetzaliztli y la fiesta de Tóxcatl, dedicada al dios Tezcatlipoca, y como se verá más adelante esta estrecha relación entre las dos deidades representa uno de los puntos medulares de nuestra propuesta interpretativa del sentido de la festividad de Panquetzaliztli. Otro punto im-portante subrayado por el estudioso belga, y que compartimos enteramente, es el reconocimiento de que la fiesta representaba un momento social y político de extrema importancia para todo el pueblo mexica, llamado a comulgar el cuerpo de Huitzilopochtli y renovando así el vínculo paren-tal que tenía con su dios patrono. Sin embargo, diferimos sobre varias de las conjeturas que Grau-lich formula sobre el lugar que la fiesta debía de tener originalmente en época clásica: primero, que el momento culminante del ritual si situara en el primer día de Panquetzaliztli, cuando sabemos que todas las veintenas culminaban con el sacri-ficio de las víctimas el vigésimo y último día, y segundo, que la fiesta conmemorara el solsticio de verano en lugar del solsticio de invierno, a causa del desfase respecto al año trópico que el calenda-rio ritual había sufrido desde el año 684 d. C.; sin entrar en consideraciones estrictamente calendári-cas que podrían confutar la idea de Graulich, con-sideramos que este segundo punto distorsionaría toda la estructura del calendario litúrgico mexica y el profundo sentido mítico y ritual de la fiesta de Panquetzaliztli, como vamos a demostrar a conti-nuación con nuestro análisis de la fiesta.

El nacimiento de HuitzilopochtliTodos los testimonios directos de la fiesta de Panquetzaliztli están de acuerdo en afirmar que durante esta veintena Huitzilopochtli nacía mi-lagrosamente. Las fuentes más explícitas en este sentido son los Primeros Memoriales de Sahagún que empiezan la descripción de la fiesta con estas palabras: Panquetzaliztli, ìcuac tlacatía in Uitzi-lopochtli (?Panquetzaliztli, cuando nacía Huitzi-lopochtli?);13 la Historia de los mexicanos por sus pinturas, después de haber contado su nacimiento milagroso del vientre de Coatlicue y la matanza de los cuatrocientos hombres que la querían asesinar, informa: ?esta fiesta de su nacimiento y muerte de estos cuatrocientos hombres celebraban cada año, como se dirá en el capítulo de las fiestas que te-nían?,14 y los Memoriales de Motolinía: ?Panque-zalistle. Esta fiesta era el nacimiento de Uchilobos de la virgen?.15 El documento que relata más de-talladamente el mito del nacimiento del dios es, por otro lado, la Historia general de Sahagún, al comienzo del libro III.16 En el ritual de Panquet-zaliztli, el nacimiento de Huitzilopochtli era sim-bolizado por la confección de una imagen del dios hecha de tzoalli, una pasta compuesta de harina de huauhtli y maíz tostado amasados con miel de maguey.17 La elaboraban durante la noche del de-cimoctavo día de la veintena las muchachas que vivían por un año en los templos antes de casarse y por eso llamadas ipilhuan Huitzilopochtli, hijas de Huitzilopochtli. Luego era ataviada por algu-nos sacerdotes y, la mañana del decimonoveno día, las doncellas, maquilladas, emplumadas y adorna-das de guirnaldas de maíz tostado, la sacaban al patio del templo sobre un escaño con andas; allí la recibían los mancebos consagrados por un año al servicio en el templo, también coronados de guirnaldas de maíz tostado, para presentarla de-lante de todo el pueblo debajo del gran templo de Tenochtitlan. Toda la gente, delante del ídolo, tomaba un poco de tierra del suelo con el dedo y se la ponía en la boca. Acabada la presentación al pueblo, el escaño con la imagen era subido a la capilla del templo, operación que requería mucho cuidado por la estrechez y la inclinación de las es-caleras; se usaban, entonces, sogas para mantener horizontal la litera y evitar que la imagen cayera. En seguida, las muchachas del templo sacaban de sus aposentos cuatrocientos huesos de tzoalli que habían confeccionado anteriormente y los mucha-chos los llevaban a los pies del ídolo, llenando el aposento en el cual estaba. En este cuarto había, al final del día, unas danzas y cantos en los cuales participaba toda la jerarquía sacerdotal dedicada a Huitzilopochtli, desde el máximo sacerdote hasta los sacrificadores llamados chachalmeca: se trata-ba de una bendición al final de la cual todos los pedazos de tzoalli quedaban consagrados como ?huesos y carne de Huitzilopochtli?. Hasta aquí lo que refiere Durán.18

Tomado de:
http://www.iifilologicas.unam.mx/estmesoam/uploads/Vol%C3%BAmenes/Volumen%2010/panquetzaliztli-nacimiento-huitzilopochtli.pdf





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